La Pluma Salvaje de Robert E. Howard

Por Everardo Ferrer. Publicado originalmente en Comikaze #15 (enero de 2012).

La fantasía heroica sería muy difícil de concebir como hoy la conocemos de no ser por la intervención del escritor Robert E. Howard, y ni qué decir del género de espada y brujería, que aún en nuestros días  permanece como uno de los favoritos del público, en gran medida gracias a las aportaciones de este célebre autor texano.

Robert Ervin Howard (1906-1936) comenzó su carrera de escritor muy joven, pues su primer trabajo publicado, Spear and Fang, data de julio de 1925 (ver imagen). Éste apareció en las páginas de Weird Tales, publicación pulp que albergara la mayor parte de su obra y que sirvió de escaparate a grandes autores como el mismísimo H. P. Lovecraft, con quien Howard sostuvo una amistad por correspondencia y de quien recibió el sobrenombre amistoso de Two-Gun Bob.

Intercalándose con una buena cantidad de historias épicas, en 1928 apareció su primer personaje recurrente: el puritano inglés Solomon Kane, en la historia Red Shadows; seguido en 1929 por El Rey Kull de Valusia en el relato The Shadow of Kingdom; el picto Bran Mak Morn en Kings of the Night, de 1930, y en diciembre de 1932 (ver imagen), en el relato The Phoenix on the Sword, debutó su creación más conocida, Conan el Cimmerio.

Los relatos de Howard gozaron de gran preferencia en su tiempo, pues su forma tan descriptiva de narrar tanto los lugares como las encarnizadas y cruentas batallas que se desarrollaban en sus historias lo colocaron rápidamente en el gusto del público. El autor creó un universo al que bautizó como La Era Hyboriana, época en la que situó la mayoría de sus relatos y a la cual dedicó un ensayo, que fuera publicado posterior a su muerte.

Aunque Robert E. Howard gozaba de gran reconocimiento y popularidad, su condición económica era más bien precaria, lo que comprueba que fama y fortuna no siempre vienen de la mano. Lamentablemente, con la Gran Depresión asolando a la Unión Americana en los años 30, Howard tuvo dos motivos de peso para terminar con su vida: la inminente muerte de su madre (caída en coma), por quien sentía una verdadera adoración, así como las presiones económicas y deudas acumuladas por la falta de pago de su trabajo publicado en Weird Tales.

Cabe señalar que una gran parte de sus historias fueron conocidas de manera póstuma a través de diversas publicaciones y gracias a que la entusiasta labor de rescate de algunos seguidores de su obra provocó no solo que algunas de sus historias fueran reeditadas, sino que se llegaran a completar relatos inconclusos a partir de sinopsis creadas por el autor o que se crearan historias completamente nuevas tomando como base el universo de la Era Hyboriana.

Algunos de los autores más reconocidos en esta especie de renacimiento howardiano son L. Sprague de Camp y Lin Carter, además de varios escritores de la entonces Unión Soviética y otras latitudes de Europa, que crearon un verdadero culto a Conan el Bárbaro en los años 60. Fue precisamente este rescate el que hizo que el escritor Roy Thomas considerara el potencial que podía tener el personaje (y la obra de Howard en general) en una de las compañías de cómics más poderosas del mundo.

Howard al estilo Marvel

Si existe algún autor al que debe agradecerse que Conan se haya convertido en un personaje para las masas, ése es sin duda Roy Thomas, quien a principios de los 70 consiguió los derechos para publicar sus aventuras bajo su propio título en la Casa de las Ideas (antes llegaron a estar en manos de Archie Goodwin, Gray Morrow y Gil Kane, quien eventualmente llegó a dibujarlo).

Ya el equipo de Thomas y el dibujante Barry Windsor-Smith había probado las mieles de la Era Hyboriana con el cómic antológico Chambers of Darkness, que contenía el relato The Sword and The Sorceress, protagonizado por Starr the Slayer, basado en Thongor, personaje creado por Lin Carter e inspirado en Conan. Para muchos, esto fue el detonante que ayudó a que Marvel se animara a obtener la licencia para publicar a Conan. Así, en octubre de 1970, vio la luz Conan The Barbarian #1, bajo el sello de Marvel Comics Group, guionizado por Thomas e ilustrado por Windsor-Smith. A partir de entonces, la  historia del cimmerio no volvería a ser la misma.

El cómic retomó no solo la mitología salida de la mente de Howard, sino también de algunos de sus rescatadores, y con el tratamiento personal de Thomas de alguna manera las aventuras del bárbaro obtuvieron un universo propio en las viñetas. El éxito de un personaje extraído de los pulps en medio  de un multiverso plagado de superhéroes enmascarados hizo notar al público porqué dichas publicaciones gozaron de la preferencia del público lector en décadas pasadas.

