Por Alberto Calvo. Publicado originalmente en Comikaze #30 (mayo de 2016).
Matt Wagner es uno de los autores más respetados en el mundo del cómic, y aunque su producción no es tan prolífica como años atrás, su reputación es respaldada por su trayectoria y creaciones, entre las que destaca Grendel, cuya mitología sigue en expansión a más de 30 años de su aparición. Muchos lectores desconocen a este personaje, y eso es algo que vamos a rectificar.
El comienzo
Comico, una de las primeras editoriales en abrir sus puertas al cómic de autor, lanzó en 1982 Comico Primer, antología dedicada a presentar el trabajo de nuevos talentos del medio. En su segundo número apareció la primera historia de Grendel, en la cual el personaje mataba a un oficial del gobierno y enfrentaba por primera vez a su némesis, el licántropo Argent, quien era asesor y colaborador de la policía local.
El personaje volvería en su propia serie, con sólo tres números publicados entre 1983 y 1984. En ellos se exploraba el pasado de Hunter Rose, el hombre bajo la máscara de Grendel, al igual que el de Argent. La recepción popular fue tibia y la crítica no fue nada amable con ese primer esfuerzo de Wagner, quien no parecía seguro del rumbo que quería dar a su creación, además de que la idea de un villano como protagonista iba contra todas las expectativas.
Entre el segundo y tercer números de Grendel, Wagner comenzó a trabajar en su otra gran creación, Mage, un proyecto épico con toques autobiográficos que acaparó la atención del autor, quien le dedicó todo su tiempo y atención. Ahí desarrolló sus habilidades narrativas, dejando atrás la estética manga usada en Grendel.
En 1985 volvió a aquel personaje con una serie de complementos serializados en las páginas finales de cada número de Mage, pero en vez de retomar la historia inconclusa, optó por contarla desde el principio, pero con una estructura diferente: una narrativa en tercera persona “tomada“ de la novela escrita por una descendiente de Hunter Rose.
Wagner experimentó con su estilo, y ni siquiera en formato de cómic, pues se trataba de una narración en prosa acompañada de ilustraciones. La historia completa apareció más tarde en un tomo titulado Grendel: Devil by the Deed, y durante años fue lo único que se pudo leer del personaje.
El despertar del diablo: Hunter Rose
A lo largo de los años el nombre de Grendel ha sido usado por varios personajes, pero el de mayor popularidad y sin duda el más complejo e interesante es Hunter Rose. Nacido en un pueblo cualquiera de los Estados Unidos y parte de una familia como cualquier otra, un joven llamado Eddie mostró grandes aptitudes físicas y mentales desde muy pequeño. A los cuatro años de edad había memorizado el directorio telefónico, a los seis citaba de memoria obras de Shakespeare, y a los ocho ya escribía cuentos y novelas.
El deporte tampoco le ofrecía ningún reto. A los 14 años participó en un campeonato de esgrima y derrotó con facilidad a los mejores espadachines del mundo pero, aburrido por la falta de competencia, se dejó ganar en la final. Terminada la contienda fue abordado por Jocasta Rose, hermosa y acaudalada mujer que entrenaba al equipo británico. Jocasta y Eddie iniciaron una relación que culminó tras poco más de un año, cuando ella falleció víctima de una enfermedad terminal.
Eddie adoptó el nombre de Hunter Rose y volvió a América, estableciéndose en Manhattan, donde se convirtió en un exitoso novelista autor de varios best-sellers. Jocasta le enseñó que para mantener el deseo de vivir lo mejor era buscar retos y disfrutar la competencia, por lo que meditó sobre el mundo a su alrededor y decidió que el mayor reto posible lo ofrecía el crimen organizado. Creó la identidad enmascarada de Grendel para enfrentarlo, pero no como héroe o vigilante, sino con la intención de convertirse en el líder del bajo mundo.
Despiadado pero pragmático, no pasó mucho tiempo antes de que Hunter lograse su objetivo, ganando el control de la mayor organización criminal de la ciudad. El riesgo de aburrirse era latente, pero la presencia de Argent como enemigo ayudó a mantener el interés de Hunter. Su vida cambió al conocer a Stacy Palumbo, una pequeña huérfana que le recordaba a su amada Jocasta. El tío de la niña, un corrupto empresario de bienes raíces, era su tutor, pero fue asesinado por Grendel, tras lo que Hunter adoptó a Stacy.
Pero la niña sólo tenía otro amigo: Argent. El complejo triángulo que formaban los tres personajes terminó en tragedia cuando Stacy descubrió la doble vida de Hunter y su papel en la muerte de su tío. La pequeña orquestó un enfrentamiento final entre Argent y Grendel, que no sólo dejó lisiado al lobo y muerto a Hunter, sino que hizo que la traumatizada Stacy pasara la mayor parte de su vida recluida en una institución mental.
El legado del diablo: Christine Spar y Brian Li Sung
Stacy quiso llevar una vida normal fuera de la institución, pero su apresurado matrimonio terminó la misma noche de bodas al ser violada por su esposo, quien luego se quitó la vida. Esa noche derivó en un embarazo, pero cuando Stacy dio a luz, su bebé fue dada en adopción. La hija de Stacy, Christine Spar, se convirtió en una exitosa escritora, quien descubrió la verdad sobre su origen mientras investigaba para escribir un libro sobre la vida de Hunter Rose: Grendel: Devil by the Deed.
Obsesionada con la figura de Hunter, Christine sufrió un colapso nervioso cuando su hijo fue secuestrado por un vampiro kabuki, así que usando la máscara y arma de su abuelo, adoptó la identidad de Grendel para rescatarlo… o vengarlo.
Su historia también terminó en tragedia, pues no sólo fue incapaz de salvar a su hijo, sino que tuvo que enfrentar a la policía y al mismo Argent. La batalla con éste terminó con la muerte de ambos y el aparente final de la historia de Grendel.
Sin embargo, el joven amante de Christine, Brian Li Sung, encontró los diarios de Grendel (tanto los que Stacy había robado a Hunter como los de la propia Christine) y poco a poco se hundió en la obsesiva locura y violencia que había devorado a ambos.
Convencido de que junto con los diarios Christine le había legado el espíritu de Grendel, Brian adoptó su identidad. Decidido a eliminar al capitán Wiggins, policía a quien culpaba por la muerte de Christine, el joven pudo sobreponerse a su posesión apenas lo suficiente para ser abatido por el policía.
El mal sobrevive
La idea de Wagner sobre la naturaleza de Grendel mutó con los años, pero al final se convirtió en una especie de espíritu de la agresión. Tras los episodios de Christine y Brian, Grendel permaneció durmiente, y pasarían casi 500 años antes de que apareciera otra encarnación suya.
La mitología del personaje era ya inmensa, y las diferentes manifestaciones se multiplicaban. Lo que empezó como proyecto personal de un joven autor cobró vida propia, y eventualmente Wagner permitió que otros autores jugasen con su creación, con resultados tan diversos e interesantes que sería imposible comentarlos en este espacio.
Ocasionalmente Wagner vuelve al personaje, siempre con historias de Hunter, y aunque cada vez son más esporádicas las colaboraciones de otros autores, siempre es interesante ver la interpretación que hacen de tan complejo concepto. Parece muy apropiado que, del mismo modo en que el espíritu de Grendel afectó sutilmente a su propio mundo, sus crónicas hayan tenido un efecto similar en el cómic contemporáneo, pues Grendel y Wagner fueron una influencia importante para una generación de autores deseosos de explorar nuevos mundos a través de sus propias creaciones.
¡Vivat Grendel!