Por Jorge Tovalín (entrevistador) y Jorge Hermosillo (intérprete). Publicada originalmente en Comikaze #37 (junio de 2019)
Para celebrar el 25 aniversario de The Death of Superman, parte de su equipo creativo visitó la Ciudad de México en noviembre de 2017 como invitados de La Mole Comic Con. Por desgracia, Tom Grummett no acudió al histórico llamado, y fue hasta marzo de 2019 que, con ayuda de Jimmy Olsen y su reloj de señales, el evento lo contactó y Grummett accedió a ponerse la capa y volar a la metrópolis mexicana para conocer a sus admiradores. Ahí tuvimos el privilegio de moderar su charla, que presentamos a continuación.
Al inicio de tu carrera fuiste finisher de George Pérez en The New Teen Titans. ¿Cómo fue trabajar con él? ¿Qué aprendizaje que te dejó?
Antes de eso, una de las primeras cosas en que trabajé con él fue un anual de Secret Origins dedicado a los Teen Titans (1989). Recuerdo que una página de su guion incluía catorce paneles. ¡No había forma en que yo pudiera dibujar una página con esa cantidad de viñetas! Tal vez para George Pérez no sea mucho, pero sí para mí, pues entre más viñetas tenga una página, más pequeños deben ser los personajes.
Trabajar con él a cualquier nivel es una gran experiencia, sobre todo si funge como escritor, como ocurrió al encargarme de los lápices en The New Teen Titans. Así pude conocer cómo funciona su cabeza como dibujante y como escritor. Siempre ha sido muy generoso conmigo. Antes que nada, George es una gran persona.
¿Qué opinas de la popularidad que tienen desde hace años a nivel mundial los Teen Titans? ¿Has visto sus series de televisión?
He visto algunos episodios animados, pero aún no veo la serie con actores. Mi mayor esperanza es que quien vea estas series se dé cuenta de que están basadas en cómics y voltee hacia las historietas que las originaron.
En México el grueso de los lectores conoció tu arte gracias a los tomos de Superman publicados en los años 90 por Editorial Vid. ¿Qué recuerdas con más cariño de esa época?
Mi recuerdo más preciado es trabajar con otros escritores y artistas. Había mucha atención sobre Superman, los ojos del mundo estaban en el personaje, así que debíamos trabajar juntos, como un equipo deportivo. No podíamos darnos el lujo de trastabillar, y creo que no lo hicimos. Hice grandes amigos gracias a eso.
Junto con Karl Kessel creaste la nueva versión de Superboy. ¿Cómo definieron la personalidad y aspecto del personaje?
Durante un vuelo de vuelta a casa, tras una junta en la que tratamos de averiguar cómo regresar de la muerte a Superman, diseñé el uniforme. Con el atuendo listo, el personaje despegó solo. No fue tanto que lo creáramos, sino que apareció, y al hacerlo, el personaje sabía exactamente quién era. Eso fue parte de la diversión de trabajar con él.
Hace un año nos visitó Doug Hazlewood, con quien has colaborado por muchos años. ¿Qué crees que aporta a tu arte?
Doug es uno de los mejores entintadores con los que he trabajado. Fue uno de los primeros con los que colaboré y me alegré mucho cuando me lo asignaron para Adventures of Superman. Tiene un estilo de entintado muy clásico y siempre encuentra cómo resaltar detalles en mi arte que ni siquiera yo había notado. He sido muy afortunado de trabajar con alguien en extremo talentoso.
Has colaborado con escritores importantes del medio: Chris Claremont, Marv Wolfman, Karl Kessel, Chuck Dixon, Fabian Nicieza, Geoff Johns. ¿con quién te has divertido más?
Con Karl Kessel, sin duda. Al trabajar juntos sabemos al instante lo que piensa el otro. Cuando me manda un guion ya sabe cómo lo voy a dibujar, y al leerlo sé lo que está buscando. A veces lo sorprendo y otras él me sorprende, y eso siempre es divertido. Trabajar con Karl me ha enseñado mucho sobre cómics y narrativa, además de mostrarme que no existe sólo una forma de hacer las cosas.
Otro proyecto de gran impacto en el que te involucraste fue Knightfall. ¿Cómo cambió tu vida laboral participar en esos dos éxitos, uno con Superman y otro con Batman?
Sólo puedo imaginar la dirección que habría tomado mi carrera sin The Death of Superman y Knightfall. Es probable que no estaría aquí con ustedes. Estoy muy agradecido de haber sido parte de historias que han superado la prueba del tiempo. Me siento muy orgulloso de mi trabajo en The Death of Superman, pues me involucré más en ese proyecto. En Knightfall el control lo tenía Denny 0’Neil, que consideraba que los escritores hacían el trabajo más importante. En tanto, con Superman, Mike Carlin permitía a todos involucrarse y escuchaba sus ideas.
Seguro te han preguntado esto muchas veces. ¿A quién disfrutabas más dibujar y cuál representaba un mayor reto, Superboy o Robin?
¡Es como preguntarme cuál es mi hijo favorito! Son dos jovencitos muy diferentes en más de una forma. Con casi cualquier personaje trato de hallar alguna característica con la que pueda identificarme, como lo haría un actor. Superboy es el tipo de muchacho que quería ser a los 17 años. Ya sabes, el chico que deambula y toca su guitarra imaginaria todo el tiempo. Pero es posible que Robin sea más parecido a lo que realmente era a esa edad, mucho más serio y centrado. Ambos son parte de mí y al dibujarlos me puse a mí mismo en ellos. Es más, si quieren divertirse un poco, al llegar a casa revisen esos cómics y traten de detectar como qué personajes y en qué escenas aparezco. Ambos son muy cercanos a mi corazón y me sería imposible elegir a uno.
¿Cómo comenzaste a colaborar con Marvel?
Sucedió luego de que fui artista sustituto de Mike McKone en Teen Titans pues él no podía dibujar más de ocho números al año. Cuando Marvel me ofreció dibujar mensualmente Thunderbolts mi hija estaba en la universidad, así que fue sencillo hacer cuentas. Thunderbolts fue una serie muy divertida, tal vez no tan larga como Teen Titans o Superman, pero sí lo suficiente.
Por último, como artista, ¿en cuál de las dos grandes editoriales hallaste mayor libertad creativa?
DC me ofreció gran libertad. Tal vez no tuvo tanto que ver en qué editorial trabajaba, sino en qué momento colaboré con cada una. En esa época el editor era más que nada un supervisor y no imponía historias. En el caso de Superboy, las historias las creaba Karl Kessel, y lo mismo con Batman y Chuck Dixon. Él era el escritor y las historias venían de él. Tengo la sensación de que hoy día, con todas las películas y series de televisión, la forma de operar en DC y Marvel es de arriba hacia abajo.
Como creador, creo que llegué a la industria del cómic en un momento perfecto, pues me permitieron hacer mi trabajo, que es crear. Tuve la fortuna de trabajar con personajes fabulosos, y dibujé a Superman durante diez años. Eso fue como tocar un ‘palomazo’ con Bruce Springsteen.