Por Jorge Cervantes. Publicado originalmente en Comikaze #34 (2018)
Cuando se conocieron, refugiados en una cueva durante una amenaza de bombardeo aéreo en la Segunda Guerra Mundial, los pequeños Jean-Claude y Pierre nunca imaginaron que años más tarde, en su juventud, habrían de crear a uno de los personajes ícono de la ciencia ficción del bande dessinée (cómic francés). El paso de los años separó a los chicos, que enfocaron su educación en ámbitos muy distintos. Jean-Claude Mezieres, gran fan de los cómics, se dedicó a dibujarlos desde los 14 años, incluso antes de ingresar a la Escuela de Artes Aplicadas de París. Mientras tanto, Pierre Christin estudió literatura en La Sorbona y en el Instituto de Estudios Políticos, también en la capital del país.
Con un prometedor futuro en el mundo del discurso secuencial, Mezieres quiso cumplir su sueño de convertirse en vaquero y viajó a Estados Unidos, estableciéndose en Utah alrededor de 1965. Ese mismo año Christin viajó al mismo estado de la Unión americana para impartir clases en la Universidad de Salt Lake City. Tras encontrarse hicieron juntos un cómic infantil y un cortometraje de denuncia para la comunidad mormona. De regreso en París, Mezieres retomó su carrera como dibujante profesional de comics, y publicó en la revista Pilote, editada por el afamado René Goscinny, casi al mismo tiempo que Christin volvió a París para continuar con su carrera docente.
En 1967, cuando Pilote buscaba abordar nuevos temas, Mezieres y Christin consideraron la posibilidad de iniciar juntos una serie allí. El primero deseaba hacer una historia de vaqueros, pero Pilote ya publicaba Blueberry, de Charlier y Giraud. Además, Lucky Luke de Morris, Jerry Spring de Jijé y Les Aventures de Chick Bill de Tibet eran publicadas en revistas rivales en ese momento.
Con muchas ideas en mente, buscaron la forma de unir en una sola historia los géneros medieval, detectivesco y de ciencia ficción, enfocándose más en este último, pues ambos eran grandes apasionados de los relatos de anticipación. Así crearon Valérian, agent spatio-temporal, historia que narra las aventuras del hombre más capacitado de una agencia encargada de evitar amenazas que alteren el continuum del espacio-tiempo. Las posibilidades narrativas que les daría a los autores una propuesta como esa eran tan infinitas como el universo mismo.
La ciencia ficción aún no era el género reconocido que es hoy en día y por tanto Goscinny no la comprendía del todo, pero en su ansiedad por tener en Pilote historias innovadoras aceptó la propuesta. Así, el 9 de noviembre de 1967, en el número 420 de la revista, se publicaron las primeras dos páginas de Valérian contre les mauvais rêves (Valerian contra los malos sueños). La historia continuó semanalmente hasta completar 30 páginas. A lo largo de ese periodo los autores firmaron con los pseudónimos Linus (Christin) y Mézi (Mezieres).
En esta primera aventura, Valérian es convocado desde la capital terráquea, Galaxy, donde le encomiendan detener al insubordinado Xombul, quien ha robado una nave espacio-temporal y ha viajado al año 1000 por razones desconocidas. En su persecución, Valérian conoce a Laureline, una aldeana que le salva de una extraña planta y quien le acompaña el resto de la aventura. Tras encontrar a Xombul, éste les revela que su intención es aprender hechicería para regresar al siglo XXVIII y conquistar Galaxy.
Más tarde, Xombul y Valerian tienen un enfrentamiento del que sale victorioso el héroe, pero debido a que Laureline ha descubierto la identidad del agente, no tiene más remedio que llevarla consigo al futuro y así no perturbar el balance del tiempo. La historia se mantuvo en el gusto del público y, ya que Laureline se volvió popular, se volvió protagonista a pesar de haber sido concebida como un personaje secundario.
En 1968 comenzó a publicarse la siguiente aventura, compuesta por dos capítulos: La cité des eaux mouvantes (La ciudad de las aguas turbulentas) y Terres en flames (Tierra en llamas). Para la segunda parte de la saga los autores invitaron a Éveline Tranlé, hermana menor de Mezieres, quien se encargó del color desde entonces. En esta saga Valérian nuevamente debe ir a la caza del maquiavélico Xombul, quien ha viajado a la Nueva York de 1986, lugar y momento de enorme trascendencia para el imperio terráqueo y para los viajes espacio-tiempo, aunque no se tiene un registro preciso de esto, pues está prohibido viajar a ese periodo por temor a cambiar el pasado y desintegrar el futuro.
A lo largo de la complicada pero atractiva trama se reveló cómo un cataclismo nuclear llevó a la humanidad a un nuevo periodo de oscurantismo. De esa época surgieron las bases para el desarrollo tecnológico que permitió el surgimiento del imperio intergaláctico humano y el viaje en el espacio-tiempo. Todo esto se ve amenazado por Xombul, quien busca unos primitivos planos para construir una máquina del tiempo con la que podría conquistar el mundo pasado, presente y futuro.
Aunque en estos capítulos se puso mucho énfasis en el viaje espacio-temporal, después de ellos comenzó un periodo de aventuras intergalácticas, en las que Valérian y Laureline conocieron a diversos personajes que serían importantes para el desarrollo de futuras historias. Estas aventuras espaciales comenzaron en 1971 con L’Empire des mille planètes (El imperio de los mil planetas), en que los héroes eran enviados a inspeccionar si el planeta Sirta, centro de un imperio conformado por un millar de mundos, era peligroso para los intereses de la Tierra.
Durante esta inspección pacífica los héroes se dan cuenta de los abusos de poder que el imperio comete en contra de sus habitantes y, aunque no tienen la intención de involucrarse, descubren sin querer una conspiración contra la Tierra, tramada por un grupo de religiosos que gobiernan el imperio desde la sombras.
A esta aventura le siguió Le Pays sans Etoile (El país sin estrellas), donde Valérian y Laureline viajan para declarar como oficiales unos asentamientos humanos en los planetas de un lejano y diminuto sistema solar, pero se dan cuenta de que un extraño planeta ha salido de su órbita y amenaza con estrellarse, poniendo en riesgo a todo el sistema. Para el momento en que esta aventura se publicaba en el habitual formato de entregas, ya habían aparecido en formato de álbum La cité des eaux mouvantes y L’Empire des mille planètes. Cabe apuntar que la primera aventura de Valérian no se editó como álbum sino hasta el año 2000.
Es notable la forma en que Christin exploró en cada uno de los álbumes una forma narrativa diferente, inspirado en grandes autores de ciencia ficción, como H.G. Wells, Poul Anderson o Theodore Sturgeon. En ocasiones comenzó la historia in medias res para luego ir revelando cómo llegaron los personajes al punto donde comenzó la narración. Mezieres, por su parte, usó gran variedad de recursos, tomando referencias de artistas clásicos como Auguste Renoir, vanguardistas como Jackson Pollock, e incluso cameos del trabajo de sus contemporáneos, entre ellos Enki Bilal o Jean Giraud Moebius.
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Luc Besson (director de Léon), quien desde niño era fan de Valérian, se inspiró en los álbumes Brooklyn Station Terminus Cosmos, Sur les frontières y en detalles visuales de otras aventuras de Valérian para desarrollar su película The Fifth Element (1997). Incluso contrató a Mezieres y a Moebius para participar en el diseño de producción. Además, desde 2012 empezó a trabajar en la realización de una adaptación cinematográfica de Valérian, la cual finalmente se estrenó en Francia en julio de 2017 y unas semanas después en México.
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