Por Carlos R. Bernal. Publicado originalmente en Comikaze #34 (marzo de 2018)
Si en Marvels (1994) el escritor Kurt Busiek nos mostró cómo sería vivir en el universo de La Casa de las Ideas desde el punto de vista del hombre común, en Astro City (1995) nos sumergió de lleno en esa visión. Ya fuese desde la perspectiva de un héroe, un criminal de poca monta o una oficinista, fuimos llevados de la mano por las calles y rincones de una ciudad para ser testigos de las maravillas y peligros propios de vivir en un mundo donde existen tanto héroes como villanos.
Samaritan, Confessor y The First Family pueden ser nombres desconocidos, pero son personajes basados en arquetipos superheroicos a través de quienes podemos reconocer las grandes sagas y personajes que hemos leído toda la vida y trasladar sus historias a esos universos que nos son tan familiares.
Las portadas hiperrealistas de Alex Ross sembraron la semilla de cómo lucirían los superhéroes en un mundo real, pero Busiek, asistido por el arte de Brent Anderson, la hizo germinar y florecer. Astro City demostró que las personas comunes importan (aunque estén hechas de tinta y papel) y que cualquiera puede tener una vida con tantas o más tragedias y victorias que las de aquellos seres extraordinarios con los que conviven.
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