The Fifth Beatle: cuando el mito es mejor recordado que la historia

Por Hugo Daniel del Río

 

Cuando Vivek J. Tiwary estudiaba en el Wharton School of Business era uno de los muchos jóvenes que soñaban con trabajar en la industria del entretenimiento, específicamente el anhelaba ser el manager de alguna banda o artista. En algún momento, su madre le dijo que no solo debía trabajar duro en el presente, si no estudiar el pasado, encontrar inspiración donde pudiera encontrarla y así esculpir tu futuro. Estas palabras, aunadas a que la infancia de Tiwary estuvo llena de música clásica, y por supuesto de Los Beatles, fueron la fórmula que lo llevó a sumergirse en la historia de Brian Epstein.

Es impresionante reconfirmar lo que Vivek J. Tiwary relató en su texto This Feelin’ That Remains… (2003), que a pesar de las toneladas de información que están disponibles acerca de Los Beatles, sigue existiendo muy poca acerca de la vida de Epstein. La disponible repite los mismos datos históricos: nacido en Liverpool, fue hijo de un migrante judío polaco. Homosexual (algo visto como un delito en el Reino Unido) empezó a trabajar como vendedor a los 16 años en la tienda de muebles de su padre tenía; tras ello realizó el servicio militar y luego estudio actuación en la Academia Real de Arte Dramático, donde tuvo como compañeros de clase a Susannah York, Albert Finney y Peter O’Toole. De vuelta al negocio familiar se hizo cargo del departamento de discos, lo que fue el disparador para conocer a Los Beatles, a quienes vio tocar en el bar The Cavern.

 

Ahí es donde, en resumidas cuentas, su vida comienza a vincularse con su eventual manejo del grupo. Fuera de eso no hay mucho detalles de su vida personal y es justo donde se agradece la contribución de Tiwary, quién se ocupó de hacer una investigación sobre quien él considera su mentor histórico, al acercarse a diversas personas que fueron cercanas a Epstein: familia, amigos y otros artistas que estuvieron bajo su tutela.

¿Qué nos ofrece The Fifth Beatle (Dark Horse, 2013) a diferencia de internet, alguna biografía o cualquier otro tipo de información disponible? Yo lo resumiría en uno de los diálogos emblemáticos de esta historia:

La mitología se recuerda mejor y con más cariño que la historia. ¡Es más divertida! De modo que inventamos leyendas en lugar de contar la verdad. ¿No está de acuerdo?

Así como Epstein logró construir un mito con base en cuatro chicos impuntuales que vestían pantalones de mezclilla y chamarras de cuero, quienes necesitaban de un guía para corregir defectos profesionales y personales, aprender a tratar a los periodistas, a comportarse ante personajes distinguidos, e incluso a usar correctamente cuchillo y tenedor, Tiwary logra construir el mito de Brian Epstein de tal forma que el lector difícilmente lo podrá olvidar. Un tipo hambriento de grandes logros, amante de la tauromaquia y la personalidad de los toreros, un romántico que a pesar de vivir una época adversa se visualizaba casado y feliz, y quien siempre se ocupó de manera profesional y personal por el bienestar de los cuatro chicos de Liverpool. Pero al mismo tiempo, ese mito tiene de contracara a una persona con una profunda tristeza, un lobo solitario que todos los días luchaba por pertenecer, por encajar, por ser visto y reconocido más allá de ser el representante de Los Beatles, algo que no logró pese a sus distinguidos modales y su frescura ante los medios.

 

Algo más para profundizar en el mito construido por Tiwary son estos detalles curiosos que el autor nos deja interpretar a nuestro albedrío, pero que al mismo tiempo enriquecen la narrativa, que ya de por sí es un acierto a lo largo de la historia: ¿Quién es en realidad Moxie? La novela descarta que se trate de alguna reinterpretación de Alistair Taylor (mejor conocido como Mr. Fixit, asistente de Brian Epstein cuyo mote se debía a su habilidad para solucionar cualquier cosa que el grupo necesitara, desde conseguir cigarros hasta idear los más eficaces planes de huida para que el cuarteto no fuera devorado por la horda de fans que lo perseguía tras finalizar un concierto). Aunque las coincidencias más marcadas entre Mr. Fixit y Moxie es que ambos fungían como asistentes de Epstein, y los dos fueron quienes lo acompañaron a ver a Los Beatles por primera vez, se trata de dos personajes distintos. ¿Moxie realmente existió en la vida de Epstein o simplemente es una metáfora que intentaba recordarle que debería ocuparse más de su persona?

Hay otras situaciones que nos generan preguntas y teorías como ¿En verdad Brian Epstein negoció con un títere manejado por Ed Sullivan la aparición de John, Paul, George y Ringo en el show del presentador? ¿Es algo que Sullivan hizo solo con él o era algo que el conductor practicaba con todos los artistas que deseaban participar en su show? ¿Como fue en realidad esa reunión entre Brian Epstein y El Coronel? ¿El Coronel era tal cual lo interpretan en esta obra? ¿En verdad era un cerdo capitalista con afilados dientes para los negocios o solo alguien que comía desmesuradamente y que “aconsejaba” a Epstein sobre valorar y cotizar mejor su trabajo como representante?

Todo este esfuerzo no podría haber sido logrado de la misma manera de no contar con un Andrew Robinson capaz de representar a la perfección cada gesto reconocible, la personalidad de todos los involucrados con un trazo sencillo y una paleta de colores que ayuda a vislumbrar los sentimientos y la situación personal de Brian Epstein (aunque este muestre lo contrario), sin olvidar el psicotrópico episodio del paso de Los Beatles por Filipinas, a manos de Kyle Baker, quien ilustró esta enervante aventura que balancea lo divertido y lo absurdo.

Para disfrutar de esta novela gráfica no es necesario ser un fan de la banda, pero sí un curioso de las historias, alguien que disfrute de hacer conjeturas y buscar significados dentro de las varias migas que nos dejan las situaciones y personalidades. En una síntesis personal, considero que se trata una mitología construida de manera contundente, que nos invita a buscar referencias históricas para confirmar nuestras teorías personales.

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Author: Hugo Daniel del Río

Modelo ‘83 y comunicólogo por formación, actualmente vive en la bonita ciudad de Buenos Aires con la dueña de sus quincenas. Disfruta de las cosas viejas, jugar videojuegos, poner música y hablar alrededor de su historia y composición, juntar dibujitos de artistas, beber cerveza, pasar el tiempo con las personas que ama y, por supuesto, leer comics. Sostiene que la Coca-Cola sabe mejor en envase de vidrio, el cine siempre se ve mejor en el cine (incluyendo el malo), el instinto difícilmente se equivoca, el error es el mejor maestro, y que donde sea que te pares, siempre debes hacerlo con la mejor onda.

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