Por Jorge Cervantes/Gorka Olachea
¿Cual habría sido el resultado si la cinta Jaws (Tiburón) hubiera sido dirigida por George Romero? Por increíble que parezca, esta pregunta tiene respuesta en las páginas de Gyo, una historia del gran maestro del manga de horror contemporáneo, Junji Ito, publicada por Panini Manga México e inspirada en parte por la película clásica de Steven Spielberg.
¿De qué va Gyo?
La historia comienza cuando una joven pareja, Tadashi y Kaori, están de vacaciones en la isla de Okinawa. Ella tiene una gran sensibilidad olfativa, por lo que le incomodan algunos aromas de la zona. En la noche, tras una serie de discusiones enfocadas en su obsesión por los olores, la chica amenaza con volver a Tokio en ese mismo momento y sale abruptamente de la casa; Tadashi, mortificado, la sigue y entonces percibe un olor penetrante en el ambiente. Tras encontrar a la joven, ella le dice que hay algo entre los arbustos, lo cual confunden con una serpiente, por lo que vuelven juntos a la casa, atemorizados. Pero el hedor que percibieron ahora está dentro de la casa, por lo que Kaori obliga al muchacho a ir a comprar un aromatizante, mientras ella se da un baño.
Cuando el chico vuelve, el olor en la casa se ha intensificado, y dentro del baño encuentra a la muchacha desnuda e inconsciente. Tadashi escucha un ruido extraño y va en busca de su origen, encontrando el tétrico cadáver de un pez con patas como causante del hedor. El joven lo saca de la casa y lo sella en una bolsa de basura para apagar la peste, aunque piensa conservar el cadáver del animal al pensar que podría tratarse de una nueva especie. Sin embargo, la bolsa reaparece flotando frente a la cama de Kaori, quien huye aterrorizada hacia el mar, mientras el cadáver flotante la persigue.
Así, entre el desconcierto y la obsesión, se va entramando una historia de horror con gran espectacularidad gráfica, donde veremos entre muchas otras cosas como grandes tiburones con patas, que persiguen a sus victimas por las calles, junto con una inmensa y fétida fauna marina que busca devastar Japón.
Aunque el guion de Gyo tiene algunos huecos y presenta sucesos realmente absurdos, la intrepidez gráfica de Junji Ito lo convierte en una historia eficiente que de forma permanente transmite desolación, repulsión y esa sensación de incertidumbre tan típica del genero de horror japonés.
Este manga de tan solo dos tomos comenzó a publicarse en 2001, dentro de la revista Big Comic Spirit; su atractivo fue tal que formó parte de la selección de Esenciales del Festival Internacional de Angoulême de 2007 y cinco años después se lanzó su adaptación en anime.