Por Alberto Calvo
En medio de una crisis de valores, los Estados Unidos se disponen a cerrar sus fronteras y regular el ingreso de inmigrantes y de sus propios ciudadanos que hayan tenido contacto constante con estos individuos de fuera. No parece una premisa de ciencia ficción, al menos hasta que nos damos cuenta que los inmigrantes en cuestión provienen, en principio, de otros planetas.
En las páginas de Laguardia conocemos a la doctora Future Nwafor Chukwuebuka nació en los Estados Unidos pero es de ascendencia nigeriana. Tras pasar unos años trabajando en la tierra de sus ancestros, se dispone a regresar a su país antes de que entren en vigor las nuevas restricciones migratorias. Pero Future no es la misma mujer que se era cuando se fue a África. Está embarazada y salió de Nigeria de forma tan abrupta que ni siquiera le avisó a su pareja, el padre de su bebé, que pensaba hacerlo.
Además, la acompaña una planta muy especial, y no puede permitir que las autoridades migratorias la vean. El meollo del asunto es que el primer contacto de otras civilizaciones con la humanidad se dio en Nigeria, y lo que estas especies alienígenas han compartido con la humanidad, pero en especial con aquella nación africana, provocó avances tecnológicos que alteraron por completo la forma en que funciona el mundo, y la manera en que África es vista por el mundo occidental.
En cuanto a la planta… en realidad es mucho más que eso. Algunas de las especies que llegaron a la Tierra son muy similares a la vida vegetal que hay en nuestro planeta, con la diferencia de que tienen conciencia. La amiga de Future se llama LetMe Live, y es la razón por la que tuvieron que abandonar África de forma tan intempestiva, pues su vida corría peligro en medio de conflictos con otras especies vegetales y un cada vez más peligroso nivel de intolerancia en su contra.
Ahora buscan retomar sus vidas en Nueva York, en el complejo de apartamentos New Hope, en el Bronx, el cual es propiedad de la abuela de Future, una dedicada abogada de inmigración, cuyos inquilinos son inmigrantes venidos de todas partes del mundo… y de la galaxia. El título de la serie hace referencia al famoso Aeropuerto Internacional Laguardia, ubicado en la mencionada metrópolis estadounidense, que en esta historia, además de Internacional, es Interestelar pero, al igual que la versión de nuestro mundo, parece estar en un perpetuo estado de construcción en curso que no parece vaya a concluir algún día.
Conforme avanza el embarazo de Future descubrimos un poco acerca de su pasado, la historia de su familia, y la forma en que se desarrolló su relación con el padre de su bebé, al tiempo que exploramos la nueva dinámica de una sociedad dividida entre quienes aceptan la presencia de los nuevos visitantes con los brazos abiertos y aquellos que por ignorancia o prejuicio preferirían verlos fuera de su país. Aquí cobra relevancia el papel de su abuela, quien proporciona más contexto al tema de los abusos de parte de las autoridades migratorias.
Laguardia es una miniserie de cuatro números, obra de Nnedi Okorafor, aclamada escritora que ha ganado los premios Hugo, Nebula y World Fantasy Award, quien además ha escrito cómics como Black Panther: Long Live the King, Shuri, y Wakanda Forever, en colaboración con Tana Ford, artista a quien probablemente ubiquen por su trabajo en Silk, para Marvel Comics. La serie fue publicada en 2019 por Berger Books, sello que opera a través de Dark Horse Comics y el cual es curado y editado por la legendaria Karen Berger, editora fundadora de Vertigo.
Okorafor se suma a la larga tradición de la ciencia ficción de explorar temas de actualidad al extrapolarlos a otros mundos y entornos, y realiza un análisis de temas como inmigración, racismo y prejuicio, tan relevantes hoy día, y los presenta en contraposición a conceptos como amabilidad y tolerancia, y recalca la importancia de la familia, tanto biológica como adoptada. La autora lidia de forma elegante con estos temas, y se apoya en una sólida construcción de personajes y locaciones para asegurar su impacto, e incluso se da tiempo de añadir contexto al repasar la historia de represión e intolerancia que persiste todavía en Nigeria.
Mención aparte merecen los nombres adoptados por la mayoría de sus alienígenas, que aportan un nuevo contexto a algunas situaciones en la historia. Por cierto, es importante apuntar que en inglés se usa la misma palabra, alien, para referirse a extranjeros y extraterrestres, lo que hace aún más evidentes algunos de los temas presentados.
En cuanto al arte, Tana Ford tiene un estilo muy limpio pero con un ojo fino para el detalle, y su trabajo ayuda a dar vida a la historia sin importar si muestra extraños seres o humanos comunes. Sus cuidadosas expresiones faciales también adquieren un valor especial ante la fuerte carga emocional de la historia, y lo que hace con LetMe, que no tiene facciones y sólo se expresa a través de los ojos es digno de resaltar. La vibrante paleta de color de James Devlin es el complemento perfecto para dar los toques finales a un cómic muy estético y atractivo.
En resumen, Laguardia es una entretenida y emotiva historia de ciencia ficción con tintes de sátira que pone de manifiesto la estupidez que existe detrás del racismo y discriminación, contada con gran corazón y conjuntando sus elementos africanos y occidentales de una forma admirable. Sin duda se trata de una lectura bastante recomendada.