Por Alberto Calvo
La ciencia ficción suele tener sus mejores momentos cuando sus historias muestran mundos y situaciones con las que nos podemos identificar, y las usa para extrapolar historias que lidian con temas de potencial interés para la sociedad contemporánea. ¿Qué pasaría si un asistente virtual creado para incitarnos al consumismo se saliera de control?
A grandes rasgos esa idea del uso y abuso de la publicidad personalizada en un mundo hiperconectado es el tema central que se explora en Friendo, una cínica y satírica historia de ciencia ficción creada por Alex Paknadel y Martin Simmonds, la cual fue publicada entre 2018 y 2019 por Vault Comics como una miniserie de cinco números.
Un tomo recopilatorio con la totalidad de la serie apareció en junio de 2019, el cual incluye además una gran cantidad de material extra que muestra parte del proceso creativo detrás de esta historia y ofrece una alternativa que facilita acceder a la historia sin necesidad de cazar los números sueltos.
La historia tiene lugar en la ciudad de Los Angeles en un futuro tan cercano que se siente inminente. La sociedad es dominada por corporaciones, redes sociales y publicidad. Los incendios forestales en California convierten a la ciudad en un infierno con pésima visibilidad y peor calidad de aire, y si el panorama luce desolador, la reciente promulgación de una ley que condona cualquier crimen si éste puede considerarse parte de una estrategia promocional corporativa hara que todo empeore.
La más reciente herramienta publicitaria al servicio del sistema es Glaze, unas gafas de realidad aumentada que incluyen Friendo, una app que proporciona un asistente virtual personalizado cuyo propósito principal es tomar los algoritmos de publicidad que quienes pasamos algún tiempo en línea conocemos tan bien y darles una forma amigable que los haga más atractivos a los consumidores, además de que, a menos que el usuario muestre intención de comprar cosas de forma constante, el avatar virtual deja de manifestarse.
Es en este mundo que conocemos a Leo Joof, un aspirante a actor de 33 años de edad. La falta de oportunidades lo lleva a involucrarse en una peligrosa modalidad de stunts publicitarios, con actores que provocan accidentes de tránsito, y cuando aparecen los medios para tratar de entrevistar a los heridos estos hacen promoción a la película de moda.
Luego de ser parte de un accidente particularmente grave (y por el cual ni siquiera le pagaron), Rachel, su novia, quien es una exitosa ejecutiva que lo mantiene, le regala unos lentes Glaze con la intención de animarlo, sin saber que estos cambiarán su vida para siempre. En el caso particular de Leo, producto de su propio pasado, Jerry, el avatar de su anteojos, se convierte en una moderna y adulta versión de un amigo imaginario.
Pese a seguir recuperándose de sus lesiones y contra los deseos de su novia, Leo decide salir a la calle para presentarse en su otro trabajo, como bailarín de variedad en un bar. La falta de clientela hace que el dueño del bar los mande a casa tanto a él como a los tres amigos con quienes comparte acto. La situación del aire y visibilidad afuera es aún peor que antes y pronto Leo se ve separado de sus amigos.
Un vagabundo lo asalta y apuñala, y si eso no fuera lo bastante malo, un cable de electricidad se rompe y le da una descarga a Leo. Tras pasar un tiempo en coma, es dado de alta y vuelve a casa de su novia. Pero sus problemas siguen en aumento, pues la convalecencia lo ha hecho adicto a interactuar con Jerry, lo que lo ha convertido en un comprador compulsivo. Además, la descarga parece haber afectado las gafas, y los protocolos de ética de Jerry… desaparecieron.
Rachel lo echa de casa e inicia el descenso de Leo a un infierno en medio de un torbellino de locura y violencia que pronto se convertirá en un circo mediático donde, sin saberlo, Leo será la principal pieza en el tablero donde se desarrolla una peculiar guerra corporativa que pronto involucrara también a un excéntrico asesino a sueldo…
Alex Paknadel ha creado una vertiginosa historia en la que toma elementos familiares del mundo contemporáneo, como la publicidad, realidad virtual, cultura de consumo y grandes corporaciones para construir un escalofriante futuro que no es difícil visualizar. Su frenético ritmo narrativo combinado con diálogos excelentes y un protagonista bien construido resultan en una lectura envolvente que entretiene e invita a la reflexión.
Martin Simmonds, a quien solo ubico por Punks Not Dead, de Berger Books, es el cómplice ideal para esta aventura, con un trazo limpio que omite el uso de texturas y reduce al mínimo los detalles superfluos sin que esto signifique que el dibujo sea demasiado simple.
Simmonds hace un gran trabajo al retratar expresiones faciales que aportan una buena dosis de humanidad a los personajes principales, además de que utiliza una composición de página y viñetas que permiten seguir la historia de forma ágil y dinámica, e incluso se da el lujo de usar lenguaje corporal para enfatizar el tono de algunas escenas.
Dee Cunniffe es el encargado del color, lo que ante el peculiar trazo sin texturas de Simmonds pudo resultar una tarea complicada, pero su uso de una vibrante paleta y sutiles degradados ayuda a crear la atmósfera perfecta para la historia. El equipo creativo es completado por Taylor Esposito en el rotulado, y de su trabajo destaco la capacidad para mantener los globos en posiciones donde no obstruye el arte, además de que ayuda a que la vista del lector navegue la página con soltura, incluso cunado se trata de secuencias cargadas de diálogos.
El resultado es una excelente historia de ciencia ficción que extrapola el mundo que conocemos para crear una historia que combina la crítica social con temas de actualidad, invitando a la reflexión al tiempo que provoca que el lector se ponga a pensar en las posibles implicaciones del desarrollo de tendencias a nuestro alrededor que a veces ignoramos cuando no deberíamos. Sin duda una lectura bastante recomendada.