Por Alberto Calvo.
Dracula es un personaje tan establecido en la cultura pop que no es difícil hacer toda clase de variaciones del personaje sin necesidad de ahondar en explicaciones sobre lo que es un vampiro o cómo se desenvuelve en el mundo, y no es raro verlo en historias de gran variedad de ambientaciones y tonos, incluso en sátiras y parodias. Pero de vez en cuando aparece una versión capaz de poner de cabeza su mitología y revivir el interés en el personaje con una interpretación que resulta diferente a todo lo que hayamos visto antes, y justo ése es el caso de Dracula Motherf**ker!, una novela gráfica de Alex de Campi y Erica Henderson publicada hace unas semanas por Image Comics.
La historia parte con una escena ambientada en Viena, Austria a finales del siglo XIX. Las novias de Dracula, un trío de atractivas mujeres a quienes Dracula convirtió, están hartas de los abusos de su amo y oscuro progenitor y lo clavan al fondo de su ataud a fin de recuperar su independencia y con la esperanza de no tener que volver a verlo jamás. Pero nada es para siempre, y eso se hace evidente algunas décadas más tarde.
Los Angeles, 1974. Bebe Beauland, una atractiva estrella de Hollywood cuyos años de esplendor están a punto de quedar atrás, tiene el ataúd en su poder, y sin considerar el peligro que oculta en su interior, sólo piensa en su contenido como un último recurso, una manera de aferrarse a su juventud antes de que ésta la abandone por completo, así que abre el sarcófago durante una fiesta, con resultados previsibles que dejan atrás una siniestra escena del crimen. La policía se presenta a investigar, y Quincy Harker, un fotógrafo forense, aparece para documentar la escena.
Harker obtiene la mayoría de sus ingresos al vender sus macabras fotografías a los tabloides amarillistas de la ciudad, y la súbita muerte de un grupo de personas en casa de una famosa estrella de Hollywood, anfitriona incluida, parece la clase de historia que puede resultar bastante lucrativa para alguien en su línea de trabajo. Sin embargo, sus intentos por vender las fotos se ven sorpresivamente frustrados cuando se entera de que Beauland, a quien él vio y fotografió muerta, está a punto de dar una conferencia de prensa para hablar sobre los rumores que rodean al incidente ocurrido en su casa la noche anterior.
Mientras el fotógrafo intenta entender lo que está sucediendo, es abordado por Beauland mientras algo más lo acecha entre las sombras. No lo sabe, pero está a punto de hacer la transición de un oscuro bajo mundo a otro aún más oscuro y peligroso, y sólo la oportuna intervención de una misteriosa mujer lo salva, pero ahora Harker está en medio de una situación que puede terminar devorándolo o destruyéndolo a menos que tenga cuidado en todo lo que hace, y tendrá que unir fuerzas con las novias de Dracula para intentar sobrevivir y, de ser posible, destruir a la criatura antes de que ésta pueda rodearse de un nuevo séquito de seguidoras.
El trabajo de Alex de Campi siempre se ha caracterizado por la forma en que toma sus influencias y encuentra formas nuevas y creativas de proyectarlas de una forma que resulta actual y relevante, y Dracula, Motherf**ker! no es la excepción. La historia se siente como una mezcla de pulp, cine de explotación, horror y manifiesto feminista, presentada en un atractivo empaque en que los impactantes visuales de Erica Henderson logran dotar de vida a esta peculiar historia con una estridente y psicodélica mezcla de sombras y colores.
La historia se mueve a un ritmo implacable y se lee bastante rápido, quizá demasiado, lo que al final deja al lector deseando que esta novela gráfica tuviera más de las 72 páginas que la convierten en una compacta experiencia de lectura. Su brevedad evita innecesarias escenas de exposición para explicar cosas que no lo necesitan y es la principal razón de que la lectura fluya con tanta agilidad, pero me hubiera gustado que se tomaran un poco más de tiempo y espacio para explorar y desarrollar a algunos de sus personajes.
Dracula es parte esencial de la trama, claro, pero no es el protagonista y ni siquiera está cerca de serlo. Aun así, la peculiar reinterpretación del mítico vampiro creada por de Campi y Henderson es uno de los elementos más memorables de esta historia. En vez de recurrir al cansado tropo de mostrar al conde como un maduro y atractivo hombre de mundo, aquí el vampiro pierde toda su nobleza y sensualidad para dar paso a una indefinida forma llena de ojos y dientes, como una etérea nube de odio y maldad que acecha en las sombras, totalmente ajena a la humanidad de la que se alimenta.
Pero quienes se roban el protagonismo son las novias. El trio de mujeres que siguen a Dracula, usualmente presentadas como mujeres de apariencia joven y atractiva, pero son genéricas y uniformes. Aquí se les muestra como un grupo de mujeres fuertes que, libres de la influencia de su amo, han recuperado su individualidad. La historia no nos ofrece siquiera sus nombres (que hallamos en el material adicional al final del volumen) pero se trata de personajes alrededor de los que podría construirse una mitología entera. Luego de salvar a Harker, más que hacer una alianza con él, completan su reversión de roles al usarlo como carnada para atraer a su antiguo amo a una confrontación final.
Más allá del importante papel de estas intrigantes y atractivas vampiresas en la historia, encuentro interesante la forma de presentar su relación con Dracula, esta siniestra criatura que gusta de rodearse de jóvenes hermosas a quienes usa, manipula y victimiza antes de desecharlas en favor de sangre nueva, de mujeres más jóvenes. Eso hace aún más acertada la elección del escenario y ambientación para la historia, pues Hollywood siempre se ha caracterizado, sobre todo en la época en que transcurre este relato, por alimentarse de los sueños de jóvenes que son desechadas cuando su juventud queda atrás.
El arte de Henderson es sin duda alguna lo más atractivo de este volumen. Toda la historia sucede de noche, pero en vez de abusar de las sombras y sólo insinuar las formas o acciones, la artista las usa como una herramienta para crear contrastes, los cuales enfatiza gracias a una chillante paleta de color cuya estridencia redondea la creación de una atmósfera que le sienta a la perfección a la historia al reflejar de forma visual el tono de algunas de sus escenas. Igualmente efectiva resulta la forma en que integra las onomatopeyas al arte, convirtiéndolas en parte de cada escena en que las emplea.
Esto a su vez se ve reflejado en el trabajo de rotulado, realizado por la propia de Campi. Alex siempre ha mostrado gran interés por el papel que el rotulado puede tener como herramienta narrativa y suele encargarse de realizarlo en todos sus proyectos. En particular destaco la forma de presentar los parlamentos de Dracula, separándolos del resto de los diálogos al mostrarlos con una elaborada tipografía de color rojo que flota sobre todo lo demás, como si su odio y poder no pudieran ser contenidos por un mero globo de texto.
En resumen, Dracula Motherf**ker es una entretenida y atractiva novela gráfica, ideal para fans de vampiros, horror gótico y cine de explotación, que quizás pudo ser perfecta con una mayor extensión que diera más espacio para crecer a sus protagonistas, pero que de cualquier modo resulta en una experiencia de lectura mayormente satisfactoria. Quien sabe, tal vez algún día las autoras nos sorprenden con una nueva visita a este interesante mundo. Lectura bastante recomendada.