Por Humberto Rivera Montoya
Todos sabemos de la existencia de ese ente llamado Woody Allen, cineasta y personalidad de Hollywood condecorada y aplaudida por las decenas de películas que ha entregado, además de protagonista de uno que otro escándalo de tabloide del que quisiéramos no acordarnos. Su apariencia física, débil e insignificante, es inversamente proporcional a su talento e inteligencia como escritor y director de cine. Su prosa y creatividad para construir un guion cinematográfico permiten el balance perfecto con el perfil ansioso, depresivo y tal vez tóxico que muestra frente a los reflectores y en los personajes que le toca interpretar. Es posible que nadie quiera ser (y nadie podría ser) Woody Allen. Pero todos quieren verlo, saber si realmente su vida es tan deprimente y patética.
Stuart Hample, caricaturista quien usaba el pseudónimo de Stoo Hample, era reconocido por una serie de libros infantiles titulada The Silly Book (1961) y por la tira cómica Rich and Famous (1976), tuvo la idea de llevar al cineasta neoyorkino, incluidos sus miedos y ansiedades, al papel y la tinta.
A finales de los años 50, Hample conoció a Woody Allen gracias un amigo en común. Allen era un comediante de stand-up, quien trabajaba en bares de Greenwich Village, zona de Nueva York donde se concentra el arte, la cultura y el mundo bohemio. En un inicio, la comedia de Allen no era del gusto del público; su peculiaridad de hacer monólogos no conectaba con la audiencia, pero Hample vio en ese individuo frustrado un material muy original y hasta cierto punto gracioso.
Tiempo después, a mediados de los años 70, Hample trabajaba para una agencia publicitaria durante el día y de noches realizaba la tira Rich and Famous para Field Enterprises, un holding que mantenía al diario Chicago Sun y a otras publicaciones. La aceptación de Rich and Famous no fue la esperada, pero Hample, cansado de la publicidad como modus vivendi, tuvo una idea. A Hample se le ocurrió que la personalidad de Woody Allen, con todo lo que aquello implica, podría convertirse en material para una tira cómica. Así que, aprovechando que lo conocía desde hace unos años, le presentó la idea personalmente. Woody quedó intrigado y le pidió al caricaturista que le mostrara algunos bocetos.
Lo primero que Hample le mostró fue su personificación en viñeta: un Woody en sus veintitantos años, con sus clásicos lentes de pasta, portando ropa un poco holgada para no evidenciar su delgadez, y el cabello medio alborotado-medio peinado. Al cineasta le gustó la imagen y entonces le pidió revisar algunos de los chistes que Hample incluiría en las tiras. Cuando éste se los leyó, Allen le ofreció ayudarlo a pulir algunos, además de darle su consentimiento para retomar material de sus libros, películas y rutinas de stand-up.
Aprovechando la fama de Allen, la agencia King Features Syndicate, gigante editorial encargado de distribuir contenidos a cientos de periódicos y revistas a nivel mundial, levantó la mano para publicar esta tira, y le pidió a Hample que realizara por adelantado seis semanas de tiras diarias y dominicales, las cuales serían publicadas en 180 periódicos de Estados Unidos.
Mientras Stuart y Woody se reunían cada sábado en el penthouse del cineasta para revisar textos y trazos, la King anunció a distintos medios de comunicación el lanzamiento de la tira, entre ellos la revista People, que le dedicó a Allen la portada de su cuarto número (octubre de 1976). En ese tiempo el actor y director editaba el filme Annie Hall y su disposición estaba al límite; sin embargo, aceptó participar en la sesión de fotos para la portada. Los editores de People buscaban en Woody un semblante que reflejara lo divertida que iba ser su tira, pero se encontraron con el rostro de un sepulturero.
Para solucionar este problema, People llamó a Hample, quien le agregó a la fotografía una pequeña caricatura del cineasta, que apareció parada sobre su hombro. Queriendo darse crédito y no recurrir a un protagonismo innecesario, puso sus iniciales escondidas en las agujetas de los zapatos del Woody caricaturizado. Cabe decir que esta caricatura fue utilizada para una secuencia animada de Annie Hall.
