Legión: el Apocalipsis vuelto arte

Por Luis Carreón

 

Una melodía que nunca debió ser tocada, un color que nunca debía haberse visto, una figura que nunca debió haberse esculpido, los tres descubrimientos se han hecho, no hay vuelta atrás, las puertas se han abierto.

¿Qué tipo de historia es esta? Una muy alocada, sobre todo tomando en cuenta que un loro recita el diálogo anterior.

Legión, de Salvador Sanz, publicada por Ivrea en 2006, reeditada por Ovni Press en 2013 y posteriormente por IDW Publishing en 2007, no es una obra postapocalíptica, sino una historia sobre el Apocalipsis en tiempo real y en un lugar muy específico: Buenos Aires.

Esta novela gráfica tiene por lo menos cuatro protagonistas: Azul, pintora; Félix, músico; Alicia, escultora, y un encargado de edificio, al parecer sin nombre, quien dice escribir poesía. Al inicio de la historia se menciona que un nuevo color ha sido inventado, uno que solo puede ser descrito y reproducido por su creadora, quien lo ha utilizado para pintar una pieza que contiene una figura muy extraña, grotesca podría decirse. Al develarse, una escultora (Alicia) le comenta que ella ha creado el modelo de un edificio idéntico a la figura que aparece en su pintura y le señala que, a su parecer, todo ello es parte de algo más grande. Sin embargo, la conversación queda hasta ahí.

 

En otro sitio, el aparente líder de una banda de metal ha llegado temprano a su ensayo, y sin saberlo entra en una especie de trance, por lo que pasa todo el día tocando su guitarra hasta que un amigo lo interrumpe. Un enorme rostro formado por nubes ha aparecido sobre Mar del Plata y parece gritarle a la tierra. Mientras la noticia se transmite por televisión, inicia una lluvia de sangre. El Apocalipsis ha iniciado. A partir de aquí, una serie de eventos sobrenaturales (algunos muy cliché) comenzarán a presentarse ante nuestros protagonistas, llevándolos por un camino tortuoso hacia el final.

A su vez, los antagonistas de la historia se notan muy influidos por el Death Dealer de Frank Frazetta. Visualmente son lo más llamativo de la obra, no por nada son la parte principal de su portada y los encargados de contagiar el terror. Además de ello es fácil notar influencias claras al trabajo de Richard Corben, otro grande del cómic de terror, mientras que el apocalíptico arranque puede recordarnos las primeras páginas de El Eternauta, un clásico de la historieta argentina.

 

No podemos dejar de lado la inherente influencia del terror cósmico de H. P. Lovecraft (El color que cayó del cielo), de personajes suyos como Erich Zann y de aquellas figuras atroces, repugnantes e indescriptibles, de geometría no euclidiana, que en tantos otros relatos suyos aparecieron. Por momentos también podemos ver actos de los que solo serían capaces los cenobitas de Hellraiser, esto sin demeritar el trabajo de Salvador Sanz.

Un aspecto interesante de esta obra es su paleta de color, pues aunque inicia en blanco y negro, conforme avanza toma tonalidades predominantes: rojo, azul, azul y amarillo, para luego seguir con un poco de todos ello y cerrar con blancos y negros, nuevamente, en una extraña y aterradora evolución.

Así, la moraleja de Legión podría ser antes de ponerte creativo, piénsalo bien, no sea que desates el Apocalipsis.

 

Author: Luis Carreón

Arquitecto de profesión, es egresado de la Universidad de Ecatepec. Apasionado de los cómics en todas sus facetas, coleccionista, lector asiduo, investigador y estudiante de la historia, amante de la literatura lovecraftiana, escritor amateur y curioso de lo inexplicable, lo paranormal y lo fantástico.

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