Por José Antonio Arzate, Ritocaster, con Alberto Calvo
Como si se tratara de una épica historia bíblica ubicada dentro de la Matrix, Grant Morrison y un puñado de artistas dan vida en Final Crisis a un complejo e interesante drama espacial.
Publicada en 2008 en EEUU y traída a México en 2011 por la hoy extinta editorial Vid (una de sus últimas publicaciones antes de su desaparición), este crossover involucra multiversos y grupos de dioses, nuevos dioses, superhéroes y supervillanos que se ven inmiscuidos en una situación de consecuencias galácticas al descubrir, por una serie de hechos destructivos, que un poder superior intenta destruir la realidad e infectar a la humanidad para corromperla y apoderarse de ella.
Al inicio, en clara referencia al mito de la cueva de Platón, la historia nos invita a reflexionar sobre cómo el hombre recibió de los dioses el conocimiento y la leyes divinas para coexistir y prepararse para el duelo eterno entre el bien y el mal, pero se olvidaron de algo importante: los hombres también quieren escribir leyes, crear y destruir a su antojo.
Probablemente aburridos por las largas temporadas sin acción, un grupo de villanos echan a andar un plan para “revivir” a Darkside y usar su poder para tomar control de la vida como la conocemos, utilizando para ello la llamada ecuación anti-vida, un conjunto de técnicas de dominio y manipulación mental que nos recuerdan al fascismo y al control a través de los medios de comunicación, además de matar a algunos dioses para provocar a los héroes y desatar una lucha en diferentes frentes.
Los Green Lantern Corps son enviados por los Guardianes del Universo para mantener el orden y encabezar las investigaciones, junto con su unidad especial, los Alfa Lanterns. Por otro lado, los dioses de Nueva Génesis se unen a la Liga de la Justicia, mientras un grupo de supervillanos son reclutados por Libra, un villano hambriento de poder y convencido de que el renacer de Darkside traerá un nuevo orden y le dará una posición privilegiada como sicario del mal.
Para demostrar su poderío y haciendo gala de su arrogancia, Libra asesina al Detective Marciano. Este hecho, además de la extraña muerte de Orión, desatan el caos, involucrando también a un grupo de superhumanos que viven en una población cercana a Ciudad Gótica, ahora amenazada por ser un punto desde donde controlar a este grupo de héroes para convertirlos al lado oscuro. La Liga se divide tras la desaparición de Batman, secuestrado por los Alfa Lanterns, que parecen jugar en el bando contrario, deslumbrados ante la posibilidad de obtener más poder con la entronización de Darkside.
Punto clave para descubrir el complot es el trabajo que hacen moviéndose en el tiempo Flash (Jay Garrick) y Flash (Wally West), quienes se encuentran con Flash (Barry Allen), que ha descubierto la bala que mató a Orión. Pero ahora que se encuentran fuera del tiempo y el espacio y han descubierto de dónde pudo venir este asesinato, son perseguidos por Black Racer, la personificación de La Muerte.
La nueva banda de supervillanos realiza un acto terrorista en que Lois Lane y otros ciudadanos de Metrópolis son gravemente afectados en una explosión, y Superman viaja al espacio para buscar una sustancia de máximo poder, capaz de destruir o sanar y que es vital para salvar a Lois y muchos otros humanos, que son llamados “gérmenes” por los Monitores de Nil, guardianes del supravacío entre multiversos, quienes se vigilan y median en conflictos galácticos.
Wonder Woman y un grupo de aliados se dirigen a Blüdhaven (alguna vez centro de operaciones de Nigthwing). Ahí se encuentran con los aliados de Darkside, que tras una batalla la infectan con una bacteria divina que la convierte, junto a un grupo de heroínas y villanas, en una suerte de jinetes del apocalipsis (o Jinetes de Apókolips), encargadas de portar y dispersar la bacteria que contaminará con la ecuación anti-vida a todos los que se crucen en su camino.
Superman debe enfrentar a Mandrakk, uno de los Monitores de Nil que había sido desterrado y ahora es un vampiro que roba la vitalidad a sus paisanos para hacerse más poderoso. Superados por el poder del elixir ultramenstruum, los Monitores, con apoyo de Metrón, brindan a Superman una armadura cósmica que le permite vencer al vampiro y hacerse del ultramenstruum. Aquí vale la pena hacer una pausa antes de empezar a hacer cara de what?
