Por Eduardo Arredondo B. Publicado originalmente en Comikaze #11 (enero de 2011).
Desde su origen, el género femenino se ha rodeado de un halo de misterio y para muchos de nosotros tratar de definirlo no es una tarea sencilla; para hacerlo es necesario ir más allá de las cuestiones físicas y las obvias características biológicas, incluyendo así aspectos como las ideas, sueños, ambiciones, deseos, capacidades y sensibilidades.
Maitena Burundarena es una cronista de todo esto y más. Sabe retratar de una manera divertida e irónica lo que significa ser mujer en estos tiempos modernos, en los que el género femenino cada día tiene un rol más participativo en la sociedad. Esta argentina de nacimiento, que ha adoptado a Uruguay como segundo hogar, muestra con un singular sentido del humor, trazo caricaturesco y gran colorido en sus tiras, el porqué se ha labrado un nombre en un asunto tan serio como lo es el hacer reír.
Admiradora de las grandes creadoras del llamado cómic feminista, como lo son Jessica Abel (La perdida), Debbie Drechsler (Daddy’s girl) o su más clara influencia, Claire Brétecher (Agrippine), Maitena comprendió a la perfección la fórmula de estas mujeres para abrirse camino en una carrera dominada por los hombres, tanto en lo temático como en lo artístico. Pero, sobre todo, entendió cómo llegar a un público más amplio.
Mujeres al borde de un ataque de nervios
Mucho antes de tener renombre, Maitena fue ilustradora de revistas eróticas, de cocina y libros infantiles, así como armó avisos para el suplemento de un diario de Buenos Aires; hasta que en 1993 tuvo la oportunidad de publicar en la revista Para Ti su obra magna: la sección Mujeres Alteradas. Sobra decir que el éxito surgió casi de inmediato.
La aceptación obtenida trajo como consecuencia que su trabajo fuese traducido a más de diez idiomas y se ha publicado en diarios y revistas como La Stampa (Italia), El Mercurio (Chile), El País (Uruguay), El Nacional (Venezuela) y El País (España). En el caso de México, Maitena se dio a conocer en las páginas del suplemento dominical Día Siete de El Universal.
El siguiente paso fue la edición de cinco compilados de Mujeres Alteradas, dos de Curvas Peligrosas y tres de Mujeres Superadas, todo un suceso editorial.
La misma Maitena ha comentado su agradecimiento al diario ibérico (su trampolín a otras fronteras), pues éste permitió que el mundo se diera cuenta de que su visión no es sólo para feministas, sino para toda aquella mujer que vive el día a día en un mundo de hombres.
¿Por qué? La respuesta es simple, la autora no tiene miedo de retratar en su obra a todo tipo de mujeres, ya sean jóvenes, viejas, profesionistas o amas de casa, sean del estatus social que sean. Maitena siempre tiene algo mordaz por decir de la mujer actual.
Entre mujeres podemos despedazarnos…
En cada tira podemos ver cómo la autora no se tienta el corazón al momento de hablar de sus compañeras de género (y también de algunos tipos de hombres: el esposo futbolero, el celoso, el Casanova, etcétera). Nos muestra de una manera inteligente y un tanto áspera el reflejo de aquellas mujeres que viven preocupadas por la moda, por el qué dirán, o por ser madres con frustraciones laborales. Maitena no deja de lado su repulsión a las mujeres que pretenden hacerse las jovencitas eternas, aquellas que aceptan lo rico de envejecer.
Maitena no duda en hacer pensar al lector si realmente vale la pena ser una flaca sin celulitis o en mostrar que hay cosas más fructíferas que nada tienen que ver con cumplir un rol sexual (aunque para algunas esto signifique no ser aceptadas), dejando claro que la liberación femenina es solamente un espejismo, ya que asumiendo una actitud masculina, la mujer pierde identidad.
Otro tema favorito de la autora es delatar a esas mujeres que van de fiesta y únicamente miran lo que traen puesto las demás o critican sus peinados, en vez de mirar a los hombres a su alrededor. Maitena no puede entender esa fijación de las mujeres hacia otras mujeres (ella usa el singular término lesbiandad para estos casos).
También critica lo relacionado a esas revistas del corazón que en sus portadas muestran ideales de belleza que la mayoría de las mujeres jamás llegarán a ser, cuyos consejos para bajar de peso o conseguir el amor de su vida son leídos con desesperación.
Lo mismo sucede con las cuestiones de pareja, que plagan sus tiras y nos demuestran los sinsabores y la complejidad existente en una relación, pero siempre de una manera en que el lector (hombre o mujer) no puede evitar identificarse.
Así, poco a poco descubrimos en sus viñetas esos factores que alteran un poco a las féminas, proporcionando una gama de detalles que en conjunto muestran un retrato irónico de la mujer contemporánea, dejando en claro que la vida es en sí muy dura y que no queda más que reírnos de nuestros miedos y prejuicios, para poder relajarnos y seguir adelante.
Es por esto que uno de los más grandes historietistas, Quino, el padre de Mafalda, se refiere a ella de este modo: “La mejor definición que se me ocurre para Maitena es que no tiene pelos en el plumín. Nada de personajes ‘reflexivos’ ni firuletes inútiles. Espontánea y divertida, Maitena no pretende ser un ‘espejo que refleja la realidad’. Por el contrario: ella agarra la realidad, con espejo y todo, y nos lo tira por la cabeza.”
Muchos hombres podrán mirar con desdén la obra de esta cartonista, quizás solamente ven a una mujer hablando de mujeres, pero si observan con atención la manera desenfadada con que trata temas tan cotidianos y sobre todo, su maestría para hacernos reflexionar y sonreír con ello, la experiencia es sencillamente fenomenal.
Por eso los exhortamos a que se den la oportunidad de leer una tira de esta humorista gráfica y la disfruten sin prejuicios porque, después de todo, sean del sexo que sean, ¿Qué es la vida sin un poco de humor ácido?
Conoce más de ella en Maitena.com.ar.