¿Y el título?
Inside Woody Allen era realmente eso: una tira donde el cineasta reflejaría muchas de sus relaciones amorosas, con su psiquiatra, sus padres y con él mismo. Y es que, ¿quién no querría leer algo así sobre Allen?
Hample comenzó Inside Woody Allen bajo el seudónimo Joe Marthen, mezcla de los nombres de sus hijos Joe, Martha y Henry, pues al mismo tiempo seguía dibujando Rich and Famous. Pero cuando Inside se volvió un éxito, dejó la otra tira y comenzó a firmar con su verdadero nombre.
Aunque Inside Woody Allen tuvo el mejor inicio desde la aparición de Peanuts, la King Features y los editores encargados de las tiras cómicas empezaron a ponerse algo nerviosos por el tratamiento de algunos temas específicos. Hample comenzó a recibir algunas sugerencias de los editores, quienes le pedían tener cuidado con ofender a los lectores de la Biblia. También le sugirieron no hacer chistes en los que Woody apareciera en bares, ya que esto haría que los lectores compararan desfavorablemente al actor y director con un standupero. Otra petición de la agencia fue que el personaje de La Muerte no fuera nombrado como tal, sino que se le llamara El Destino.
La respuesta y consejo que Allen le dio a Hample para ganar el tema de la censura fue que, como artista, debía seguir sus instintos y no repetir chistes que los editores consideraran graciosos para los lectores por el mero hecho de ser conocidos: Tienes que arriesgarte a no ganar una cierta aceptación, debemos ir por fuera de lo convencional. Tomará más tiempo, pero obtendrás una base más fuerte desde la cual podrás operar, dijo Allen al caricaturista en una de sus reuniones.
Así, Hample buscó que los lectores no se rieran del personaje, sino de sus situaciones: cada una de sus seis novias lo ve en su momento como su peor es nada, y sin embargo Woody es el hombre con quien todas desean estar; en las sesiones con su psiquiatra encontramos que éste deseaba que Allen fuera su paciente por siempre, pues sus miedos y ansiedades eran el material ideal para escribir una tesis doctoral; sus padres lo ven como el error más grande que han cometido como pareja, y desean que Woody los visite para celebrar su cumpleaños, sin ellos presentes, mientras que sus sobrinos le juegan bromas, pero reconocen su inteligencia cuando necesitan la respuesta a alguna duda existencial.
Sin embargo, King Features siempre vio en Inside Woody Allen una tira demasiado filosófica e insistió en que sus chistes no fueran tan intelectuales, algo totalmente inverso a lo que Allen buscaba para su audiencia y que la agencia no logró comprender. Con el paso del tiempo los periódicos que publicaban la tira comenzaron a rechazarla debido a esa incomprensión, hasta que el proyecto llegó a su fin. ¿La agencia y sus editores subestimaron a lector? ¿La tira no coincidía con su línea editorial?
Inside Woody Allen se publicó de 1976 hasta 1984, y se caracterizó por ser una tira que buscó sorprender y cuestionar a sus lectores sobre su propia existencia y sobre las banalidades de la vida, pero siempre con una sonrisa, una carcajada o un arqueo de ceja de por medio.
Dato Comikaze
+En México, las tiras de Inside Woody Allen fueron recopiladas en varios tomos titulados Woody Allen, un libro de humor y publicados por Editorial Nueva Imagen a partir de 1980.
+El libro Dread & Superficiality: Woody Allen as Comic Strip (a la venta en Gandhi y Amazon) ofrece una selección de lo mejor de esta tira.
22 octubre, 2018
Debo agregar que las tiras dominicales se publicaron durante varios años en la sección dominical de tiras del periódico Excelsior. Y luego, Grijalbo/Dargaud publicó tres recopilaciones de dichas tiras.