La popularidad del héroe de cabellera negra y ojos azules fue tal que poco tiempo después fue presentado en otros títulos como Savage Tales, en donde compartió páginas con otros personajes howardianos y del Universo Marvel; en 1974 apareció The Savage Sword of Conan The Barbarian, un cómic tipo magazine que relató algunas de las mejores historias del cimmerio, presentadas en blanco y negro. En este nuevo título, Thomas tuvo la oportunidad de narrar de forma más extensa algunos de los relatos presentados anteriormente en el cómic de Conan, así como de manejar un contenido más adulto. Aunque por el título desfiló una buena cantidad de artistas, la dupla compuesta por John Buscema y Ernie Chan fue, sin lugar a dudas, la más entrañable.

Mientras que las aventuras del bárbaro se publicaban en Conan Giant Size, King Conan (después transformado en Conan The King), Conan The Adventurer y Conan The Savage, poco a poco llegaron a la editorial otros personajes de Howard, como Solomon Kane, el Rey Kull y Bran Mak Morn, que aparecieron en diferentes publicaciones. Por ejemplo, el Rey Kull contó con su propia serie, Kull The Conqueror y, tras su paso por  distintas antologías de horror, Solomon Kane obtuvo The Sword of Solomon Kane. Posteriormente, bajo el subsello Epic fueron lanzados Kull and The Barbarians, título en el que interactuaron los personajes de Howard, y Almuric, novela gráfica en entregas realizada por Thomas y Tim Conrad y basada en una novela corta de Howard.

Cabe señalar también que las filiales europeas de Marvel en países como Italia y España, crearon  sus propias historietas de Conan.

La partida de Thomas de la Era Hyboriana marvelita (si bien siguió con el rescate howardiano en otras editoriales) hizo más que evidente la imposibilidad de mantener el mismo estándar de calidad argumental en  los títulos barbáricos. Incluso a su regreso poco pudo hacer para evitar que a finales de los 90 Conan dejara las filas de Marvel.

Howard a caballo negro

Para 2002, Conan ya había encontrado una nueva casa editorial, Dark Horse, que anteriormente publicó algunas reediciones de la obra de Howard y trabajos inéditos como Cormac Mac Art de la mano de Roy Thomas. Aunque Kurt Busiek fue la mente creativa para esta nueva era, por naturaleza Roy Thomas fue incorporado a ella más tarde.

Si algo distinguió al Conan de Dark Horse del publicado por Marvel, fue  que en el sello del corcel comenzó a respetarse la continuidad de sus historias, narrándose la vida del personaje en diferentes miniseries realizadas por distintos equipos creativos. Cabe decir que Solomon Kane también se convirtió en personaje regular de Dark Horse, al contar con un puñado de miniseries, de las cuales las primeras dos fueron ilustradas por el artista mexicano Mario Guevara.

Tras publicar The Robert E. Howard Chronicles, en 2010 Dark Horse lanzó un título antológico que presentó  no sólo a los personajes más famosos  de Howard, sino también algunos que no habían sido trasladados al cómic. Con el nombre de Robert E. Howard´s Savage Sword, este magazine acercó la obra del autor no solo a las nuevas generaciones, sino a los incondicionales de su trabajo. Sin duda alguna, Dark Horse es el mejor lugar que pudo encontrar el legado de Howard, aunque en meses recientes se anunció que el personaje volverá a Marvel.

La canción de la pelirroja

El tema de Red Sonja, o Sonia la Roja, como la conocimos en México, merece una mención aparte, pues si bien es uno de los personajes más populares de la Era Hyboriana de los cómics, en realidad no es el mismo que concibió Howard en The Shadow of the Vulture, relato publicado por The Magic Carpet Magazine en enero de 1934 (ver imagen). Y es que el personaje original de Howard nació bajo el nombre de Red Sonya de Rogatino, guerrera de origen polaco-ucraniano cuya historia se desarrollaba en el siglo XVI.

Cuatro décadas después, en 1973, Roy Thomas y Barry Windsor-Smith retomaron al personaje, lo modificaron y situaron en la época de Conan, dotándolo de un origen hirkaniano, convirtiéndolo también en protagonista de las Crónicas Nemedias, por lo que más allá de la nomenclatura, el personaje de Red Sonja (con j en vez de y) pertenece más a Thomas que al mismo Howard.

La diablesa con espada llegó a tener su propio título en Marvel, destacando la participación del artista Frank Thorne, todo un referente en el dibujo de féminas en los 70. Al dejar Thorne el título, creó a Ghita de Alizarr, que no sería otra cosa que su propia versión de  Red Sonja, pero sin las restricciones de Marvel y el Comics Code, lo que le permitió dotarla de un alto contenido erótico, convirtiéndola así en una aventurera en más de un sentido.

