Por Ricardo Cachoúa Garza, traductor de Panini Comics México
Bond, James Bond…probablemente la línea más famosa del celuloide. Se ha estimado que más de la mitad de la población mundial ha visto, en algún momento, una película del 007. Su impacto cultural es indiscutible. Pero antes de hablarles de este icónico personaje y su paso por el cómic, hablemos sobre su padre literario.
Ian Lancaster Fleming nació en una familia noble y adinerada y estudio en las mejores escuelas de Inglaterra, aunque sus excesos en la búsqueda de la diversión y del placer le hicieron cambiar una que otra vez de institución educativa. Su vida fue una persistente búsqueda de retos; en materia académica siempre llegó a la excelencia, pero el desafío no era suficiente para él, así que lo buscó como corresponsal en Moscú de la agencia de noticias Reuters (1929-33).
Después probaría suerte como banquero y agente de bolsa (1935-39) y aunque la paga era buena en este trabajo, Fleming no soportaba la falta de acción, por lo que entonces se volvió periodista del London Times… pero su labor en la prensa sólo serviría para cubrir su verdadero trabajo como espía en Moscú.
Y es que Fleming fue reclutado por el almirante John Godfrey (director de Inteligencia Naval) para ser su asistente, tras lo que, durante el transcurso de la guerra, ascendió hasta convertirse en comandante, rango que el futuro novelista compartiría con Bond. Entre los pocos datos que se tienen de las actividades de espionaje realizadas por Fleming (pues la mayor parte de la información es clasificada), se encuentran planes que contemplaban defender Gibraltar en caso de que España se uniera a las fuerzas del Eje, robar todo el oro del Banco de París y evitar que los nazis lo obtuvieran (idea que originó la novela Goldfinger), e incluso obtener una sofisticada máquina de códigos nazi, llamada Enigma.
Después de la guerra, Fleming se mudó a la isla de Jamaica, donde tenía una pequeña villa de nombre Goldeneye, donde con el paso del tiempo creó las aventuras del más famoso espía del mundo, ayudado de una (aunque ustedes no lo crean) máquina de escribir con chapa de oro de 24 kilates. Creo que Bond llegó a ser tan famoso debido a que sus muchos rasgos en común con Fleming: ambos eran hombres de acción atrevidos, con una determinación casi fanática de disfrutar alimentos, bebidas finas y viajes exóticos, sin mencionar su afición por las mujeres hermosas. Podríamos decir que Bond es una versión un poco exagerada de Fleming y de varios de sus colegas en la comunidad de Inteligencia británica. El epitafio de Fleming describe su vida mejor que nada: I shall not waste my days in trying to prolong them. I shall use my time (No perderé mis días en intentar prolongarlos. Utilizaré mí tiempo).
Casino Royale, Live and Let Die, Moonraker, Diamonds Are Forever, From Russia With Love, Dr. No, Goldfinger, For Your Eyes Only, Thunderball, The Spy Who Loved Me, At Her Majesty’s Secret Service, You Only Live Twice, The Man With The Golden Gun, Octopussy, The Living Daylights…todas estas historias fueron llevadas al cine, aunque cabe decir que la mayoría de los filmes sólo tienen en común con la novela el título y algunas situaciones.
Pero hay un dato muy interesante que no muchos conocen: la primera adaptación de las novelas no fue en cine, sino en televisión, ya que Casino Royale se llevó a la pantalla chica en 1954. En esta versión agringada y devaluada del original, el actor Barry Nelson personificó a Jimmy Bond.
En 1958 el periódico Daily Express por fin convenció a Fleming para que cediera los derechos de James Bond para la realización de una tira cómica. El novelista había estado renuente a la idea, ya que no le había gustado el anterior experimento con su personaje y además no le atraía la idea de que otros escritores se inmiscuyeran en sus historias.
Edward Pikering, editor del periódico, prometió a Fleming que la tira sería de calidad inigualable; además de que Fleming tendría el voto definitivo sobre la publicación del producto. El escritor Anthony Herne fue puesto a cargo y Fleming accedió finalmente. Así, Casino Royale, la primera novela de Bond, se convertiría en el punto de partida de la tira cómica, que fue publicada desde el 7 de julio de 1958, siendo ilustrada por el artista John McLusky. Al principio el equipo creativo se mantuvo muy cerca del material original y las tiras fueron un éxito instantáneo, aumentando las ventas del periódico. Las preocupaciones de Fleming se calmaron cuando las historias mantuvieron enganchados a los lectores, aunque mucha de su prosa ultradetallada se perdía en el proceso.
