Hubo un tiempo, una época en la que la novela gráfica no existía como tal. Mucho menos el Internet, ni los videojuegos, ni siquiera los teléfonos celulares. Los cómics solamente podían encontrarse en los puestos de periódicos, en los suplementos dominicales a todo color, o cada día en los diarios, en blanco y negro. En las librerías y en las bibliotecas no había vestigios del noveno arte, el cómic no era considerado ni siquiera digno de un estudio serio. No sería sino hasta 1978 que Will Eisner publicó A Contract With God, considerada la primera novela gráfica de la historia.
Pero a finales de los años 50 del siglo XX, del otro lado del océano atlántico, en la península ibérica, existió una editorial muy importante llamada Bruguera, y entre otros productos editoriales, se dedicó a producir lo que en ese entonces se llamaban revistas de historietas, o en un término muy local: tebeos.
En ese tiempo vieron la luz títulos como Mortadelo y Filemón de Ibañez, Zipi y Zape de Escobar, El Capitán Trueno de Víctor Mora y Miguel Ambrosio Zaragoza, y muchas otras series de humor blanco y aventura que aparecieron en revistas especializadas como Pulgarcito, que tuvo varias épocas de publicación y que logró mucho arraigo popular en España.
Durante los 80, en México y en varios países hermanos de América Latina, Bruguera publicó muchos títulos de la serie Joyas Literarias Juveniles, así como de Los Cuates Zipi y Zape (título tropicalizado para nuestro país) y del ya mencionado Mortadelo y Filemón. Cabe mencionar que por esos años, aprovechando el gran éxito del anime Candy, Candy, original de Kyōko Mizuki y Yumiko Igarashi, el sello Bruguera publicó este manga en español. Se trató de un hecho histórico, ya que fue el primer cómic japonés traducido al castellano y publicado en una fina edición de pasta dura, papel couché y en color, tanto para el mercado de España como para el de México.
Bruguera cerró sus puertas casi al mismo tiempo que Editorial Novaro, en 1986. Sin embargo, suele pasar que la historia de las grandes empresas tiene detrás de sí grandes sacrificios. Y así pasaba con aquellos grandes artistas y creativos que no eran considerados como tales, y a quienes simplemente se les trataba como obreros de la viñeta. Aquellos dibujantes y escritores, creadores de los personajes que dejaron huella en el corazón de millones de personas que hablamos español, no eran dueños de sus creaciones, no podían reclamar las páginas que dibujaban y trabajaban, cobraban a destajo y eran explotados en muchas ocasiones.
Es así que Paco Roca, una de las figuras más destacadas del cómic español moderno, realizó un merecido homenaje a estos precursores del noveno arte con su obra El invierno del dibujante, en la que nos cuenta la manera en que trabajaban estos maestros, sus sueños, sus ilusiones y su vida cotidiana, al tiempo que retrata la época de la España de Franco. Sin duda una novela gráfica que todo verdadero amante del arte secuencial en nuestro idioma debe conocer y disfrutar.
Editorial: Astiberri
Formato: Cartoné (Pasta dura),
Páginas: 128 a color.
Idioma: Español
Número de tomos: Tomo único
Precio: $550.00 pesos en Global Comics (Vicente Suárez 114, Condesa, Metro Juanacatlán, CDMX), en su tienda su tienda online o por medio del correo globalcomicscondesa@gmail.com
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