Por Rafael Amat (España)
Podríamos plantearnos en seis sencillas preguntas el mundo del coleccionismo de originales de cómic, preguntas cuyas respuestas no son para nada fáciles, pero que intentaremos responder de forma más o menos objetiva.
¿Qué es el arte original?
Antes de entrar en materia, tendríamos que aclarar en qué consiste este tipo de coleccionismo. Originales, comic art, artes, lámina, original art… páginas de cómic en definitiva, pero no de forma exclusiva, ya que también entran en esta definición las tiras de prensa, sketches de convenciones, portadas de cómic y commissions (encargos) a los artistas.
A estas alturas todos sabemos que los cómics no los hace una computadora (aunque hoy en día intervienen cada vez más en su realización). Es decir, un señor se sienta delante de su mesa de dibujo y cuadricula una hoja de papel, planifica las viñetas y dibuja en su interior (primero a lápiz y luego con tinta). El resultado es el original de una página de cómic que posteriormente será coloreada directamente o infográficamente (de ser el primer caso, el original incluiría dicho coloreado). Éste ha sido más o menos el proceso que el cómic ha seguido desde sus inicios en la prensa de finales del siglo XIX y hasta nuestros días, desde Richard F. Outcault (The Yellow Kid) o Winsor McCay (Little Nemo) hasta el artista más hot del momento, llámese Frank Quitely, Jim Lee o Eduardo Risso.
¿Por qué coleccionamos originales?
Hollywood y el mundo del cómic están cada vez más unidos. Y no hablamos solamente del nuevo filón argumental de adaptaciones cinematográficas. ¿Por qué George Lucas o Steven Spielberg coleccionan comic art? ¿Por qué lo hace Nicolas Cage? ¿Y Guillermo del Toro?
Las razones podrían ser variadas: nostalgia, inversión, mero gozo y disfrute estético, o por el proceso didáctico de saber cómo se ha conseguido tal o cual efecto gráfica. Ésas podrían ser las principales razones, todas muy respetables en su conjunto y alguna que otra discutible en particular.
Aclarado esto, podemos analizar (más o menos) los motivos que nos llevarían a adquirir estas piezas que durante mucho tiempo no tenían mercado comercial, ya que los autores no sabían qué hacer con ellas en casa (claro, cuando las editoriales no se adueñaban del arte original).
¿Coleccionar por nostalgia?
La añoranza, el recuerdo de aquel cómic que leímos cuando éramos niños, podría ser uno de los principales motivos para coleccionar páginas de cómic. La nostalgia es un arma poderosa, eso bien lo saben los publicistas, pues actúa como una especie de alquimia o pócima fabulosa para recuperar el tiempo perdido.
Muchos hemos empezado en esto del coleccionismo queriendo poseer ese pedazo de infancia perdida, anhelando poseer un original de aquel autor que tanto nos emocionó o de ese cómic que tantas veces releímos. A veces, poco importa la calidad de la página o del cómic, pues lo que prima es otra cosa y la objetividad no entra en juego.
¿Coleccionar por inversión?
Teniendo en cuenta que el cómic sería un tipo más de arte y, por lo tanto, estaría sujeto al mundo del coleccionismo, las casas de subastas pusieron sus ojos en él a principios de los 90. En los catálogos de Sotheby´s y Christie´s de aquellos años pueden verse piezas de George Herriman, Joe Shuster, Frank Frazetta, así como páginas de Jack Kirby o Steve Ditko pertenecientes a la Edad de Plata del comic-book norteamericano.
Hoy en día, el tiempo les ha dado la razón y los precios alcanzados en las últimas subastas de Heritage (sumado a las cifras irracionales que determinados dealers han marcando en los últimos tiempos) han conducido a que, ya sea por extensión, mimetismo o contagio, los precios que señalen los propios coleccionistas privados sean tan exorbitados como los del loco mercado en que nos estamos sumergiendo.
Esta vertiginosa escalada de precios ha llevado al mercado del coleccionismo de originales a pagar sumas escandalosamente especulativas en algunos casos. Y lo peor del caso es que nosotros podemos ser los mismos culpables de ello. Con la excusa de que determinada página sea nuestro anhelado Grial perdemos el sentido y llegamos a pagar precios de locura, alentando así, de forma peligrosa, que piezas similares tengan el mismo precio de mercado.
¿Quién está comprando estas piezas con precios a todas luces inflados? ¿Instituciones privadas acostumbradas a otros mercados de arte? ¿Una docena de coleccionistas privados? Y si fuese esto último, ¿Qué edad tienen? ¿Qué pasará cuando desaparezcan sus opulentas y generosas billeteras? ¿Cuántos no se habrán ahogado entonces en este río de especulación y mercadeo?
Cada vez es mayor el número de personas que se introducen en el coleccionismo de originales como una forma de inversión segura: hoy invierto tanto y mañana gano tanto más (alguien decía que el arte original tiene una rentabilidad de ocho por ciento anual). Pero tal vez lo que podríamos estar haciendo no es otra cosa que crear una burbuja especulativa similar a la que vivió España en el sector inmobiliario.
¿Coleccionar por deleite estético?
Igual que se contempla un cuadro de Van Gogh, un fresco de Diego Rivera o un dibujo de Leonardo da Vinci, se puede hacer esto con un sunday del Prince Valiant de Hal Foster o con una ilustración de Frank Frazetta. Creo que la respuesta es obvia.
¿Coleccionar como proceso de investigación?
Los mismos autores de cómic también comparten el gusto por el coleccionismo de originales, en parte como un elemento de estudio y en parte por el simple placer de admiración y disfrute de ese arte.
Así, el español Jordi Bernet es un gran admirador de los autores de tiras de prensa clásicas como Milton Caniff, Frank Robbins o Noel Sickles. Otros ejemplos los encontramos en Erik Larsen, quien posee una envidiable colección de piezas de Jack Kirby, o en John Byrne, cuyos gustos van desde Charles M. Schulz a Neal Adams.
Lee la segunda parte de este artículo en este link.
Algunos enlaces de interés
http://www.comicartfans.com/
http://www.albertmoy.com
http://www.romitaman.com http://www.anthonyscomicbookart.com
http://www.artcomicenventa.blogspot.com
http://pepoperez.blogspot.com
Sobre nuestro colaborador
Rafael Amat es un coleccionista español de originales, responsable desde 2008 de la página web ARTCOMICenventa.
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