Para aquellos que nunca han leído una novela de Bond, les puedo decir que el autor hace descripciones extremadamente precisas de todas las situaciones: las reglas para jugar baccarat en Casino Royale (así como de todas las partidas), un juego de golf en Goldfinger o la manera de manejar y hacer cambios de velocidad en su Aston Martin BD III, en la misma novela. Dinámico y vertiginoso, el estilo de los episodios se ajustó perfectamente al material novelístico.
Después de Casino Royale, McLusky hizo mancuerna con el escritor Henry Gammidge por los siete años siguientes, reconstruyendo las novelas de Fleming y las narraciones breves casi cronológicamente (a excepción de la adaptación que el escritor Peter O’Donnell hizo de Dr. No en los 60). Pero en 1962 un problema grave embistió a las tiras cómicas, cuando Fleming publicó la narración breve The Living Daylights en el periódico rival, The Sunday Times. Al enterarse Lord Beaverbrook, dueño del Daily Express, encolerizó y acortó precipitadamente la más reciente tira: Thunderball, que tenía sólo dos meses de estar publicándose.
A su vez, el argumentista Kevin McClory, quien se convertiría en un problema grave para muchas producciones futuras, comenzó su primera demanda legal contra Fleming, peleando para los derechos de Thunderball, historia que ayudó a crear. Eventualmente ambos llegaron a un acuerdo que permitió que el Express continuara la publicación de otros trabajos en 1964, recomenzando con At Her Majesty’s Secret Service, después de que Fleming ofreció una disculpa a Lord Beaverbrook.
Después de trece aventuras en el Express, Gammidge y McLusky dejaron el camino libre para el nuevo equipo conformado por el escritor Jim Lawrence y el artista Yaroslav Horak. El nuevo estilo tenía un borde más duro, con una línea aguda en el arte de Horak que agasajaba el trabajo creativo de Lawrence, quien adaptaba el resto del material de Fleming.
Esta última etapa comenzó con The Man With the Golden Gun (1965), que se alejó de la imagen similar a la del Sean Connery de la pantalla de plata, pues el trabajo volvió de nuevo a sus raíces despiadadas, peligrosas, de sangre fría. El nuevo equipo fue tan popular que la Fundación Fleming le dio permiso para agregar sus propios elementos a cualquier material existente del autor. De esta forma, el par publicó 33 historias en periódicos británicos y seis aventuras distribuidas para su publicación fuera del Reino Unido (cabe mencionar que las aventuras clásicas de la tira cómica de James Bond han sido reeditadas por Titan Books desde 2004).
Ya a finales de los 80, Planeta de Agostini editó el trabajo de Lawrence y Horak en la colección James Bond, una serie de cómics individuales en español y formato americano que coleccionaron las tiras del Express. Lamentablemente sólo lograron editar siete números en los cuales se puede apreciar el fabuloso arte de Horak.
Después de muchos años de sed, un martini agitado y no revuelto llegó en 2015 para saciar nuestra sed de las aventuras del agente secreto más famoso del mundo. Dynamite Entertainment consiguió un contrato de licencia para publicar historietas de James Bond por diez años, a través de Ian Fleming Publications. Los herederos del creador de Bond solicitaron que Warren Ellis fuera el escritor de esta nueva versión en historieta, y él a su vez le dio la licencia para matar al gran artista Jason Masters.
Este fabuloso dúo ha creado un James Bond que actúa en el mundo contemporáneo, pero que es ciento por ciento la versión literaria del personaje en esta nueva serie llena se acción y de cadáveres. En ésta son pocos los artilugios, y Bond debe ser despiadado para cumplir con su misión. La serie publicada en español por Panini Comics México y traducida por Alberto Calvo es un festín para los fanáticos del 007 literario, así que no esperen ver las exageraciones del cine, ya que esta obra hace homenaje al material original.
Bond es un personaje que significa muchas cosas para millones de personas y en lo personal significa gratos y mágicos recuerdos de mi infancia. Mi padre es gran admirador de sus filmes, por lo que cuando era novio de mi madre, la llevaba a ver las aventuras del hombre de acción por excelencia. Recuerdo muy bien mi primera aventura de Bond en celuloide, fue en el extinto cine Agustín Lara, donde vi Moonraker: La Misión Espacial del 007, con el graciosísimo Roger Moore. Desde entonces no puedo perderme sus aventuras, tanto en cine como en el papel.
Dato Comikaze
A diferencia de su contraparte del celuloide, el Bond de las novelas tiene una cicatriz en la mejilla izquierda.
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