Los Monitores de Nil le cuentan a Superman que este elixir puede ser la única forma de luchar contra la oscuridad que se proyecta contra el mundo de los gérmenes (humanos que contaminan y propagan sus deficiencias por todos lados), destruyendo todo a su paso. Hay que recordar que para muchas culturas ancestrales la sangre menstrual es el origen de la vida y sustancia material de la generación. Se le conoce como “hemorragia”, y de ahí viene el nombrecito del elixir.
Mientras la Liga de la Justicia y otros héroes luchan en equipos contra los emisarios de Darkside, éste va tomando forma a través del cuerpo de Dan Turpin, un detective de Metrópolis que se ve involucrado en este conflicto por ser quien investiga las desapariciones de niños con las que inició la infección de la ecuación anti-vida. Intentando tomar la mente y cuerpo de Turpin, los secuaces pretenden darle a Darkside un nuevo poder capaz de destruir dioses y universos.
Muchos héroes caen en la batalla y muchos otros son dominados por la ecuación, pero no se rinden y resisten mientras se acercan a la verdad. Los Flashes urden un plan para llegar a Darkside y acabar con él: llevar a Black Racer (quien les viene siguiendo y que está muy cerca de atraparlos y darles muerte) a tal velocidad que se dirija hasta él y le de muerte. El nuevo cuerpo de Darkside aún es débil y torpe, pero eso no impide que enfrente a Batman, que escapó (¿o era parte del plan?) de su cautiverio y ha preparado un arma especial con la bala de radion tóxico que mató a Orión. Herido de gravedad y aún débil por su condición, Darkside lanza un rayo que calcina a Batman.
Superman regresa a la Tierra y trae consigo el cuerpo quemado de Batman para que sea sepultado. Decidido a terminar de una buena vez con Darkside, que ya se ha hecho con el control de la mayor parte de la humanidad, lo enfrenta.
Cuando Darkside está a punto de disparar a Superman y aniquilarlo, aparecen los Flashes con la muerte detrás, casi pisándoles los talones, y ésta acaba con Darkside, que no esperaba ésta súbita irrupción y cae herido y derrotado.
Con el conocimiento y datos obtenidos de su experiencia espacial, Superman lidera la construcción de una súper computadora que permita proteger al universo entero, lo que provoca que poco a poco la ecuación anti-vida pierda fuerza y libere del control mental a quienes estaban poseídos por su oscura influencia, ahora liberados completamente gracias al poder del lazo mágico de Wonder Woman.
En una gran batalla final contra el mal, los superhéroes de los diferentes multiversos unen sus fuerzas para liberar al mundo de la oscuridad y terminar con la maldad encarnada en el vampiro Mandrakk, que sobrevivió a la paliza que le dio Superman.
La trama entreteje un pasaje que permite estudiar el concepto central, basado en la historia de un monitor exiliado por un supuesto fracaso, que en realidad fue una trampa de otro colega, envenenado por el poder, para sacarlo del juego luego de que su raza sufrió una infección que los obligó a vivir en condiciones que antes no conocían. El monitor Nix Outan está en la tierra con vagos recuerdos de su civilización, y al final es perdonado por probar que la interferencia de los monitores abrió la puerta al poder del lado oscuro y la maldad.
“Desde el amanecer del hombre hasta el presente y hasta el lejano futuro, la historia de la humanidad siempre ha sido una historia de lucha y conflicto”…
En el inicio el hombre recibió de los dioses el poder del fuego. Tatuó en su frente el símbolo divino del poder conferido: el poder de luchar y vencer la oscuridad. Al final, en cualquier crisis, siempre hay un reconocimiento de lo insignificantes que podemos ser frente a nuestros propios poderes, pues muchas veces, para vencer una gran crisis, algunos héroes deben morir para resucitar nuevos y mantener el fuego ardiendo eternamente.
Con una portada por demás dramática, donde un resignado Superman sostiene el cuerpo incinerado de Batman, Crisis Final es una obra compleja y llena de referencias filosóficas e ideológicas, la cual nos invita a repensar la relación del hombre con el conocimiento y el valor del libre albedrío para construir y reconstruir nuestro mundo cuantas veces sea necesario, y la necesidad de limpiar periodicamente nuestra sangre para renovarla y renacer cada vez más fuertes.
El arte de este crossover se siente muy redondo a pesar de contar con trabajo de diecinueve artistas y coloristas. La estética del drama y el uso de viñetas dinámicas, mezcladas con escenas espaciales, juegan muy bien con el aire tradicional de los uniformes y colores de los héroes clásicos, que no por ello pierden fuerza, sino que nos recuerdan lo poderoso que resulta hacer equipo con otros héroes para que nos enseñen a brillar en un mundo que, por momentos, se vuelve gris.