Por Everardo Ferrer
Aunque ya tiene tiempo circulando, el más reciente trabajo del maestro Luis Fernando es una pieza que debe tomarse muy en cuenta debido al tema que aborda, el Festival de Rock y Ruedas que se realizó en Avándaro, Valle de Bravo, en septiembre de 1971, y que se convirtió en uno de los más grandes episodios en la historia del rock en nuestro país, así como en una cicatriz imborrable que, aún en nuestros días, sigue siendo un estigma para la sociedad que en su momento se escandalizó con toda la publicidad negativa que el evento recibió por parte de los medios.
Avándaro, La historia jamás contada, es, al igual que La pirámide cuarteada (anterior trabajo del autor) narrada desde un punto de vista muy personal, pues Luis Fernando muestra cómo él mismo vivió la experiencia de asistir a este evento sin precedente, donde por lo menos doscientos mil jóvenes se reunieron a disfrutar de un festival de rock, muy en la onda del de Woodstock, pero que en el contexto mexicano sirvió además como paliativo a los acontecimientos de Tlatelolco y, de manera más reciente, al Halconazo, ambos choques directos de las autoridades contra la juventud mexicana.
La historia parte de los orígenes mismos del rock & roll para saltar de inmediato a la forma en que este ritmo fue recibido en nuestro país, con la intervención de un personaje tristemente célebre que, sin embargo, tuvo gran influencia en el quehacer cultural del Distrito Federal: Ernesto P. Uruchurtu, el Regente de Hierro, enemigo de todo lo que pudiera desestabilizar las buenas costumbres de la sociedad mexicana. La novela gráfica de Luis Fernando toca el tema de los Cafés Cantantes y el primer intento de concierto de rock internacional a nivel masivo en la ciudad, con resultados catastróficos, lo que originó un gran miedo a realizar este tipo de eventos en la capital, algo latente hasta hace relativamente poco tiempo.
Tras ello, el autor relata cómo se enteró de la realización del festival, y cómo él, su hermano y sus amigos se lanzaron a la aventura de Avándaro. El viaje, la llegada a Valle de Bravo, el encuentro con decenas de miles de iguales; la convivencia y el concierto como mera música de fondo son el cocktail anecdótico con el que el autor refleja cómo durante dos días se edificó el reino más pequeño y efímero del mundo, del cual miles de jóvenes fueron los dueños absolutos: La Nación Avándaro.
A pesar de que el gobierno estaba encabezado por uno de los artífices de la matanza del 68, el papel que el ejército y las autoridades jugaron tras concluir el Festival de Avándaro fue verdaderamente sorprendente, y Luis Fernando lo narra de primera mano. Esta parte de la obra cierra con una galería de publicaciones que hicieron alarde del sensacionalismo amarillista y que, tristemente, conformaron las notas grabadas en la memoria colectiva de la sociedad mexicana.
El volumen cierra con una serie de ilustraciones que pueden considerarse como inspiración y legado del Festival de Avándaro: Los Beatles, Los Rolling Stones, Santana, Jim Morrison, Rockdrigo, José Cruz y una oscuramente hermosa Rita Guerrero, entre otros, quienes forman parte de esta impresionante galería que pone en evidencia la calidad artística de este autor fundamental en la historia de la historieta mexicana independiente.
Para más sobre este título, visita www.editorialresistencia.com.mx