Por Amaury Sánchez Burelo
Es una nación podrida/ Con la población herida.
Instituto Mexicano del Sonido.
México es un constructo social cimentado desde la Independencia, cuando los grandes escritores criollos comenzaron a reversionar aquellos seudoversos precolombinos o retomaron en sus estrofas todo aquello que tuviera que ver con los mexicas y mayas, con tal de decir que este era el país independiente y que a pesar de sus años de esclavitud sobrevivía. Algo que nunca vislumbraron es que todo se tergiversó al paso del tiempo, más cuando quienes versaban aquellas historias pertenecían a una clase alta.
Así que en las once manifestaciones gráfico-narrativas que presenta Luis Fernando en Comixtlán, impresa por Editorial Resistencia, no solo habla de la mexicanidad ya establecida desde hace 200 años, sino de las voces que permanecieron en la subcultura para darle la solemnidad visual que amerita, porque el Moctezuma casi griego nunca fue referencia de la realidad. Los títulos de las historias van desde Otilia, la niña chiquita, Crímenes en el micro de Oriente, Duelo en el oeste, que no parecen tener referencia directa con alguna otra historia, hasta la Blanda patria que refiere a Suave Patria de Ramón López Velarde y Sentimientos de la nación que es homónima al texto de José María Morelos y Pavón.
…nación podrida
Sentimientos de la nación responde a la literalidad, es aquello que el autor siente sobre su país, lo que vive y lo que le acongoja, porque a pesar de que Dalí no soporte el surrealismo de esta tierra, no quiere decir que las personas estén acostumbradas al devenir de días oscuros y otros llenos de smog.
La historieta que comienza con la frase Nocturno invocador de los altos espíritus de X. Villaurutia, Ramón López Velarde, Vicente Suárez, el Sapo y la Cejas, JEP y Monsi, sin olvidar a R. y a D. se persigna ante los grandes escritores, personajes y sujetos que para el autor podrían representar el culmen de la mexicanidad, para darle juego a la imagen, esa frase la parte con el símbolo patrio del águila devorando la serpiente, pero atravesada por un clavo.
Como si la referencia no fuera suficiente, la historia continúa con un grabado de La Malinche que grita ¡Ay, mis hijos!, complementando el culmen de todas aquellas cosas que nos han contado y vencido desde el nacimiento de nuestra sociedad, hasta nuestro crecimiento como personas decididas a dar algo al mundo, aunque sea la permanencia de esos discursos.
La historieta continúa con más imágenes: Cantinflas, Francisco I. Madero, Frida Kahlo, la Catrina, policías merodeando, hasta un tzompantli que delata la situación final del personaje principal que no sabe hacia dónde va su vida.
Es en Sentimientos de la nación que se resume la lógica del autor, el cómo quiere retratar la mexicanidad, aunque en la introducción al texto diga …esta historieta es una verdadera ‘vomitada’, donde suelto de golpe y tirón un sinnúmero de sensaciones, dudas, sentimientos, imágenes, odios y querencias que llevaba ya mucho tiempo cargando en mí.
En Comixtlán, Luis Fernando nos ofrece una visión muy tricolor de la historieta, que ha vencido la cotidianidad de narrar la vida diaria y el melodrama para ocupar otros espacios y repensar su nacionalidad.
A la venta en Gandhi.