Comiclásicos: La espada de Azrael

Por José Antonio Ritocaster Arzate 

La Orden Sagrada de San Dumas, derivada de los Caballeros Templarios, sigue desde hace siglos las enseñanzas de uno de sus primeros guerreros para entrenar a otros y vengar los pecados de los hombres. Azrael, el último ángel vengador de la orden, está en Ciudad Gótica en busca de un heredero que vista el manto sagrado y termine la cruzada.

Tras dejar muerte a su paso con una espada de fuego, ha caído herido de muerte a mitad de un desfile, pero encontró a Jean Paul Valley, su hijo, quien iniciara con el sistema. Jean Paul es un universitario que recibe de su padre instrucciones para tomar su lugar como miembro de la orden, y para ello emprende un viaje a Suiza para conocer a quienes le ayudarán a convertirse en el nuevo Azrael.

Después de encontrar la espada de fuego con una extraña insignia de la Orden de San Dumas, Bruce Wayne y Alfred siguen la pista de un exótico traficante de armas relacionado con este ángel. Creyéndose la encarnación del demonio Biss, el terrorista Carleto LeHah está también en Suiza para realizar una venta de armas, lo que detonará el encuentro entre Azrael y Biss, quien también formó parte de la orden años antes, pero acabó traicionándolos.

El encuentro entre Batman y Azrael no es pacífico, pues para el vengador el murciélago es un demonio y debe ser destruido, pero el poder de Biss crece cada vez y supera tanto al nuevo vengador como a nuestro encapuchado, por lo que tienen que unirse y confiar sus identidades para derrotarlo.

Ha surgido un nuevo héroe, no es un ángel, es un hombre, se llama Jean Paul Valley y pronto será parte de la historia de Batman.

Publicado en México en 1993, este cómic es un clásico de clásicos en el universo del Hombre Murciélago, pues presenta la historia del que a la postre tomará el manto para derrotar a Bane en la serie Knightfall, la caída del murciélago (busca la reseña de esta historia en Comiclásicos: La Cruzada del Murciélago). Con insuperable arte de Joe Quesada y un guion bien armado de Dennis O´Neil, esta obra está llena de momentos dramáticos, mucha acción e incluso, por momentos, el humor de Alfred que seguro te saca una sonrisa. Una historia con un ritmo que no pierde fuerza, al contrario, te lleva de menos a más, un cómic que no debe faltar en tu colección.

… Permite que el ángel, te posea… te transforme, se convierta en ti.