Por Miguel Ángel Hernández, con Alberto Calvo
El cómic europeo está lleno de historias que se mueven en géneros distintos a los que nos tiene acostumbrados la industria estadounidense, y el uso de un formato distinto, sumado a las características estéticas propias del mercado europeo, resulta en un una refrescante experiencia para los lectores.
Rapaces, de Jean Dufaux y Enrico Marini, es una mezcla de suspenso con novela policíaca. La historia se centra en un par de policías que investigan crímenes extraños en torno a un grupo de vampiros. El relato se desarrolla en la ciudad de Nueva York y los protagonistas son Victoria Lenore y Benito Spiaggi. Existe además una organización oculta liderada por los vampiros originales, dirigidos por Do Santo, quienes buscan sobrevivir de cualquier modo a la crisis actual, con su raza debilitándose. A su vez, los policías son cazados por Drago y Camilla, dos hermanos vampiros, descendientes de una familia vampírica de abolengo que alguna vez formó parte de esta organización.
Jean Dufaux y Enrico Marini tienen esa magia que muy de vez en cuando se ve en las viñetas. Con un dinámico trazo y una capacidad narrativa sorprendente y cinematográfica, el trabajo de ambos se fusiona a tal grado que el lector no tiene más que agradecimiento al ver la obra. Ambos autores son muy reconocidos y respetados en el panorama europeo de la historieta.
Por un lado, muchos han descrito el estilo de Marini como una combinación entre la dinámica técnica del manga, el realismo cinematográfico de la historieta europea y lo detallista del dibujo nipón, y eso es sólo en lo que se refiere a su trazo. porque en el color, Marini sencillamente es punta de lanza. El artista colorea siguiendo estrictamente una regla: dejar al personaje central de la viñeta en un papel protagónico.
Así, aunque los colores dicten la ambientación, el protagonista siempre está en contraste con el fondo, y no me refiero al color propiamente dicho, sino a la forma en que éste está aplicado, pues de algún modo deja que el personaje tenga una chispa especial mientras que el fondo queda como una figura más fría, pero no en segundo término, algo que sólo encontrarías en la buena fotografía de una película.
Por el otro lado, Dufaux es un guionista muy dinámico que siempre lleva muy buen ritmo y sabe cuándo ser vertiginoso. Sus escenas de acción son esplendidas, y sabe sacar jugo a sus personajes en historias costumbristas con diálogos bien desarrollados. Si hay algo de lo que podría cojear en su trabajo, es que a veces le falta tener finales más cerrados, más consistentes.
Publicada originalmente en francés por la prestigiada editorial Dargaud, esta colección fue traducida al español por el sello Norma, conocido por la elevada calidad de sus publicaciones y al que agradecemos ser el principal responsable de abrir las puertas del cómic franco-belga a los lectores de habla hispana. La misma editorial española publicó un tomo integral, que contiene en un solo volumen la historia entera.
En resumen, Rapaces es una interesante historia hermosamente contada, con una elegante estética, propia de algunas de las mejores obras del medio, y como cualquiera de éstas se trata, sin duda alguna, de una excelente adición a la colección de cualquier lector en busca de experiencias nuevas y de calidad.