Por Alfredo Villegas. Publicado originalmente en Comikaze #32 (noviembre de 2016).
En una galaxia distante, nueve planetas y sus civilizaciones coexisten bajo el gobierno común del Consejo Galáctico Unido. Pese a las tensiones políticas, sus ciudadanos viven en paz junto a sus auxiliares robots, quienes están presentes en todos los aspectos de la vida cotidiana.
Un fatídico día, nueve gigantescos robots, que serán llamados Segadores y son más grandes que los planetas del Consejo, aparecen orbitando cada uno de estos y lanzan un temible ataque sobre ellos que diezma a las formas de vida basadas en carbono, pero deja incólumes a las vidas artificiales.
Diez años después de los ataques, en una lejana colonia minera, un pequeño androide de compañía que ha pasado el decenio desactivado, despierta. Se trata de Tim-21, nuestro protagonista, quien descubre que la galaxia que conocía, en la que vivió como parte de una familia que lo amaba, es ahora un lugar hostil a toda forma de vida artificial. Tras la alerta causada por su activación, varias facciones lo buscan, ya sea para destruirlo, para descubrir su vínculo con los Segadores, o para otros propósitos aún por revelarse.
Desde el primer número, Descender (lanzada en marzo de 2015 por Image) nos introdujo a un universo vasto, lleno de personajes entrañables y con una emocionante historia que rápidamente ha ganado los elogios de la crítica y el necesario éxito comercial para llevarla hasta las últimas consecuencias. Pese a que sus creadores, Jeff Lemire y Dustin Nguyen, tienen una amplia trayectoria en el medio, para el segundo representa su primera obra de autor, tras haber dejado de dibujar Batman: Li’l Gotham. En cambio para Lemire, autor ya consagrado de obra propia (destacamos Sweet Tooth y Trillium, publicadas por Vertigo, y Essex County, por Top Shelf), es la primera de su autoría en la que no realizó el dibujo, sólo el guion.
El prestigio de los autores y la promesa que la obra traía consigo dieron lugar a algo inusitado: el mismo mes en que el primer número salió a la venta, Sony Pictures ganó una puja para adquirir los derechos para hacer la adaptación fílmica.
Acuarelas intergalácticas
Un aspecto bastante sui generis de la obra es el fabuloso trabajo de ilustración hecho con técnica de acuarela. Nguyen entrega páginas colmadas de belleza; desde las tomas amplias que ubican cada secuencia, hasta los vívidos acercamientos a rostro que nos hacen sentir a los personajes tan cercanos a nosotros. Si la estética de algunas obras de ciencia ficción busca ser extraña, fría y mecánica, Descender brilla por lograr lo opuesto: una narrativa visual que se siente familiar, cálida y llena de vida, incluso cuando se trata de robots. Vivimos el conflicto que involucra el destino de una galaxia a través de la perspectiva intimista de Tim-21 y compañía.
Este mérito visual, que conlleva un reto adicional para controlar la precisión de los trazos, no pasó desapercibido en la industria, por lo que Nguyen recibió el premio Eisner al mejor pintor/artista multimedia por este trabajo.
Otro aspecto que también destaca desde la primera lectura es el riguroso trabajo de rotulación que realizó Steve Wands, quien incorporó una selección de tipografías visualmente enriquecedora para caracterizar lo exótico de algunas especies y lo artificial de ciertas voces. Lejos de ser un mero ornato, el arte tipográfico empleado con destreza se vuelve parte sustancial del disfrute de la obra; es fácil recordar la rotulación de Todd Klein en Sandman como otro ejemplo canónico.
En México, fue el sello editorial Océano Travesía quien consiguió los derechos para publicar Descender en una edición nacional, la cual apareció en librerías desde mediados de 2016. A diferencia de la mayor parte de la oferta actual en cómics de licencia, esta edición se presentó en formato compilatorio (trade paperback o tpb en inglés).
Tuve el gusto de traducir esta obra en conjunto con la colombiana Mercedes Guhl, quien se abocó a la corrección de estilo, por lo que, sin acudir al famoso español neutro, se buscó que su lectura apelara a una gran diversidad de hispanohablantes.
Este cómic tiene ciertas resonancias en la tradición del género (los autores han admitido sin empacho la influencia de obras como A.I. Artificial Intelligence, Transformers, Robotech y Astroboy) entre otros), pero algo que distingue a la buena ficción, como ésta, es la capacidad de tomar elementos conocidos y darles un giro innovador. Mediante una trama cautivante, personajes muy logrados y una estética delectable, Descender nació para ser un clásico contemporáneo. Es una excelente lectura tanto para veteranos del sci-fi como para nuevos lectores dispuestos a descubrir cuánto de nuestra humanidad puede reflejarse en las desventuras de un robotito.
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