Por Alberto Calvo
A estas alturas todo lector de cómics sabe quién es Ed Brubaker. Para DC Comics trabajó en series como Catwoman (con Darwyn Cooke), Batman o Gotham Central (con Greg Rucka, Steve Lieber y Michael Lark), y en Marvel tuvo un exitoso paso por títulos como Daredevil, Captain America, The Immortal Iron Fist y The Winter Soldier. Su trabajo en Wildstorm es menos conocido, pero incluye las excelentes Point Blank y Sleeper.
En los últimos años Brubaker ha enfocado toda su energía a trabajar en cómics de su propiedad, y podemos mencionar Criminal, Velvet, Fatale, Kill or Be Killed y The Fade Out, creados en colaboración con artistas como Sean Phillips y Steve Epting, que están entre los mejores cómics producidos en los últimos veinte años. Su más reciente lanzamiento, Friday, creado junto a Marcos Martín y distribuido en formato digital a través de Panel Sybdicate, pinta para ser otro clásico instantáneo.
Pero si nos remontamos al pasado, hay muchas otras joyas que podemos rescatar de su amplia bibliografía. Por ejemplo, a finales de los noventa, tras haber participado en múltiples antologías para sellos independientes y hacerse de cierto nombre gracias a historias como Lowlife (dibujada por él mismo), An Accidental Death, y The Fall, Brubaker llegó al sello Vertigo, que habría de servirle como puerta de acceso a DC Comics.
Scene of the Crime: A Little Piece of Goodnight marcó además la primera vez que Brubaker colaboró con los artistas Michael Lark, uno de los dibujantes de Gotham Central y de su etapa en Daredevil, y Sean Phillips, su colaborador más frecuente, además de cocreador y copropietario de Criminal, Incognito, Fatale, The Fade Out y Kill or Be Killed, quien se encargó de entintar esta miniserie de cuatro números a partir de la segunda entrega.
El protagonista de la historia es Jack Herriman, un detective privado que, pese a vivir en el presente y ser demasiado joven como para emular a los protagonistas de las novelas de Mickey Spillane, Raymond Chandler o Dashiel Hammett se ve envuelto en una trama que recuerda a aquellos relatos. Herriman es un personaje complejo y de tendencias autodestructivas, un ex-alcohólico y ex-drogadicto de carácter muy impulsivo.
Como detective, Jack es un profesional que conoce sus limitaciones, por lo que evita involucrarse en peleas siempre que es posible. De hecho, parece no sentirse cómodo con ninguna forma de violencia, pues a diferencia de muchos de los ficticios detectives pasados o presentes, no le gustan las armas de fuego ni nada que tenga que ver con ellas, probablemente como resultado de la relación con su padre, que era policía.
Debido a los frecuentes problemas con su padre, el joven Jack dejó su casa y fue criado por su tío, Knut Herriman, un fotógrafo forense retirado que es además una celebridad local. En la actualidad su trabajo es exhibido en una galería de arte cuyo nombre hace honor al lugar donde Knut capturó la mayoría de las imágenes que lo hicieron famoso: “La escena del crimen”, y muchos de sus contactos son ahora el principal apoyo de Jack.
En Scene of the Crime: A Little Piece of Goodnight, Jack es contratado por una mujer para investigar la desaparición de su hermana menor. El caso no parece presentar complicaciones pues todo apunta a que se trata sólo de una secta que manipula a jóvenes confundidos para obtener dinero de sus familias. Pero las cosas son más complejas de lo que pensaba y en vez de investigar una simple desaparición, Jack se sorprende trabajando en un caso de homicidio.
No quiero contar mucho de la historia, pues los giros argumentales son parte integral del género negro y todo mundo merece la oportunidad de experimentarlos de primera mano. El manejo de diálogos de Brubaker siempre ha sido una de sus fortalezas, y aquí se muestra en gran forma al construir personajes complejos y creíbles a partir de pequeños momentos, y enriqueciéndolos con las relaciones que crea entre ellos.
El rico elenco de personajes secundarios de Scene of the Crime incluye al mencionado Knut Herriman y a Molly, su eterna prometida; a Paul Raymonds, ex-compañero del difunto padre de Jack en la policía; y a Steve Ellington, otro investigador privado, amigo de Jack, quien es fanático del cine y las novelas noir, y lo manifiesta desde su propia apariencia, emulando a sus héroes ficticios, sombrero incluido.
El arte de Michael Lark, con su trazo limpio y un pesado pero eficiente uso de sombras, resulta el complemento ideal para el oscuro pero íntimo relato creado por Brubaker. El mismo Lark entintó el primer número, pero el arte se beneficia con las tintas de Phillips en el resto de la historia, pues añade texturas y le da otra dimensión a las expresiones faciales. La limpia narrativa que surge de la combinación hace muy agradable la lectura de esta serie.
El hecho de que la miniserie tuviera un subtítulo, además de la historia corta aparecida en un especial de Vertigo, parecen indicar que la intención era que la serie fuese regular o al menos una serie de miniseries, lo que era una gran idea, pues tanto Jack como los otros personajes tienen potencial para explorar más misterios a su lado, pero por desgracia eso no sucedió.
La serie fue recopilada en un tomo de pasta blanda en el 2000, también bajo el sello Vertigo, pero hoy día resulta complicado encontrar ejemplares tanto de los números sueltos como de ese tomo recopilatorio. Por fortuna, una vez que Brubaker recuperó los derechos de la obra, en 2012 apareció una nueva edición de lujo en pasta dura, con mayor tamaño y material adicional, la cual fue publicada por Image Comics.
Scene of the Crime: A Little Piece of Goodnight es una gran historia de crimen y misterio que muestra que la calidad a la que Brubaker nos tiene acostumbrados ya era una marca de su trabajo desde hace más de veinte años. Ojalá que la buena recepción que tuvo la más reciente edición hubiera servido como aliciente para la creación de más historias protagonizadas por Jack Herriman, pero parece que no fue así. Habrá que mantener las esperanzas de que suceda algún día.
20 mayo, 2020
¿Y si “a estas alturas” no sé quién es Ed Brubaker soy mal comiquero?
Uno viene a divertirse, a imbuírse en la escena del comic… no a leer a un “especialista” que de entrada quiera aleccionarte.