Por Jorge Tovalín
Para celebrar el 80 aniversario de Batman, DC Comics echó la casa por la ventana, reuniendo a una interesante selección de equipos creativos para armar los contenidos de Detective Comics #1000, que salió a la venta en México hace apenas unos días. Y para hacerlo aún mas coleccionable, el esperado número contó con nueve portadas variantes, cada una representando una etapa distinta de la historia editorial del Hombre Murciélago, creadas por Steve Rude, Bruce Timm, Michael Cho, Jim Steranko, Bernie Wrightson (QEPD), Frank Miller, Tim Sale, Jock, y Greg Capullo, además de muchas portadas exclusivas de diversas tiendas de cómics, sumando 84 distintas.
Con un precio de diez dólares, esta entrega de Detective Comics ofrece a los lectores una disfrutable antología de aventuras, casi todas de ocho páginas, elaboradas por muchos de los nombres más respetados que han trabajado en los títulos del Detective Nocturno. Aun así, como en toda colección, hay historias que destacan y otras que desmerecen. Aquí un breve comentario personal de cada una de ellas (ojo, puede contener spoilers):
LO MEJOR
Manufacture for use, por Kevin Smith y Jim Lee. El cineasta y escritor de cine se luce al narrar el destino final del arma que le quitó la vida a los padres de Bruce Wayne. La historia es protagonizada por Matches Malone (uno de los alias de Bruce Wayne), quien visita la tienda clandestina de un vendedor de souvenirs relacionados con los enemigos de Batman, ya sean armas, cascos, uniformes abandonados, o cualquier curiosidad que no se encuentre en los archivos policiacos y que pueda venderse por una suma considerable. El dibujo de Jim Lee es meramente cumplidor, siendo los diálogos en off de Batman la verdadera estrella de esta historia sobre la justicia poética.
I know, por Brian Michael Bendis y Alex Maleev. El Pingüino, ya anciano, visita a Bruce Wayne, en silla de ruedas, para confesarle la forma en que descubrió que él era Batman. Maleev, quien visualiza al villano como un decrépito Danny de Vito, se luce con las expresiones faciales del criminal con sombrero de copa, además de brindar una paleta de colores maravillosa para esta historia ambientada en el futuro.
The Legend of Knute Brody, por Paul Dini y Dustin Nguyen. Diversos personajes de la galería de villanos rememoran sus experiencias individuales con Knute Brody, considerado el peor de los secuaces que ha tenido cada uno de ellos en algún momento, y la forma en que todos terminaron en prisión (o en el Asilo Arkham) por culpa de este torpe malandrín. No puedo comentar más de esta historia sin echarles a perder el final.
LO BUENO
The Last Crime in Gotham, por Geoff Johns y Kelley Jones. Frente a su pastel de cumpleaños, Batman pide su deseo: terminar con el crimen en Ciudad Gótica para dedicarse a su familia. Más allá del sabor agridulce de esta historia, es un gusto ver el siempre extraño arte de Kelley Jones, dibujante clásico de la época del personaje en los años noventa.
The Longest Case, por Scott Snyder y Greg Capullo. El Hombre Murciélago narra, tal como lo dice el título de esta historia, el caso más largo de su carrera, cuya resolución le permite, sorpresivamente, ser aceptado como miembro de un gremio con los mejores detectives del Universo DC. Lo que podría parecer sólo una broma pesada por parte de los amigos de Batman, es en verdad una bonita alegoría de lo mucho que el personaje tiene por contarnos todavía.
The Precedent, por James Tynion IV y Álvaro Martínez-Bueno. Poco antes de que Robin entre en acción por primera vez, Bruce Wayne no sabe si hace lo correcto al permitir que Dick Grayson se vuelva su compañero de correrías, mientras que Alfred le hace recapacitar sobre las bondades que esto le traerá al pequeño huérfano en el futuro. El arte de Martínez-Bueno destaca por su atractiva composición.
Heretic, por Christopher Priest y Neal Adams. El legendario Neal Adams no podía faltar en esta antología. Aquí, Batman rastrea al asesino de un joven asiático que aparentemente fue beneficiario de la Fundación Wayne en su niñez, antes de volverse parte de la Liga de Asesinos de Ra’s al Ghul. La ausencia de entintado y el color directo afectan negativamente al arte, aunque Adams logra mostrar varias viñetas de colección.
LO REGULARCITO
The Batman’s Design, por Warren Ellis y Becky Cloonan. Tal vez una de las historias con el mejor arte en esta antología, se queda corta por el lado de Ellis, quien presenta a Batman guiando a un grupo de mercenarios a una bodega en los muelles de Ciudad Gótica, la cual ha sido preparada con anticipación por el vigilante para emboscar a quien sea necesario.
Return to Crime Alley, por Denny O’ Neil y Steve Epting. En un aniversario más de la muerte de sus padres, Batman y Leslie Thompkins tienen un breve encuentro en el Callejón del Crimen. Un grupo de delincuentes juveniles tiene la mala fortuna de toparse con el enmascarado en esa noche especial, lo que les vale una paliza. Tal vez la que menos me gustó, ya que muestra a Batman como un personaje impulsivo e irracional.
Batman’s Greatest Case, por Tom King, Tony Daniel y Joëlle Jones. Con un dibujo y color espectacular, se pierde en un mar de diálogos confusos en torno a la batifamilia esperando un llamado de Batman en una azotea. Su mayor valor es una ilustración a doble página, en la que los héroes posan para una fotografía que no dudamos se comercialice posteriormente como póster.