Por Carlos R. Bernal. Publicado originalmente en Comikaze #32 (octubre de 2016).
¿Quiénes son el Squadron Supreme? La respuesta simple sería que se trata de la versión marvelita de la Justice League, pero al ahondar en la respuesta debemos decir que no fue la primera recreación que La Casa de las Ideas hizo del equipo de héroes de la Distinguida Competencia.
Aunque estábamos todavía lejos del primer crossover oficial entre superhéroes de estas dos editoriales (Superman vs. The Amazing Spider-Man: The Battle of the Century, 1976), Roy Thomas y Sal Buscema nos dieron un atisbo de lo que podría ser un enfrentamiento entre los Avengers y la Justice League en Avengers #69 (1969). Al no poder usar a los personajes originales de la competencia, Thomas utilizó el típico recurso narrativo de crear personajes originales basados en otros ya existentes.
Fue así como en el citado número los lectores se encontraron con Grandmaster, una entidad cósmica que gusta de los juegos de azar y que, para competir contra los Avengers, creó al Squadron Sinister, integrado por Hyperion, Nighthawk, Doctor Spectrum y Whizzer, calcas de Superman, Batman, Green Lantern y Flash, respectivamente. Dos años después (Avengers #85-86), tras combatir en un mundo paralelo, los Avengers aterrizaron por error en la Tierra-712, donde se encontraron de nuevo al Squadron Sinister, o al menos eso creyeron hasta descubrir que en realidad se trataba del Squadron Supreme, equipo de héroes defensores de esta Tierra paralela, y en quienes Grandmaster se había basado para crear a sus malvadas contrapartes. Cabe mencionar que en dicho número aparecieron otros miembros del Squadron Supreme: American Eagle, Lady Lark, Hawkeye y Tom Thumb, inspirados en Hawkman, Black Canary, Green Arrow y Atom, del sello DC.
Si tanto los Avengers como el Squadron Supreme luchan del mismo bando, uno podría suponer que no habría más enfrentamientos entre ellos, pero los escritores echaron mano de otro típico recurso narrativo del género: el control mental. Así fue que, al ser manipulados, ambos equipos se enfrentaron unas cuantas ocasiones más. Aunque al final de cada encuentro triunfaban y derrotaban a los villanos que los mantenían bajo su poder, la última batalla terminó con una victoria amarga, pues mientras el Squadron Supreme fue controlado, sus miembros ayudaron a sumir a su mundo natal en un caos. Es en este panorama desolador que inicia, de mano del legendario editor, escritor y dibujante Mark Gruenwald, la más grande historia del Squadron Supreme.
Gruenwald escribió la miniserie de doce números titulada simplemente Squadron Supreme, y en ella contó con la colaboración de Bob Hall, Bob Layton y John Buscema en los lápices; John Beatty, Sam De La Rosa, Keith Williams y Jackson Guice en las tintas; y Christie Scheele, Mark Phillips y Bob Sharen en el color. Publicada entre septiembre de 1985 y agosto de 1986, una de las características más notables de la estructura narrativa de la miniserie es que ocurría en tiempo real, por lo que la trama de cada número era retomada justamente un mes después de lo sucedido en el anterior (concepto que Marvel utilizaría nuevamente, al lanzar la línea de cómics del New Universe).
La miniserie narra cómo el Squadron Supreme, al ver el estado de devastación al que se enfrenta su mundo, y convencidos de que ellos tienen el poder y el conocimiento para reformarlo, deciden dejar de ser reactivos y volverse proactivos, es decir, ya no esperan a que los problemas lleguen para enfrentarlos, sino que se enfocan en encontrar una solución a ellos antes de que sucedan. A este plan lo denominan Programa Utopía.
Como primera medida para recuperar la confianza de la opinión pública, los miembros del equipo renuncian a sus identidades secretas y toman en sus manos el control del gobierno por un año, con el fin de buscar solución a los problemas del mundo, como el desempleo, el crimen y las enfermedades, para convertir a su nación en una verdadera utopía. Sin embargo, aunque sus motivos son nobles, sus métodos no lo son tanto, ya que para alcanzar sus metas muchas de las garantías civiles se ven reprimidas en el camino.
Ello provoca la deserción de Nighthawk, quien piensa que esto es sólo una más de las dictaduras que su mundo ha sufrido, y que el Programa Utopía está destinado al fracaso, por lo que debe ser detenido, aún si él debe encargarse de ello.
Además de los problemas sociales, el Squadron Supreme debe enfrentarse a sus viejos enemigos, quienes ahora conocen sus identidades y no dudaran en aprovecharlo para acabar con ellos y tomar el control del mundo devastado. Esto lleva al equipo a tomar decisiones moralmente cada vez más cuestionables, como la utilización de una máquina que modifica el comportamiento y convierte a los más temibles villanos en miembros productivos de la nueva sociedad.
Las presiones de gobernar empiezan a hacer mella en los integrantes del equipo: algunos sienten agobio por no poder manejar sus nuevas responsabilidades y su vida personal, mientras que otros se enfrentan al dilema moral de usar algunos recursos, que se supone son para el bien común, para beneficio propio. Esto ocasiona que caigan en crisis emocionales y lleguen al enfrentamiento directo con sus congéneres, lo que causa las primeras bajas mortales de esta historia.
Nighthawk sigue su cruzada personal para detener a sus antiguos colegas, pero sabe bien que él no será suficiente para enfrentarlos, así que en su búsqueda de ayuda termina por reclutar villanos, nuevos seres con poderes, y antiguos aliados que tampoco están de acuerdo con la forma en que funciona el mundo bajo el nuevo orden mundial. Finalmente el inevitable enfrentamiento entre ambas facciones llega y es brutal, pero la batalla más grande no se desarrolla con los puños, sino a nivel ideológico, al cuestionar las decisiones que se tomaron para llegar a una paz forzada y a su fracaso a largo plazo.
Con seres superpoderosos que enfrentan problemas reales, manipulación mental de villanos, y un enfrentamiento ideológico entre héroes que creen hacer lo correcto, esta miniserie daba una visión adulta del mundo de los superhéroes y manejaba conceptos elevados para su época (e incluso para la actual). ¿Por qué esta obra no tuvo el éxito merecido? Podríamos decir que sufrió del efecto George Harrison, cuya brillantez fue opacada por dos soles de genialidad. En este caso, su Lennon y McCartney fueron Watchmen y The Dark Knight Returns, aclamadas miniseries que fueron publicadas poco después.
Afortunadamente el tiempo le ha dado el justo valor a Squadron Supreme, una joya del cómic que todo lector debe experimentar.
Dato Comikaze
Mark Gruenwald siempre quiso que sus cenizas fueran usadas en un cómic, deseo que se vio cumplido en 1997, cuando tras su repentina muerte, y de acuerdo con su testamento, parte de estas fueron mezcladas con la tinta usada para imprimir el tomo recopilatorio de la miniserie de Squadron Supreme.