Por Jorge Tovalín
¿Qué es lo que nos comunican nuestros sueños? ¿Buscan advertirnos de algo o sólo son una válvula de escape para las preocupaciones cotidianas? ¿Pueden acaso lastimarnos? ¿Qué tanto deberíamos hacerles caso?
Escrito y dibujado por Heinzy Cruz, la historia de Sueños del Psiconauta nos presenta a Juan, un hombre aparentemente común que sufre de pesadillas recurrentes. Tras un ataque de pánico durante una cita a ciegas con una bella rubia, corre despavorido a casa de Nora, una atractiva psiquiatra que le sirve de salvadidas emocional y sexual. Al día siguiente, Juan recibe la visita de su amigo Alex, quien le da a comer un pastelillo alucinógeno que dispara aún más sus pesadillas. Es entonces que la verdadera historia de Sueños del Psiconauta comienza.
Tras consumir el bocadillo y experimentar otro de sus sueños extraños, Juan despierta tirado en la calle, donde es abordado por Barry, una especie de calamar volador con cabeza de humano, quien aparece justo a tiempo para advertirle del peligro que corre, ya que una terrible criatura de origen psíquico (que se materializa a sólo unos metros, al tomar el lugar de un transeúnte cualquiera, como lo haría el Agente Smith en The Matrix) viene tras él. Después de quitarse de encima al monstruo, Barry explica a Juan que muchos otros de estos seres, procedentes de otro plano de existencia y conocidos como Los Galimatenses, buscan trasladarse al mundo “real” para consumirlo simplemente porque sí.
Lamentablemente, en su tercer número, Sueños del Psiconauta presenta varias inconsistencias, ya que Juan, cuyo oficio y pasado se había ignorado desde el inicio, resulta ser una especie de genio tecnológico que de una página a otra se revela como un investigador, académico y exmilitar, quien a lo largo de dos meses construye un gigantesco armatoste que le permitirá rastrear a Los Galimatenses y ponerles el alto. Tras activarlo, decide utilizar su antiguo uniforme militar (una mezcla de ninja-luchador-superhéroe) y lanzarse a la batalla con dos espadas, obsequio de su mejor amigo, fallecido en Oaxaca (¿?).
El lector podría interpretar que todo es un debraye y que desde el momento en que Juan ingirió el dichoso cupcake hemos sido testigos de un sueño, como indica el título. Será cosa de esperar la publicación de la segunda mitad de la historia para ver si su creador busca darle coherencia o si prefiere inclinarse hacia algo más deschavetado.
Publicado a todo color bajo el sello The Comics Net.com, Sueños del Psiconauta tiene un saborcito que nos recuerda a cintas como They Live y Total Recall (basadas a su vez en cuentos de Ray Nelson y Philip K. Dick) lo que puede ser atractivo para los amantes de la ciencia ficción. El dibujo es cumplidor, pero la calidad de los fondos deja mucho qué desear y es un distractor que no puede pasarse por alto. De forma paradójica, la extravagancia (voluntaria o no) de esta aventura es lo que puede mantener el interés de quienes deseen conocer el desenlace de la creación de Heinzy Cruz, admirador de la obra de Lovecraft y Moebius.
Con un muy buen manejo del color a cargo de Ulises Arreola, colaborador de los principales sellos editoriales de comic estadounidense, y la supervisión editorial de Eddie Berganza, Sueños del Psiconauta debutó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2019. Tras ello se han publicado dos capítulos más (de seis planeados), el más reciente en el marco de La Mole 2020, realizada en marzo, justo cuando México estaba a unos días de entrar en cuarentena por motivo del Covid-19.
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