El consultorio del Dr. Macana: The Batman Who Laughs

Por Luis Maggi

Debo confesar que desde mi trinchera he visto pasar casi todos los eventos cataclísmicos del Universo DC sin comprarlos al instante y además sin disfrutarlos realmente, pues como fanático de Batman hasta la médula no encuentro nada gratificante que se le involucre en temas intergalácticos dignos de Star Wars, porque la verdad no es el héroe indicado para estas aventuras.

Además, me parece que estos cambios, reseteos de continuidad, amalgamas y demás triquiñuelas, son sólo un reflejo de la falta de planeación de las cabezas de la editorial, quienes en cierta ocasiones dejan en los títulos a escritores poco atractivos para los consumidores por demasiado tiempo.

Expuesta mi queja anterior, he de decir que la serie Dark Days llamó mucho mi atención por que presentaba al afamado Batman Who Laughs, traducido literalmente como El Batman que Ríe. Este villano es de un universo (ahí vamos de nuevo con el multiverso) en el que Batman por fin decide terminar con la vida de Joker, sin saber que el villano portaba una toxina para liberar en el momento en que su corazón se detuviera y así convertir al Hombre Murciélago en una especie de héroe y villano a la vez.

Fue así como el año pasado llegaron a mis manos la serie completa de The Batman Who Laughs y un par de portadas variantes de Greg Horn y Tony Daniel, a quienes tuve la fortuna de conocer y además de conseguir una firma con dedicatoria en la SDCC del año pasado. La serie en cuestión consiste de seis números, además de un one shot titulado The Batman Who Laughs: The Grim Knight, que sirve como puente entre los números cuatro y cinco de la serie.

Todos los números son escritos por Scott Snyder, responsable de las historias de The New 52, mientras que Jock es el encargado de ilustrar la miniserie y Eduardo Risso del one shot. A éste último lo conocemos por Moonshine, Before Watchmen y Batman.

La trama pone a The Batman Who Laughs en nuestro universo, esta vez apoyado por The Grim Knight, un nuevo y refrescante personaje que surge del what if… donde Batman utiliza armas de fuego prácticamente desde el día en que sus padres fueron asesinados y termina convirtiéndose en un arma letal, enemigo de los villanos, la sociedad y los agentes de la ley. Esta letal pareja busca inundar la Ciudad Gótica que conocemos con la toxina que afecta al propio villano.

Batman se rodea de aliados conocidos como James Gordon y Alfred, pero para nivelar el terreno de juego requiere también de Joker, del psicópata hijo de James Gordon y de inyectarse con la toxina para anticipar movimientos de estas retorcidas versiones suyas. Así tenemos al caballero nocturno en una carrera contra el reloj para detenerlos antes de que sus niveles de sangre se vean completamente infectados por la toxina que se ha inyectado.

La premisa sobre la que parte el autor en esta historia no tiene sentido. El villano no es consistente en los motivos de su visita, y existen ciertos agujeros argumentales; sin embargo, la incorporación de The Grim Knight, el hijo de Gordon y las innumerables apariciones de Bruce Wayne en sus versiones de otros universos (maldito multiverso) hacen que el lector se mantenga interesado.

El arte es otro tema, ya que desde mi nada humilde punto de vista, Jock es un artista ideal para portadas y sólo en ciertas ocasiones para cómics completos. Aquí le dieron la responsabilidad completa y el resultado es una especie de locura muy al estilo de Bill Sienkiewicz. Definitivamente es complicado seguir el ritmo al arte difuminado y semiabstracto que imprime a la historia. Otro gallo canta en el one shot ilustrado por Eduardo Risso, donde se aprecia mucho mejor la calidad en cada trazo de los personajes.

Mi veredicto final es que deben darle la oportunidad sólo si lo encuentran en un precio razonable, ya que seguramente esos dos personajes serán una constante en historias de años venideros.