Por Hugo Daniel del Río
Este texto no pretende profundizar en la polémica desatada por One More Day, historia escrita por Joseph Michael Straczynski y dibujada por Joe Quesada en el lejano 2007. Hoy día existen muy buenas reseñas y tampoco deseo retomar la discusión sobre la división de fans provocada por este reboot del personaje. Desde una visión más fría y corporativa, esta clase de decisiones tienen el único fin de mantener vigentes a sus personajes y seguir siendo compañías rentables. En lo que quiero profundizar es en el aspecto emocional de la historia.
Parte de los frecuentes conflictos que enfrenta cualquier héroe es la toma de decisiones complicadas que pueden afectarlos a ellos mismos o a terceros. La pugna interna es una condición regular en el héroe, y es algo que otorga toda clase de matices a sus historias. En mi opinión, sólo uno de ellos encara los conflictos y las consecuencias de una difícil decisión de la forma más humana, y logra que más de uno se sienta identificado: Spider-Man.
Intentar hacer siempre lo correcto, aceptar las consecuencias de nuestras acciones, y levantarse para seguir adelante a pesar de los errores, son elementos que acompañan a Spider-Man como puntos de inflexión en muchas de sus más grandes sagas. En este caso hablamos de las consecuencias de haber revelado su identidad al público dentro de la historia de Civil War.
Un día más…
Seguramente más de uno se ha preguntado, si tuvieras oportunidad de regresar el tiempo y cambiar o borrar algo, de tomar una decisión distinta para tener un mejor futuro (¿o presente? depende de la perspectiva con que quieras visualizarlo), ¿lo harías? Parece una decisión fácil, pero sólo si la tomamos de una forma idealizada. ¿Y si agregamos otros componentes a la fórmula y replanteamos el escenario?
Una persona que amo muere a causa de una decisión que tomé, y tengo la oportunidad de regresar el tiempo para evitar su muerte, aunque eso signifique perder al amor de mi vida ¿Lo haría? Personalmente, al interiorizarlo, me cuesta llegar a una conclusión satisfactoria. Y creo que esa es la intención tras la encrucijada en la que Straczynski y Quesada querían ponernos con One more day: Siempre que tomamos una decisión, ganamos y perdemos algo.
Este pacto faústico al que Peter Parker accedió fue la última alternativa, una medida desesperada motivada ante el hartazgo de que una persona que ama (en este caso May Parker) muera por causa suya. ¿Y cómo llegó Peter a este punto? Recordemos brevemente la situación: Durante los sucesos de Civil War, la identidad secreta de Spider-Man se hizo pública. Wilson Fisk descubrió el paradero de Peter y su familia y envió a un asesino para acabar con ellos de una vez por todas.
Pero el tiro que debía matar a Peter fue a dar en la tía May, dejándola al borde de la muerte. Sin dinero y prófugo de la justicia, Peter acudió a la gente (algunos muy a su pesar) que podría ayudarla. Al final el auxilio llegó de la forma más desagradable y extraña posible: a manos de Mefisto, uno de los seres más enigmáticos y malvados de Marvel, quien ofreció un trato a nuestro héroe y su mujer: su matrimonio a cambio de la vida de su tía.
Todo será como siempre, salvo por el hecho de que ellos dos nunca habrán estado casados. Sólo una palabra, y ese momento en el tiempo desaparecerá, con las consecuencias que ello implica. El punto de presión estaba consolidado y lo demás es historia. Así como Michel Gondry en Eterno resplandor de una mente sin recuerdo, Straczynski y Quesada borraron casi 30 años del matrimonio Parker-Watson.
La realidad es que en algún momento de nuestra vida todos hemos llegado a nuestro límite pero, ¿cuántos de nosotros pudimos tomar decisiones más o menos inteligentes en este punto? Como control de daños en un momento bastante complicado, Peter Parker tomo la decisión que en su criterio causaría el menor daño posible. Prefirió tener con vida a la gente que ama, aunque esto significara perder a Mary Jane. Siempre que tomamos una decisión ganamos y perdemos algo.
Pese a las criticadas fallas y carencias de la historia, considero que el planteamiento de la misma es de impacto, pues nos sensibiliza y por momentos nos hace sentir identificados en nuestros planos de vida, además de que respeta la cosmovisión de nuestro trepamuros favorito. Bien vale la pena una redención.