Por Raúl Wakko Hernández
En 2014 tuvimos una nueva versión hollywoodense del kaiju más famoso del mundo, ambientada en nuestros días, y que presentó a Godzilla como una fuerza de la naturaleza, algo más similar a como se muestra en las películas de Toho. Posteriormente llegó Kong: Skull Island (2017), que resultó ser parte del mismo universo creado por Legendary, sólo que situada en 1973, en una isla alejada de la civilización, protegida por el primate de enormes dimensiones. En ella nos enteramos de la existencia de la empresa Monarch, encargada de la investigación de criaturas gigantescas a lo largo de la historia y alrededor del mundo. La escena postcréditos nos comprobó la existencia de otros monstruos, y su enfrentamiento inevitable.
En Godzilla: King of the Monsters, Monarch tiene bases en los diferentes puntos del planeta donde se sabe que se encuentran escondidos o dormidos el resto de los titanes que ha encontrado. Así conocemos a la paleobióloga Emma Russell (Vera Farmiga), quien trabaja en un dispositivo llamado ORCA, que podría permitir el envío de mensajes a los titanes (y con ello, controlarlos) a través de la emisión de ondas sonoras específicas. El potencial del dispositivo es tal que tanto ella como su hija Madison (Millie Bobby Brown) son secuestradas, por lo que Monarch contacta a Mark Russell (Kyle Chandler), exmarido de Emma, para que les ayude a localizarlas, ya que ambos trabajaban en conjunto antes de su separación. El fin de los secuestradores es liberar a los titanes, principalmente a King Ghidorah (o sólo Ghidorah), rival natural de Godzilla, el alfa de estas criaturas enormes, pues supuestamente estas existen para devolver el equilibrio al planeta cuando sea necesario, y la humanidad ha hecho que llegue ese momento. ¿Podrá Godzilla ayudar a la raza humana para evitar su casi inminente extinción a manos (o garras) de los kaiju?
La película fue dirigida por Michael Dougherty, conocido por las películas de horror Trick ’r Treat (Terror en Halloween, 2007) y Krampus (2015), y su trabajo como escritor en X-Men 2, Superman Returns y X-Men: Apocalypse. En general, la cinta nos muestra en todo su esplendor a los llamados titanes, a diferencia del filme de 2014, que realmente no presumió a cuadro a su protagonista, y ese cambio se agradece. Golpes, azotones, mordidas y demás hacen que uno salga satisfecho, si se considera que la premisa de una película de este género es la de monstruos gigantes peleando. La trama es directa y tiene uno que otro giro adecuado, aunque tiene detalles que el espectador tiene que pasar por alto (al parecer, Millie Bobby Brown es más escurridiza que aquel ratoncito duro de cazar).
Tanto Ken Watanabe (Dr. Ishiro Serizawa) como Sally Hawkins (Dra. Vivienne Graham) regresaron para dar vida a sus personajes de la película de 2014, donde formaban parte de Monarch. Como dato curioso, Kyle Chandler participó en la película King Kong (Peter Jackson, 2005) como Bruce Baxter, el protagonista del filme que en dicho filme intenta rodar el personaje de Jack Black, Carl Denham.
Como dato extra, vale decir que los días 20 y 22 de agosto de 2017 se grabaron escenas en el Centro Histórico de la Ciudad de México, específicamente en la Plaza de Santo Domingo, a pesar de las quejas de los comerciantes del lugar, a quienes supuestamente ni se les avisó, ni se les indemnizó por el paro laboral.
Y esto no termina aquí, pues desde 2015 se anunciaron los planes del lanzamiento de lo que será la siguiente película de este monsterverse de Legendary: Godzilla vs. Kong, para 2020.