A partir de 2006 Red Sonja pasó a formar parte del catálogo de Dynamite Entertainment, en donde se le ha dado un tratamiento que nunca recibió en Marvel, contando con historias y arte muy bien cuidados en títulos como Red Sonja, She Devil With a Sword y Queen Sonja, título que ha contado con el arte del mexicano Edgar Salazar.

Howard a la mexicana

El caso de la obra del padre de Conan en nuestro país es también una curiosidad editorial, pues tal como lo documentó el propio Roy Thomas en Alter Ego, reconocida revista pionera sobre cómics, y en The Savage Sword of Conan the Barbarian, fue en México donde se realizó la primera adaptación historietística (aunque sin licencia) de su obra, así como la primera aparición de Conan en historieta, con la serie La Reina de la Costa Negra, en donde la pirata Bêlit, principal interés amoroso de Conan, fue la protagonista.

Dicha serie comenzó a publicarse en 1952, en las páginas de Cuentos de Abuelito, editado por Corporación Editorial Mexicana. A éste título siguieron algunas reediciones y/o continuaciones, ya como título propio, por parte de Ediciones Mexicanas Asociadas (1958) y de Ediciones Joma (1965) llegando a superar 60 episodios, todos dibujados por Salvador Lavalle, cuyo último gran trabajo fuera la revisión de Rolando el Rabioso.

En 1971, bajo el sello Edi Pres, filial de La Prensa, apareció la versión marvelita de Conan, pero con el nombre de Vulcano el Bárbaro, mientras que en 1976, la editorial MACC, bajo la serie Súper Héroes MACC, nos presentó Sonja Roja. Diez años después de la aparición de Vulcano, el título fue retomado por Editorial Novaro y lanzado como Conan el Bárbaro, que contó con series en tamaño avestruz y águila.

Para 1988, Novedades Editores publicó La Espada Salvaje de Conan el Bárbaro en tamaño media carta, convirtiéndose en un hit editorial que contó no solo con la traducción de Martín Arceo, sino de interesantes columnas informativas de su autoría. La Espada Salvaje de Conan el Bárbaro vio publicados cerca de 200 números y en muchos de ellos se presentaron historias complementarias con otros personajes de Howard.

En 1996, en cuatro entregas presentadas como historia complementaria de X-Men Flip-Book, Marvel México publicó What If…? #16, historia en la que Conan enfrentó nada menos que a Wolverine a cambio de los favores de Red Sonja. Tras ello las aventuras, en 2006 Grupo Editorial Vid lanzó Conan y las Hijas de Midora, ya bajo licencia de Dark Horse. A esto seguirían poco más de una docena de números de Conan The Barbarian (Dark Horse) escritos por Brian Wood y publicados por Bruguera Comic Books en su breve aventura editorial.

Aunque hay más trabajos gráficos basados en la mitología de Howard (algunos de ellos creados por verdaderos monstruos como Richard Corben o por editoriales netamente howardianas como Cross Plains Comics), así como versiones cinematográficas (algunas más efectistas que efectivas), series de televisión, juegos de rol y de video, una gran duda nos queda latente: ¿Qué tan extensa habría sido la obra de Robert E. Howard si hubiese vivido un poco más?

Datos Comikaze 

+Howard envió copias de su ensayo sobre la Era Hyboriana a su amigo H.P. Lovecraft con el fin de que se las presentara a sus editores.

+Se dice que la idea inicial de Roy Thomas era hacerse de los derechos de Thongor, de Lin Carter, pero ya que el precio de la licencia era muy alto, decidió inclinarse por el Conan de Howard, que era más accesible y  además inspiró totalmente la obra de Carter. Por cierto, Thongor apareció después en diversos títulos de Marvel.

+Entre los numerosos personajes que homenajean o parodian a Conan, incluyendo al Groo de Aragonés, destaca uno de factura alemana, aunque dibujado por el español Correa. En castellano fue publicado como Manos, Guerrero Indómito. Mucho del arte de este cómic fue calcado descaradamente del Conan de John Buscema y de la Vampirella del sello Warren. Curiosamente, el título alemán de Manos es Wulkan, que nos remite al mexicanizado Vulcano.

+En la película The Hand (Oliver Stone, 1981), Jon Landsdale (Michael Caine) es un dibujante de tiras cómicas que pierde la mano. Su creación, Mandro, muy parecida a Conan, es trazada en realidad por la mano de Barry Windsor-Smith.

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Author: Everardo Ferrer

Everardo Ferrer es promotor y difusor de la cultura del cómic desde 1994, cuando publicó por primera vez El Factor Mutante en las páginas de la revista Códice Rock. Ha colaborado en las publicaciones especializadas más importantes que se han impreso en México: Súper Cómics, Noveno Arte, Comic Zone y Cenizas: Revista Narrativa Gráfica. Es socio fundador de Comikaze y fue el articulista más longevo de Grupo Editorial Vid, papel que repite en Editorial Kamite.

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