Cuando hablamos de veteranos de la industria comiquera estadounidense nos vienen a la mente nombres como Neal Adams o John Romita Sr., y solemos dejar de lado a los autores que han hecho su lucha del lado underground de la industria, como Evan Dorkin, quien tiene más de treinta años haciéndose de un nombre en la escena.
Dorkin comenzó haciendo fanzines y ocasionalmente tiras en revistas de la escena punk y ska, en las que su arte detallado y su mordaz sentido del humor llamaron la atención y le abrieron las puertas de la pequeña editorial Slave Labor Graphics, donde pudo desarrollar su ácido estilo sin ataduras a algún esquema editorial. Muchas de sus historias son cortas y enfocadas a un tema específico, desde una simple parodia hasta la comedia de situación protagonizada por una familia de asesinos seriales, o la historia de una marioneta demoníaca que vuelve loco a todo aquel que la usa.
De ese periodo surgieron las dos obras más famosas de su carrera: Milk & Cheese y The Eltingville Club. La primera narra las desventuras de un cartón de leche y un trozo de queso antropomórficos y misantrópicos que siempre se ven envueltos en situaciones donde la violencia excesiva y el consumo desmedido de sustancias nocivas están a la orden del día. Pese a no tener más de una docena de historias, los personajes son tan populares que su imagen ha aparecido en juguetes, estatuillas, playeras y cuanto artículo coleccionable pueda existir.
El caso de The Eltingville Club es un poco más complicado pues esta serie es una crítica mordaz al fandom comiquero y su conocida resistencia a cualquier cambio en su amado hobby. Esta obra no retrata a esos fans adorables y torpes que vemos retratados muchas veces en la cultura pop, sino que muestra a un grupo de amigos que lo son por el simple hecho de que odian las mismas cosas. The Eltingville Club es una historia que puede resultar difícil de leer, pues muchas veces la burla pega muy cerca de casa, pero el humor que Dorkin imprime a la narrativa hace el viaje más ligero.
El cómic presenta, con algunos rasgos exagerados, a gente basada en conocidos de Dorkin y en fans de cómics que conoció a lo largo de su carrera. Este proyecto nació después de que Dorkin vio cómo su amigo, el escritor y editor Dan Vado, recibió cartas de odio e incluso amenazas de muerte tras haber matado a Ice, uno de los personajes protagónicos de Justice League of America. El título fue llevado al mundo de la animación en 2002, cuando Adult Swim ordenó un episodio piloto que no pasó a más. En julio de 2015 el club vio su última historia de la mano de Dark Horse Comics.
Después de eso vino Dork, serie de con la que Dorkin atacó sin piedad a los que él cree son los vicios de la cultura norteamericana, especialmente en los sectores jóvenes y en el mundillo del cómic, yendo desde el nivel editorial hasta los distribuidores y tiendas. Las tiras cómicas estilo periódico que publicó en Dork son consideradas como verdaderas obras maestras del humorismo corto, y con justa razón. Dorkin también ha hecho adaptaciones, por demás ridículas, de obras literarias como The Catcher in the Rye y Of Mice and Men.
Dentro del mundo de las grandes editoriales (Marvel y DC Comics), Dorkin casi siempre ha escrito y dibujado historias de respaldo, pero con personajes que llegaron a convertirse en de culto y favoritos de los fans, como Mad Dog o Fight Man. Para Marvel hizo The Thing: Night Falls on Yancy Street, una miniserie de cuatro números con Dean Haspiel a cargo del arte. Para DC escribió World’s Funnest, popular historia ganadora del premio Eisner en la que Mr. Mxyzptlk y Bat-Mite tienen una pequeña competencia para determinar cuál héroe es mejor: Batman o Superman. El arte de esta historia estuvo a cargo de un abanico de superestrellas que incluyó a gente como Brian Bolland y Alex Ross.
Desafortunadamente, el fuerte carácter de Dorkin lo llevó a tener desacuerdos con ambas editoriales, lo que llevó a su salida de ellas con la promesa de no volver a trabajar ahí nunca más.
Pero estos desaguisados no alejaron por completo a Dorkin de la industria comiquera. La promesa de una mayor libertad editorial y de un trato más justo como autor lo llevó a Dark Horse, donde desarrolló historias cortas y de respaldo para algunos de los títulos más fuertes de la compañía, como The Goon y Hellboy. Sin embargo, su obra maestra llegó unos años después con Beasts of Burden, título cocreado con Jill Thompson, quien realizó el arte. La trama surgió luego de que Scott Allie, editor de Dark Horse, le pidiera a Dorkin una historia para la antología The Dark Horse Book of Hauntings. Él tenía la idea de una historia sobre una casa encantada, pero no quería que fuera de manera tradicional, y después de mucho darle vueltas se le ocurrió que fuera una casa para perros la que estuviera encantada, y así nació Stray, la primera historia de Beasts of Burden.
En ella conocimos a sus protagonistas y descubrimos cómo se convirtieron en los guardianes de lo sobrenatural en su pueblo. La narrativa de Dorkin fue impecable, mientras que el arte de Thompson creó un ambiente macabro pero cálido que ambientó todo a la perfección. Desde entonces, las bestias guardianas han enfrentado todo tipo de espectros e incluso han hecho equipo con Hellboy.
Actualmente Dorkin no dibuja ni escribe tanto como quisiéramos, pero su vida está llena de otras actividades, como viajes a convenciones y proyectos de animación, campo en el que no es ningún novato. Durante buena parte de los 90 se dedicó a escribir para series animadas como Superman: The Animated Series, Space Ghost: Coast to Coast y Batman Beyond. Dorkin también ha trabajado como artista de storyboards para Teenage Mutant Ninja Turtles, y en años más recientes ayudó con los guiones de la versión americana de Kureyon Shin-Chan, además de escribir para la serie infantil Yo Gabba-Gabba y para la mega popular Ben 10.
En años recientes enmendó un poco su relación con DC Comics, pues los cortos animados de Metal Men que se pueden ver en el canal de YouTube de la compañía fueron escritos por él. Además, es posible verlo explotar frecuentemente en Twitter contra la industria y los fans en general.
Dorkin tiene poco más de 30 años de carrera profesional, pero nos queda claro que todavía tiene muchas historias por contar.
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