Por Miguel Cueto
Pese a que el origen de Joker ha sido contado en diversas ocasiones y de formas diferentes por varios autores, es indiscutible que se trata de uno de los personajes más complejos del cómic en general, lo que le ha dado una gran popularidad en todo el mundo. La primera aparición de este villano sucedió en las páginas del icónico Batman #1, publicado por DC Comics en 1940. En esta historia conocimos a tan enigmático personaje a quien Bob Kane dio su peculiar apariencia tras inspirarse en la interpretación de Conrad Veidt en la cinta The Man Who Laughs (1928), basada a su vez en una novela de Víctor Hugo. En su debut fuimos testigos de cómo Joker realizaba una serie de asesinatos, cuyas víctimas anunciaba de forma previa, sin que la policía pudiera evitarlo.
Seis décadas más tarde, Batman: The Man Who Laughs (2005) publicada a manera de one-shot en formato prestige y escrita por Ed Brubaker (Gotham Central, Captain America), no hizo énfasis en presentarnos de nueva cuenta el origen del villano, sino que se trató de una actualización de su primer enfrentamiento con Batman, con base en algunos elementos de la historia clásica de Bob Kane y Bill Finger, y con la inclusión de ciertas referencias dirigidas a los fans.
Situada en los primeros años de Bruce Wayne como el vigilante de Ciudad Gótica, Brubaker presenta una obra que no solo retrata a la perfección la locura de Joker, sino que también deja muy en claro que sus maquinaciones van más allá de sembrar el caos sin sentido, puesto que cada uno de sus movimientos está debidamente planeados.
En esta historia, Batman deberá usar sus habilidades detectivescas (lo cual siempre es grato atestiguar) para que en conjunto con Jim Gordon ambos puedan anticiparse a los movimientos de Joker y evitar más asesinatos, que, dicho sea de paso, son grotescamente realizados gracias a una poderosa toxina que imprime los rasgos del Príncipe del Crimen en el rostro de las víctimas. Todo se complica para el Hombre Murciélago cuando el propio Bruce Wayne es marcado para la muerte.
El arte de Dough Mahnke no sólo retrata de forma excelente el ambiente de pánico que se vive en Ciudad Gótica, sino que su tono sombrío hace que los colores de Joker contrasten de manera magnífica. Así, la historia adquiera su propio estilo, con un toque noir que le va perfecto a la narrativa de Brubaker.
Recientemente publicada en México por SMASH bajo su línea DC Clásicos Modernos, Batman: The Man Who Laughs es un relato muy recomendable, y aunque no alcanza la profundidad o trascendencia de obras como The Killing Joke, sí merece un lugar dentro de las mejores historias de este retorcido genio criminal. Por ello los invito a darle una oportunidad y acompañar a Batman en su esfuerzo por descifrar la mente detrás de esta oleada de aterradores crímenes.