Torso: Un crimen sin resolver

Por Rubén Martínez con Alberto Calvo

Antes de que Brian Michael Bendis se volviera mundialmente famoso con su Ultimate Spider-Man, él junto con Marc Andreyko crearon Torso, uno de los mejores cómics de género noir con tintes de horror, mismo que emerge como algo distinto, con un estilo único y minimalista que representa la esencia detrás de esta historia verdadera.

Situada en la década de los 30, la historia trata sobre el caso real del Asesino de los torsos de Cleveland (quien nunca fue atrapado), y nos presenta a un reconocido Eliott Ness, quien llega a Cleveland para convertirse en el director de seguridad pública, con la misión de luchar contra la corrupción y el crimen en la ciudad, luego de haber logrado en Chicago la captura de Al Capone.

La historia nos muestra cómo, desde los rincones más recónditos de la ciudad, surge un temible asesino serial, pero a diferencia de From Hell, de Alan Moore y Eddie Campbell, en Torso nos sumergimos en una experiencia más real que busca mostrar cómo ocurrieron los hechos reales, e incluso, en el tomo recopilatorio de la obra, se incluyen como extras fotos, cartas, periódicos y otros artículos relacionados con el caso.

Esto hace aún más disfrutable el ejercicio de lectura, con un dibujo sencillo pero bien ejecutado, presentado en blanco, gris y negro (lo que va perfecto con el género) y mezclado con fotografías, lo que por momentos lo convierte en una muy primitiva combinación de comic y fotonovela. Aunque Andreyko participó como coguionista, me atrevo a decir que esta obra pertenece más a Bendis, ya que es él quien lo ejecuta casi en su totalidad, en uno de esos contados trabajos donde también dibuja el cómic.

El arte puede parecer inexpresivo, pero no lo es. Las expresiones aparecen justo en los momentos exactos, y lo inexpresivo va de acuerdo con la atmósfera. Se trata de la búsqueda de un asesino en serie, así que hay caras largas, tristes y melancólicas que logran transmitir el sentimiento a través de las viñetas. En ocasiones éstas se contraen, o hay algún splash de dos páginas, e incluso tendrás que girar el cómic y ponerlo de cabeza o de lado, lo que visualmente resulta en una experiencia por demás interesante.

Más allá del crimen, destaca la forma en que la historia muestra el contexto de la época: la excesiva corrupción presente en la ciudad, las clases sociales claramente marcadas y divididas, y el desprecio de la sociedad hacia las homosexuales, lo que da a la obra una cierta cualidad atemporal, pues esas mismas situaciones continúan presentes hasta nuestros días, lo que nos lleva a pensar que si el asesino volviera ¿qué impediría que se repitieran los hechos?

El guion hace un gran trabajo, y en ocasiones incluso juega con los textos, no tan maleables como el dibujo, pero mediante un interesante uso tanto del lenguaje propio de la época con el lenguaje médico usado, por ejemplo, en las autopsias, y la frecuente omisión de cuadros de texto, con lo que a veces basta con observar a los policías que, como en cualquier serie del género, se muestran llenos de inseguridades, miedos y secretos.

Al final, Torso resulta una especie de documental que combina elementos de horror, suspenso psicológico y fotonovela, pero presentado como cómic, lo que lo vuelve una experiencia única. En sus páginas, Bendis y Andreyko nos presentan un mito a la altura del de Jack el destripador, en una de esas raras ocasiones en que la realidad supera a la ficción.

Ésta es una historia muy humana que con el paso de los años fue quedando en el olvido. En su momento existió la intención de hacer una película, aunque nunca se llevó a cabo. Cabe recordar que esta obra ganó en 1999 el premio Eisner en la categoría Excelencia en cómics, talento merecedor de un más amplio reconocimiento, que resume a la perfección el trabajo de Bendis y Andreyko.

De hecho, el verdadero crimen sin resolver en este caso es… ¿por qué no la has leído aún?