Por Alberto Calvo
Si existe un creativo en cómics cuyo nombre es identificado de inmediato con Daredevil, es Frank Miller. El polémico autor dejó huella en el personaje primero como artista, después como escritor y artista, y por último sólo como escritor a finales de los 1970 y en la primera mitad de los 80. Pero en 1993 volvió para llevarnos de vuelta al principio. Porque eso es lo que hace Daredevil: The Man Without Fear.
Cuenta la leyenda que el guion de este cómic fue escrito con la intención de que sirviera para producir una película del personaje, y que sólo cuando después de un tiempo en que nadie estuvo dispuesto a convertirla en realidad fue que Miller decidió adaptarlo como cómic.
En lo personal, creo que el guion de cine no existía, aunque sí una propuesta bastante elaborada con la intención de hacer algo con el personaje en un medio audiovisual. Miller hizo muchos contactos mientras trabajaba en Robocop 2, y a través de ellos trató de hallar a alguien interesado en llevar a Daredevil a la pantalla. No funcionó.
A menudo hay fans que se refieren a esta historia como Daredevil: Año Uno, y no es una mala comparación si hablamos de la aparente intención detrás de ella, pues lo que Miller hace aquí es similar a lo que realizó con Batman unos años antes: tomar el conocido relato de origen y darle una interpretación moderna y accesible para nuevas generaciones de lectores, y agregando además algunas capas de complejidad al relato original sobre las cuales poder expandir los relatos futuros del Hombre sin Miedo. Aunque, para ser honestos, funciona mejor como Año Cero.
Matt es un chico que vive en Hell’s Kitchen, un barrio pobre de Nueva York, junto con su padre, el boxeador Jack Murdock. Su padre es un veterano que nunca logró establecer una carrera sólida, aunque tuvo momentos brillantes. Ahora ha sido reclutado por un mafioso para servirle como golpeador y cobrador en el vecindario, y aunque en principio se niega, la amenaza de que algo malo pueda pasarle a su hijo lo lleva a dejar atrás sus escrúpulos. Así que, avergonzado y lleno de remordimientos, lo hace.
Como contrapunto, le prohíbe a Matt que permita que la violencia se convierta en parte de su vida y lo alienta a estudiar, a hacer de su vida algo mejor que lo que logró su viejo, pensando en que no pase por lo mismo. El chico acepta a pesar de lo que eso significa en su escuela y se sumerge en los libros. Pero todo cambia el día que el valiente muchacho salva a un ciego de ser atropellado por un camión de carga. En el accidente pierde la vista, pero algo extraño sucede con el resto de sus sentidos. ¿Tendrá relación con la extraña sustancia que el camión transportaba y entró en contacto con su rostro?
Aparece un misterioso extraño que lo enseña a refinar sus sentidos y comienza a entrenarlo. Le habla de una misteriosa misión para la que necesita un guerrero. En poco tiempo es como si no necesitara la vista para hacer las cosas. Al mismo tiempo, la carrera de Jack Murdock repunta y tiene una importante pelea en puerta, pero pronto descubre que es un juego de su empleador, que ha manipulado resultados y quiere verlo perder en un round en especifico.
Jack decide que lo mejor que puede hacer es dejar a su hijo con un buen ejemplo y gana el combate. Las consecuencias son fatales. Pero el joven Matt está ahora preparado para vengarse de los asesinos de su padre y en el proceso convertirse en algo más, pero ¿en qué? La historia de su búsqueda de un sentido es el motor detrás de Man Without Fear, que explora las circunstancias y sucesos que llevaron a un joven abogado ciego a convertirse en un justiciero enmascarado.
Me parece que lo más destacado de la historia es el arte. Hoy día parece un pasatiempo favorito entre algunos fans de cómic el hablar mal de John Romita Jr y su trabajo. Si ustedes lo conocen sólo por lo que ha hecho para DC, creo que este tomo podría ser una sorpresa. Tras años de refinar su trabajo para pasar de un estilo clásico, como el que usó en Spider-man varios años atrás, a algo más distintivo y característico, sobre todo en las páginas de Daredevil, creo que es aquí donde culmina esa transformación.
Su composición de páginas y labor narrativa son excelentes, dotando de gran dinamismo a la historia, alternando entre masas sólidas y un fino y detallado trazo de acuerdo a las necesidades de cada secuencia, todo con el apoyo del extraordinario entintador y artista Al Williamson, que lo complementa a la perfección. El estilizado uso de luz y sombra deja clara la diferencia entre las escenas diurnas y las nocturnas y ofrece momentos visuales realmente memorables.
La historia de Miller… cumple, pero poco más. Es decir, no es para nada mala, al contrario, pero la elección de un narrador omnisciente a lo largo de la misma es una elección extraña y un tanto anacrónica, incluso para la época, pero aún más hoy en día, y es además la principal razón por la que pienso que esto no era un guion de cine, pues esa clase de narración no funciona en la pantalla. Hay algunos detalles en la trama que apuntan a que es parte de una historia mayor y más extensa, así que quizá el plan de Miller era en realidad una serie de TV y su propuesta era el episodio piloto, o puede tratarse también de un mero guiño a otras historias.
Otro detalle curioso es que, pese a que la historia apareció originalmente como una miniserie de cinco partes, la trama no parece planeada para leerse en episodios. No hay pasajes delimitados de la historia que sean cubiertos en cada número, ni una estructura que indique esa división en capítulos como pasa en un cómic serializado. De hecho, las primeras ediciones que la recopilaron (ignoro si es igual en ediciones más recientes, pero es muy probable) no tenían división alguna entre las partes, y fluyen como una historia hecha para leerse de corrido, como una novela gráfica.
Si ustedes conocen a Daredevil por la serie de Netflix o lo ubican por apariciones casuales en otros títulos de Marvel, ésta puede ser una buena opción para entrarle al personaje. Habrá os o tres detalles que les parezcan cabos sueltos, pero se trata de un detalle menor (hay que recordar que ya había tres décadas de mitología del personaje para cuando se publicó esta historia) y la historia funciona como introducción a los básicos del personaje.
En resumen, Daredevil: Man Without Fear es un cómic de excelente manufactura que, aunque empieza a acusar la edad, resulta una lectura bastante recomendable, sobre todo por el trabajo visual de JRJR y Williamson, que se ve complementado por el color de Christie Scheele, uno de los primeros ejemplos de color por computadora en un cómic de Marvel. Sin duda una lectura bastante recomendable.