Por Alberto Calvo
El desaparecido sello Elseworlds de DC Comics era una oportunidad para crear historias que pudieran dejar de lado todas las limitaciones impuestas por la continuidad o el canon oficial de los héroes de esa editorial. Todo estaba permitido, desde ubicar las historias en el pasado, ya fuera histórico o alternativo, o en cualquier clase de futuro teórico, alterar a los personajes y su entorno, cambiar su situación geográfica, incluso al espacio o a mundos tomados del cine o la literatura, o crear cualquier combinación de todas esas variaciones.
Era una oportunidad para que los autores dieran rienda suelta a su imaginación y se divirtieran creando historias que de otro modo serían impensables. Y bajo esos parámetros, Batman: Book of the Dead es uno de los mejores ejemplos de cómo era posible hallar nuevas formas de explorar personajes cuya historia no parece dejar espacio para hacer algo diferente con ellos. Aquí, un olvidado dios egipcio, una civilización extraterrestre, una cámara secreta bajo las pirámides y un misterio que podría salvar a la humanidad son los principales ingredientes de la historia.
La versión del encapotado de Gotham que Doug Moench y Barry Kitson presentan en esta historia no es muy distinta de la que conocemos, aunque su origen no es como lo recordamos. En este mundo, Thomas y Martha Wayne eran una pareja de acaudalados arqueólogos obsesionados con los misterios del antiguo Egipto. Su interés por descifrar los secretos de las pirámides los llevó a descubrir algo que puede cambiar la historia, pero esa información era lo bastante peligrosa como para que alguien enviara a un asesino a deshacerse de ellos.
Su hijo Bruce fue testigo del crimen, y al mismo tiempo que sus padres fueron asesinados, alguien más irrumpió en su casa en busca de un antiguo artefacto que sería parte del origen de Batman y podría ser la llave para develar el secreto oculto debajo de las pirámides: un misterioso cartucho con la figura de un murciélago, presuntamente el sello de Nekhrun, un olvidado dios egipcio, borrado de la historia para proteger un secreto celosamente guardado durante milenios.
La historia fue publicada en dos tomos prestige en el verano de 1999, y es claro que se trata de un producto de su época, pues juega con mitos y teorías de conspiración que en aquel entonces estaban de moda por el cambio de milenio y la cada vez mayor cercanía del 2012, año mencionado por diversas (y dudosas) fuentes como el potencial fin del mundo. Creo que la mejor forma de resumir el papel de esos temas, la encontramos en el texto de la contraportada del primer número, que traduzco a continuación:
“Dicen que la nuestra es la primera civilización avanzada sobre la faz de la Tierra. Que la esfinge y las pirámides sólo tienen 4,500 años de antigüedad. Que Atlantis no es más que un mito. Que no existen conspiraciones ni grandes secretos. Que los dioses nunca descendieron del cielo. Que el mundo no acabará en 2012. Que no existió un dios murciélago. Están equivocados”.
La historia se desarrolla de forma paralela en dos tiempos. Hace 14,000 años, una avanzada civilización extraterrestre, adorados como dioses por los humanos de la época, se prepara para abandonar la Tierra antes de un cataclismo, pero su líder desea dejar atrás información que, si la humanidad avanza lo suficiente antes de que se cumpla el siguiente ciclo, podría impedir la destrucción de la civilización y la necesidad de volver a empezar de cero.
En el presente, Bruce Wayne averigua que Sheila Ramsey, una joven arqueóloga, ha hecho descubrimientos que podrían ayudarlo a resolver el misterio tras el asesinato de sus padres, por lo que decide ayudarla y financiar su trabajo para llegar al fondo del misterio, sólo para descubrir que sus avances son obstruidos no sólo por las autorids egipcias, sino por agencias de inteligencia y gobiernos de distintas partes del mundo. ¿Podrá resolver el misterio que podría ser la clave para que la humanidad sobreviva a un futuro cataclismo?
Moench hace un gran trabajo al recoger esas descabelladas ideas y teorías de conspiración e integrarlas en una entretenida historia cuya lógica interna las supera a todas, y no conforme con esa complicada hazaña, se da el lujo de incluir una bibliografía por si a alguno de sus lectores le interesa averiguar más sobre el origen de esas ideas. Imagino que a algunos lectores les molestará que no las descarte como las supercherías que son, pero encuentro elegante la solución de darles su justo valor al convertirlas en parte de una ficción.
El arte de Barry Kitson, complementado por Ray Krissing, uno de sus entintadores frecuentes, está dentro de su estándar acostumbrado de aquellos años, y destaco en particular su labor de diseño con la arquitectura y armaduras “egipcias” de los dioses. Me sorprendió mucho ver la forma en que logró integrar motivos mayas como el Astronauta de Palenque con el tema de los jeroglíficos, y quizás mi única queja sería que en ocasiones, sobre todo en escenas grupales, descuida un poco los detalles en rostros, y a veces le dibuja una cara muy pequeña a Sheila.
El color es de Dave Stewart, quien utiliza una vibrante paleta llena de colores brillantes que le va muy bien al estilo de Kitson al tiempo que crea un interesante contraste entre la deslumbrante ciudad antigua y sus habitantes enfundados en doradas armaduras y el presente, un poco más sombrió y lleno de las escenas oscuras en que Batman suele moverse. El resultado es una historia visualmente atractiva que se beneficia del satinado papel usado en el viejo formato prestige.
Aunque en los últimos años DC ha publicado varios tomos que recogen las historias publicadas bajo el sello Elseworlds, esta historia en particular no ha aparecido en los hasta ahora tres volúmenes dedicados a Batman, por lo que puede ser un tanto complicado localizarla, al menos hasta que aparezca en una nueva colección, pero les garantizo que vale mucho la pena.
En resumen, Batman: Book of the Dead es una entretenida historia que mezcla elementos de fantasía y ciencia ficción, aderezados con un poco de aventura al más puro estilo de Indiana Jones, y puede ser del agrado de casi cualquier lector, siempre que se acerquen a ella con la mente abierta y sin los prejuicios que algunos fans de Batman parecen manifestar cada vez que alguien intenta algo diferente con el hombre murciélago. Una lectura bastante recomendable.