Por Alberto Calvo. Publicado originalmente en Comikaze #14 (octubre 2011).
Pocos escritores tuvieron tanto impacto en la industria del cómic norteamericano de fines del siglo pasado como Warren Ellis. Heredero de una larga tradición de autores británicos que llegaron al mercado estadounidense para revitalizar algunas propiedades venidas a menos tanto en Marvel como en DC, Ellis se movió durante años con fluidez y libertad entre los cómics de superhéroes, los de temas maduros, y los que solo pueden ser descritos como de temática alternativa, antes de trabajar con creaciones propias.
La diversidad de su obra hace que sea particularmente apropiado que Ellis fuese el responsable de la creación de Planetary, una serie que revolucionaría el medio al mezclar las sensibilidades de las diferentes facetas de su trabajo. Para 1998 Ellis contaba ya con un fiel grupo de seguidores y con una reputación que le daba inusuales libertades a la hora de decidir con quién trabajar y en dónde publicar.
Wildstorm, compañía creada por Jim Lee, la cual se caracterizaba (entre otras cosas) por los mejores sueldos en el medio, la libertad creativa que ofrecía a sus colaboradores, así como por sus extraordinarios coloristas, fue la elección ideal para tan ambicioso proyecto.
El elegido para ilustrar la serie fue John Cassaday, dibujante con apenas un par de años en la industria pero con una creciente reputación gracias a su trabajo en miniseries y proyectos unitarios para los sellos Marvel, DC y Dark Horse, y cuyo trabajo más conocido hasta ese momento era el western Desperadoes, escrito por Jeff Mariotte y publicado por la propia Wildstorm. La labor de Cassaday fue complementada por los colores de Laura DePuy (después conocida como Laura Martin) y David Baron.
Planetary es la historia de una organización que lleva el mismo nombre, cuyos miembros son descritos como los arqueólogos de lo imposible. La misión de Planetary es investigar y revelar la historia secreta del siglo XX, y para ello depende de la labor de su equipo de campo, conformado por Jakita Warner, Drummer, y Elijah Snow, misterioso miembro reclutado en el primer número de la serie. Todos ellos poseen habilidades especiales que les permiten realizar investigaciones que humanos normales no podrían siquiera imaginar.
La historia se desarrolla en el Universo Wildstorm, en el cual existen gran variedad de superhéroes relativamente tradicionales, muchos de ellos creados como homenaje o respuesta a personajes ya existentes (sobre todo de Marvel y DC Comics), lo que lo convierte en el escenario ideal para las historias de Ellis. Sin embargo, el autor no se limita a utilizar los personajes ya existentes en dicho universo, sino que añade nuevos mitos a ese panteón, enriqueciéndolo notablemente.
Algunos de los misterios que investiga la organización Planetary incluyen situaciones familiares para el lector habitual de historietas: un cuartel secreto en el interior de una montaña; una isla llena de restos de monstruos gigantes; una nave interdimensional que naufragó en nuestro planeta; un laboratorio en el desierto, donde se crearon toda clase de aberraciones; fantasmas, conspiraciones y demás curiosidades por el estilo. Pronto se revela que existe una organización con objetivos completamente opuestos a los de Planetary, un grupo conocido como Los Cuatro, cuya misión parece ser la de acaparar y encubrir la clase de secretos que Planetary busca revelar. Con la aparición de estos antagonistas comienza a revelarse el misterio tras el reclutamiento de Elijah Snow, así como su pasado, el cual está directamente relacionado con el origen de Planetary y su rivalidad con Los Cuatro.
Los Cuatro son una referencia clara al equipo de aventureros y exploradores más famoso en el medio del cómic: Los 4 Fantásticos. Ellis les da una interpretación radicalmente diferente que sirve a la vez como una declaración de principios: éste no es un cómic como los que estás acostumbrado a leer.
En sus páginas el autor construye un mundo en el que, al tiempo que construye su propia mitología, revela la estructura detrás de las historias con que crecimos, convirtiéndose en un ambicioso proyecto revisionista de la ficción popular contemporánea.
Lo que separa a Planetary de otros cómics revisionistas es que, mientras la mayoría de ellos suelen limitarse al género de superhéroes (quizás porque se trata del que ha dominado al medio prácticamente desde su inicio), Ellis decide ir más allá y hacer una deconstrucción de la ficción popular del siglo XX en todas sus facetas, desde los pulps, hasta el cine y la televisión, pasando por los cómics y la literatura fantástica. El resultado es un fascinante mosaico de los temas que han avasallado el entretenimiento narrativo durante décadas, analizándolos al tiempo que se suma a los mismos.
Planetary es una carta de amor a la narrativa fantástica del siglo XX, escrita por una de sus voces más singulares. En sus páginas Ellis comparte con el lector algunas de sus más grandes influencias narrativas al tiempo que las canaliza para crear una historia nueva y original, demostrando que no es necesario inventar el hilo negro para expandir los alcances de la ficción popular, sirviendo además como un reto y una invitación a crear historias nuevas, asimilando lo que vino antes y construyendo sobre ello.
Sería difícil ubicar a Planetary dentro de un género narrativo, pues si bien cuenta con elementos que podrían asociarse con el género de misterio, en el cual tradicionalmente se busca resolver preguntas con base en una investigación donde la lógica es la herramienta principal para revelar la respuesta, este título no tiene una estructura tan rígida, además de que la solución a las preguntas planteadas originalmente suele generar nuevas interrogantes, creando misterios dentro de los misterios y superando incluso la metaficción. Si sumamos a esa descripción la constante inclusión de referencias, tanto a elementos ficticios como a situaciones y personajes reales, tendríamos que entender que Planetary trasciende cualquier intento de clasificación genérica, convirtiéndose en un auténtico enigma narrativo.
Aún si fuese nuestra intención, no podríamos dar aquí más detalles sobre las historias que se pueden encontrar en este título, pues además de se ha hecho antes, el espacio aquí disponible no sería suficiente para hacer justicia al meticuloso trabajo realizado por Ellis y compañía. Y es que no hay que olvidar que aún cuando el fuerte de Planetary son su estructura e intenciones, de haber contado con artistas más limitados que Cassaday, Depuy y Baron, probablemente no hubiese alcanzado la misma trascendencia e impacto que consiguió.
Concebido en principio como un proyecto compuesto por veinticuatro números de aparición bimestral, la serie terminó contando con un total de veintisiete entregas, además de tres especiales, publicados todos ellos en poco más de una década. Problemas de salud y otros compromisos contraídos por los autores alteraron el plan original, cayendo incluso en una suspensión absoluta por poco más de dos años. El hecho de que la serie pudiese mantener el interés de su audiencia bajo esas condiciones es testamento de la huella que tuvo en sus lectores.
El primer vistazo de la historia apareció en el otoño de 1998, con una historia de ocho páginas incluidas a manera de previo en las páginas de un número de Gen 13 y uno de C-23, dos series publicadas por Wildstorm en aquel entonces. El primer número de la serie apareció en los estantes en febrero de 1999, en tanto que el último apareció en octubre de 2009. La totalidad de la serie ha sido recopilada en varios tomos de diferentes formatos, lo que hace relativamente fácil conseguir una copia.
Planetary es una lectura obligada para cualquier aficionado a la ficción contemporánea. Les garantizo que no se arrepentirán.
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