Por Alberto Calvo
En un futuro cercano, el gobierno no tiene interés en la ciencia y no hay dinero para financiar investigaciones de ninguna clase. Cuando la inventora del Star Shot, un aparato que permite teletransportarse a otros planetas, busca una solución, se le ocurre una idea, así que convence a los científicos con quienes trabaja de crear un canal de porno interespecies para obtener fondos.
De eso trata Money Shot, una miniserie publicada en 2019 por Vault Comics que cuenta la historia de un grupo de científicos que deciden tener sexo con especies alienígenas por la gloria de la humanidad… y por dinero.
La premisa puede sonar un tanto boba, al punto de que podría ser la clase de historia sin fundamentos que suele usarse como pretexto para las escenas de sexo en cualquier película porno, pero ése no es el caso. En realidad se trata de una historia que, aunque trata sobre porno, no es porno. De hecho, se podría argumentar que, justo a la inversa, el sexo sirve como pretexto para explorar otros temas.
La historia tiene lugar en el futuro cercano, cinco años después de que la humanidad fue contactada por civilizaciones extraterrestres con una invitación para integrarse a una comunidad intergaláctica, la cual fue retirada una vez que se percataron de la pobre manera en que los humanos se relacionan unos con otros: guerras y rencillas, sociedades divididas y un manifiesto desprecio y falta de interés por el bienestar de los demás.
Una de las consecuencias de ese desaire interplanetario es una creciente falta de interés en la ciencia, y en particular en la exploración espacial. Si ya sabemos que hay alguien más allá afuera, pero ahora también nos han hecho saber que no les interesa tener nada que ver con nosotros, ¿qué sentido tiene buscar formas de llegar a las estrellas?
Una de las víctimas de ese desencanto con la ciencia es la Dra. Christine Ocampo, creadora del mencionado sistema de teletransportación, que pese a lo revolucionario de su trabajo o sus posibles aplicaciones, no tiene fondos para operarlo y seguir desarrollando su proyecto.
Christine comparte laboratorio con otros cuatro científicos, cada uno especializado en distintas áreas de investigación, pero todos con el mismo problema: el desinterés del gobierno e iniciativa privada por financiar cualquier tipo de investigación científica. Una noche, mientras navega algunos sitios para adultos y nota un creciente aburrimiento entre los usuarios en busca de algo nuevo, Christine tiene una idea. El sexo vende. La ciencia no. ¿Habrá alguna forma de usar el sexo para vender la ciencia?
Ahora sólo necesita convencer a sus compañeros, dos hombres y dos mujeres, de sumarse a su idea para poder llevarla a cabo. El hecho de que haya tenido una relación sentimental con uno de ellos, y mantenga una hostil relación de competencia con otro puede complicar las cosas, sobre todo considerando que en general el grupo nunca se ha llevado bien y comparten pocos intereses. Vaya, podría decirse que ni siquiera se caen bien.
Así que si piensan usar su sexualidad para obtener fondos, hay algo que tienen que hacer antes de siquiera pensar en tener contacto íntimo con civilizaciones extraterrestres: conocerse a sí mismos y explorar su propia sexualidad, así que la primera etapa del plan es tener citas y relaciones sexuales entre ellos. En todas las combinaciones posibles.
La premisa se presta para crear toda clase de situaciones que fácilmente pudieron degenerar en porno sin sentido, sexo sólo porque sí, pero por fortuna no es así y lo que tenemos es una historia humana y emotiva, llena de matices y comentario social pero, sobre todo, muy divertida.
Coescrita por Tim Seeley (Grayson, Revival, Hack/Slash) y la comediante y activista de Twitter Sarah Beattie, la historia se enfoca en el desarrollo de personajes y la forma de explorar los conflictos internos de cada uno de ellos y la forma en que se relacionan con los demás hace que el tema del sexo pase a segundo término, lo que no significa que deje de ser parte importante de la historia.
Y por eso es importante destacar el arte. Rebekah Isaacs (Buffy the Vampire Slayer, Angel & Faith) tiene un trazo limpio y detallado que le sienta muy bien a la historia, además de que su habilidad para dibujar distintas etnias y diferentes tipos de cuerpo resulta esencial para que la historia funcione sin perder el buen gusto. La brillante paleta de color empleada por Kurt Michael Russell destaca el hecho de que, más allá de cualquier otra consideración, Money Shot es una comedia y fue hecha para entretener.
El humor está lleno de dobles sentidos y bromas sexuales, empezando por el título mismo, pero sin llegar a los extremos. Hay desnudos, sí, aunque las escenas de sexo son implícitas más que explícitas, pero eso no cambia el hecho de que este cómic no es para niños ni para quienes encuentren ofensivo el sexo o el humor subido de tono.
Pero, al final del día, Money Shot es una historia llena de corazón, protagonizada por personajes humanos con los que es fácil empatizar, sobre todo porque tienen anhelos y aspiraciones con los que cualquiera se puede identificar: amor, respeto, éxito profesional, relaciones saludables y, claro, un buen revolcón.
La miniserie de cinco números fue publicada a través de Vault Comics en la parte final de 2019 y el tomo recopilatorio apareció hace unos meses, así que es relativamente fácil de conseguir en tiendas de cómic o outlets en línea, y se espera que el segundo arco de la historia aparezca en los próximos meses. Si buscan una historia que los divierta y los haga pensar, no lo duden, Money Shot es una excelente opción.