Por Eduardo Arredondo Bazán. Publicado originalmente en Comikaze #32 (noviembre de 2016)
Todos aquellos que vivimos nuestra infancia o adolescencia entre los 70 y 80 estamos de acuerdo en que se trató de una época mágica, desde la tradición estudiantil que dictaba que todo boleto del transporte público cuyo número de serie sumara 21 era canjeable por un beso de la chica que más te gustara, hasta el nacimiento de muchos personajes televisivos que hoy en día son verdaderas leyendas.
Tal es el caso de Mazinger Z, creación del dibujante y guionista japonés Kishioshi (Go) Nagai, quien inspirado por Ironman 28 y Astroboy (como los conocimos en México) publicó en 1972 el manga que sentó las bases de lo que se conocería como el género mecha, con tal éxito que para finales de ese mismo año pasó al terreno de la animación.
Hablar de Mazinger Z es hablar del primer robot tripulado por un adolescente, así que, al igual que cierto kryptoniano, tiene el honor de ser el primer héroe de su clase. Este gigante metálico causó verdadero furor entre los chiquillos de la época y no tardó en traducirse en ganancias económicas, por lo que muchos quisieron sacar ventaja de esto, en especial los taiwaneses, que trataron de llevar sus aventuras a la pantalla grande por medio de una película live-action.
El horror de las estrellas
La trama y personajes de la cinta poco o nada tuvieron que ver con la creación de Go Nagai (empezando por el hecho de que aquí el protagonista era de color rojo), pero eso tiene una explicación. En 1978 unos productores de Taiwan habían comprado los derechos de la serie japonesa Sūpā Robotto Maha Baronu (Super Robot Mach Baron), transmitida en Japón de 1974 a 1975. Esta a su vez era una secuela de la serie Sūpā Robotto Reddo Baronu (Super Robot Red Baron), aparecida un año antes.
Los taiwaneses armaron un pastiche con escenas de batalla de los robots tomadas de la serie, y filmando nuevas actuaciones para hacerlas encajar en la película, misma que para su distribución internacional recibió el título de The Iron Superman. Como dato curioso, los actores taiwaneses usaban trajes parecidos a los actores de la serie japonesa, para que todo luciera compatible en las tomas cerradas.
Sin embargo, para su exhibición en Europa y otros países donde se había transmitido la caricatura de Mazinger Z, los distribuidores decidieron usar el nombre del popular personaje, y le agregaron la leyenda El robot de las estrellas para atraer mayor público. El filme llegó a España gracias a la distribución de Gofer Films, y logró atrapar a los ibéricos gracias a que las similitudes con el producto original (un chico que maneja un gran robot, un villano de alborotada cabellera, engendros mecánicos) no pasaron desapercibidas y dejaron al público deseoso de más aventuras del raro mecha rojo.
No es lo mismo pero es igual
En 1978, Editorial Valenciana pasaba por una mala racha, ya que el gato Pumby, su personaje estrella, sufrió un descenso de ventas, así que el sello decidió sacar tajada de la euforia que producía la obra de Go Nagai. Basándose inicialmente en Mazinger El robot de las estrellas, se le encargó a José Sanchís (creador de Pumby) y al guionista Federico Amorós que realizaran una adaptación en cómic, comenzando así las aventuras impresas del Mazinger Z colorado, como se le conoció popularmente.
Con un dibujo simplificado y trazos que rozaban lo tosco, la dupla dotó al tebeo de una coherencia no vista en su contraparte fílmica, con una trama interesante y más apegada a la obra original de Go Nagai, en la que además daban a los protagonistas su propio espacio y mayor interacción. En esta versión española, Koji Kabuto se llama Tinyu y Dr. Hell pasa a ser el Dr. Infierno, mientras que el Profesor Yumi se convierte en el Profesor Lu y su hija Sayaka es llamada Lin. Entre los malvados encontramos a Ciberman, que nos recuerda al Barón Ashler japonés, mientras que el Barón Von Bruck es un remedo del Conde Brocken, mejor conocido en México como el Conde Decapitado.
La primera etapa de este Mazinger Z español vivió sólo 12 números, pero al ver las ganancias, la editorial pidió proseguir las andanzas del gigante carmesí, de modo que se realizaron 30 números más de aventuras, con Sanchís en las riendas del título. El artista desarrolló un rico universo con historias interesantes y dinámicas, así como dos nuevos personajes, Rodas ll y Adriana-D, que auxiliaban al titán en su lucha contra el mal.
Este manga español dejó de imprimirse en 1984 al cierre de la editorial, pero quedó grabado en el corazón de sus lectores. Cabe apuntar que en México el título se distribuía de manera muy irregular, y sólo se le encontraba en escasos puestos de periódicos. Aun así, para los admiradores de las luchas entre robots era un verdadero deleite seguir las aventuras de este gigante colorado, de las que seguramente en su país natal jamás se enteraron.
Datos Comikaze
+Para la banda sonora de la película, los distribuidores occidentales cambiaron algunos temas y añadieron música original de la serie animada.
+El mecha rojo de Sanchís portaba una gran capa verde que pocas veces lucía en batalla.