Por Alberto Calvo. Publicado originalmente en la edición especial de Comikaze para La Mole del verano de 2014
Pocos artistas son tan identificados con Batman, y más aún con su némesis, Joker, como Brian Bolland, uno de los artistas de cómic más respetados y reconocidos alrededor del mundo, lo que resulta curioso considerando que su volumen de trabajo relacionado con el Caballero Oscuro no es tan grande como algunos parecen creer.
Bolland fue uno de los pioneros de la Invasión Británica en el cómic norteamericano, parte de un grupo de talentosos creativos que revitalizaron diversas propiedades de DC Comics durante los años ochenta. Su llegada a DC se dio gracias a Joe Staton, dibujante de Green Lantern, quien en 1979 comentó a Jack Harris, su editor, que a Bolland le interesaba hacer portadas para la serie, pues GL era uno de sus personajes favoritos.
Tras varias portadas para Green Lantern y Superman, Bolland comenzó a dibujar páginas interiores, incluyendo un capítulo del número 200 de Justice League of America, donde dibujó por primera vez a Batman. Su primer proyecto de alto perfil fue la maxiserie Camelot 3000, historia de ciencia ficción escrita por Mike W. Barr que retoma la leyenda del Rey Arturo en un entorno futurista, cuando el mítico monarca británico vuelve para hacer frente a una invasión extraterrestre.
Por la cantidad de páginas totales, esos doce números representan el trabajo más extenso de Bolland, además de ser la única vez en su carrera que hizo el arte interior en una serie regular. Bolland siguió realizando portadas, pin-ups y páginas interiores, incluyendo colaboraciones en los números de aniversario Superman 400 y Batman 400.
Gracias al moderado éxito comercial de Camelot 3000, lo que probó que era un artista sustentable, Dick Giordano, entonces un importante editor en DC, le ofreció la oportunidad de elegir su siguiente proyecto. Bolland tomó su decisión basado en tres preguntas: ¿Quién era su escritor favorito?, ¿Cuál era el héroe que más le gustaba dibujar? ¿A qué villano le gustaría que enfrentase? Las respuestas eran Alan Moore, Batman y el Joker, y el resultado de su solicitud fue la mítica y controversial Batman: The Killing Joke.
La historia fue publicada como novela gráfica original en 1988, casi a la par de la primera colección de Camelot 3000. Para entonces, tras haber completado Watchmen, Moore ya no estaba interesado en escribir superhéroes, además de que sus diferencias con DC Comics crecían día a día. La única razón por la que aceptó escribir la historia fue como un favor personal a Bolland, quien consideraba este proyecto como uno especial en su carrera, y para el cual se había preparado durante mucho tiempo.
Aunque el artista veía su trabajo en esta obra como algo definitivo y trascendental, Moore insiste en que no fue más que “otra historia de Batman”. El desdén de Moore por la historia le dolió a Bolland, pero no tanto como lo angustió ver la versión final de la obra, coloreada por John Higgins, quien desechó las instrucciones y sugerencias del artista y coloreó la historia en colores estridentes similares a los que había usado en Watchmen. Pasaron veinte años antes de que Bolland pudiera ver su trabajo como lo había imaginado, pues la edición del vigésimo aniversario, publicada en 2008, presentó la historia coloreada por él mismo.
En más de un aspecto, The Killing Joke marcó un antes y después en la carrera de Bolland, pues como consecuencia de la actitud de Moore hacia la historia y de lo que Higgins hizo con el color, desde su aparición Bolland no ha dibujado una sola página de comic que no haya escrito él mismo. Tampoco permite que nadie entinte o coloree su trabajo, a menos que sea una portada, donde está dispuesto a hacer algunas concesiones para aprovechar mejor su tiempo.
Un ejemplo de una historia realizada por él en su totalidad es An Innocent Guy, publicada en la celebrada antología Batman: Black and White, editada por Mark Chiarello y en la que Bolland cuenta la historia de un sujeto cualquiera que planea cometer el crimen perfecto al asesinar a Batman. Hace unos años, en una entrevista, el artista declaró que esa historia representaba para él el trabajo más satisfactorio de toda su carrera.
El mismo Chiarello volvió a asociar a Bolland con el Hombre Murciélago al solicitarle que se hiciera cargo de las portadas de una nueva serie, Batman: Gotham Knights. Tras un malentendido con la fecha de inicio, el artista se convirtió en el portadista oficial del título a partir del número 2, y realizó más de cuarenta portadas, las primeras coloreadas por el mismo Chiarello, auqnue a partir del número 5 todas fueron completadas por el propio Bolland.
Desde su última portada para Gotham Knights, la correspondiente al número 47, publicado en 2003, Bolland sólo ha dibujado a Batman en alguna portada ocasional, labor que todavía hace para DC. A pesar de ello, su nombre sigue asociado al del personaje, y es merecidamente identificado como uno de los artistas que han ayudado a dar forma a uno de los grandes íconos de la cultura popular a lo largo de sus setenta y cinco años de existencia.
Datos Comikaze:
- La N invertida en su firma nació como una protesta. Bolland sintió comprometida su integridad artística cuando Len Wein, su editor en Camelot 3000, lo forzó a realizar la portada del primer número sobre un diseño de Ross Andru en vez de permitir que la diseñara él mismo, así que cambió algo en su firma. Sin embargo, le gustó como se veía y desde entonces la usa siempre así
- An Innocent Guy apareció coloreada en la edición del 20 aniversario de The Killing Joke. Bolland considera que esa historia es un homenaje al Batman con el que creció
- Sus propuestas de portada para Gotham Knights eran rechazadas con cada vez mayor frecuencia. Tras ser informado que pronto sería sustituido, se enteró que en lugar de los villanos clásicos de Batman, Bane sería un personaje recurrente en los números siguientes, así que renunció al momento, adelantando su salida
- Desde hace varios años Bolland hace todo su trabajo de forma digital, con Adobe Photoshop CS2. Afirma que lo único que extraña de las herramientas tradicionales es que no hay un original para vender