Por Hugo Daniel del Río
Desde niño el plan de Ed Piskor fue dedicarse a dibujar cómics. Su furor por los mutantes se reflejó en dibujos, videojuegos y figuras de los X-Men fabricadas por la extinta marca Toy Biz. La madre de Piskor se dio cuenta de su interés por el dibujo, así que la mejor forma de apoyarlo fue sentarse a su lado y copiar juntos los trazos de sus cómics favoritos.
Piskor comenzó su carrera como artista de American Splendor Comics, de Harvey Pekar, pero no fue sino hasta la llegada de Hip Hop Family Tree, obra ganadora del premio Eisner encargada de documentar la historia de la cultura del hip-hop, que su nombre resonó.
¿Qué es X-Men Grand Design?
En datos concretos la primera miniserie del Grand Design de Piskor abarca desde la etapa inicial con Stan Lee y Jack Kirby hasta justo antes de nuestro querido Giant Size X-Men, publicado a mediados de los 70. En datos duros estaríamos hablando de los primeros 282 números de sus aventuras. Sin embargo, no se trata de de un comic de superhéroes convencional, ni tampoco de un resumen monográfico como muchos de los documentos disponibles que permiten conocer la historia general de los X-Men. Esto vas más allá.
X-Men Gran Design reaprovecha lo mejor de los recursos narrativos de Hip Hop Family Tree. Imaginemos recorrer los hitos más importantes de la primera etapa del Profesor Xavier y sus estudiantes, condimentados con flashbacks, detalles secundarios, revelaciones, secretos y otros guiños, todo esto narrado por The Watcher. ¿Les gustaría sobre el origen de cada uno de los miembros originales del equipo de mutantes? ¿Un vistazo íntimo a la infancia del Profesor Xavier y la relación con su hermanastro Caín y su supuesta muerte? Todos esos condimentos que ayudaron a crecer orgánicamente la franquicia son ordenados aquí de forma cronológica.
Podría parecer que esta obra atenta contra los seguidores puristas de Cyclops, Jean Grey, Beast, Angel, Iceman y Charles Xavier, ya que es una lección de historia centrada en lo que no se mostró en las viñetas publicadas en los años 60, o en lo que apenas se dejaba entrever en una línea de diálogo o un cuadro explicativo. El profundo valor narrativo que Ed Piskor agrega es la manera en que pule, adapta, ajusta y hasta se toma algunas libertades con algunos datos, pero todo esto siempre en favor de la historia, de manera respetuosa y coherente. Es una obra que muestra momentos clave, pero desde un punto de vista íntimo, privado y cotidiano. Tal vez sacrifica la emoción de muchas secuencias de acción, pero esto en favor de una “arqueología” de la cosmovisión mutante.
En el apartado artístico el título cuenta con el estilo underground de Piskor, adicionado con un color potente e influido por la obra de Roy Lichtenstein. Releer la primera aventura de los X-Men, recoloreada al estilo pop-art e inserta a manera de epílogo en el primer volumen es una experiencia bellísima. También es nostálgico ver cómo los mutantes se transportan en un Rolls-Royce hacia el avión que los llevará a su primer encuentro con el villano Magneto, o detalles curiosos como el hecho de que Scott Summers era más conocido por su apodo Slim Summers en esas primeras aventuras.
X-Men Grand Design es una carta de amor nostálgica, creada por un fan a partir de las remembranzas de su infancia, pero que desemboca en un trabajo maduro y emocional.